Resumen
La aplicación de las corrientes diadinámicas o de Bernard fue desarrollada en la década de los años treinta; en ese entonces se les mal llamó gálvano-farádicas ya que si bien Bernard partió de una corriente alterna de red, al rectificarla, en realidad se trata de corrientes galvánicas: una modulada en combinación con otra unidireccional o directa.
Estas corrientes poseen la cualidad de provocar un marcado efecto analgésico, en especial las cuatro primeras aplicaciones; son perfectamente toleradas por los pacientes y no tienen ninguna acción secundaria nociva.
Las corrientes diadinámicas son variables, sinusoidales no alternas, rectificadas en semionda y en onda completa; de baja frecuencia (entre los 50 y 100 Hertz), con intensidades también bajas, con modulación de la frecuencia e intensidad, y que por sus características y propiedades biofísicas pueden ser aplicadas sobre lesiones y patologías de muy diversa índole. Tienen una base de corriente galvánica unidireccional o directa de baja intensidad, entre dos y tres miliamperes, y su aplicación va a estar dada según el criterio profesional; para algunos autores ésta corresponde al 10 o 20% de la intensidad de la corriente diadinámica elegida para su aplicación.
Mecanismo de acción
Fiedler ha demostrado que la piel expuesta a terapia con corrientes diadinámicas aumenta su temperatura en un rango de entre 1º y 3ºC. En la actualidad se acepta la teoría de Kern, quien sostiene que la acción analgésica se debe a la excitación eléctrica sin perjuicio de la conducción nerviosa:
a- Por las acciones polares de la corriente galvánica
b- Por su efecto antiálgico vía sensitiva.
Por su acción galvánica, tienen un efecto sobre la circulación y las reacciones electrolíticas en los líquidos orgánicos. Probst sostiene que todo el mecanismo se debe a una acción simpática y comprobó que, mediante la resorción de radioisótopos, las corrientes diadinámicas no sólo influyen en la circulación superficial sino también en la profunda.
Monod interpreta que la manifiesta actividad vasomotora determina la desaparición de edemas intercelulares y, de acuerdo con las ideas de Leriche, se produce una disminución del dolor por el marcado efecto antiinflamatorio. Asimismo, se produce un efecto excitante o sedante, según la polaridad que se utilice.
Por su efecto antiálgico sensitivo, aparece una respuesta (enmascaramiento) sobre el sistema nervioso sensitivo y otra sobre el motor. La sensación que produce la aplicación de corrientes diadinámicas es diferente a la de la corriente galvánica: al aplicar las primeras, las terminaciones nerviosas sensitivas tenderán a acomodarse al efecto sensitivo y a establecer un umbral de sensibilidad más alto de lo habitual; así también se interfieren los estímulos dolorosos, reduciendo su intensidad como consecuencia de la inhibición en las formaciones reticulares medulares. Por último, si los estímulos son intensos, se produce una respuesta de analgesia procedente de los centros nerviosos cerebrales.
El efecto analgésico se debe a la acción de las modulaciones Monofásica, Difásica, de Cortos Periodos y de Largos Periodos. El objetivo es interferir en la conducción de impulsos dolorosos durante la terapéutica. Debido a que el sistema nervioso tiende a acostumbrarse a los estímulos homogéneos y de larga duración, la solución para este problema estaría dada por la aplicación de corrientes que no sean homogéneas y duraderas, como lo expresa Bernard, diseñando para ello las modalidades de Cortos Periodos y Largos Periodos y evitar de esta manera el efecto de habituación durante la terapia con corrientes diadinámicas.
Tanto el componente galvánico como el diadinámico generan reacciones vegetativas que, como se comprenderá, no se observan debajo de los electrodos, pero sí por otros mecanismos secundarios, los cuales revierten su acción sobre los núcleos de la base del cerebro, donde probablemente se desencadenen respuestas neurohormonales inhibitorias.
Por su acción antiálgica-motora, debido a que son corrientes compuestas por impulsos, se desencadenan contracciones que benefician al paciente y evitan daños no deseados. De ésto surge que si aplicamos las modalidades Monofásica y Difásica durante un tiempo determinado y producimos una contracción muscular, sin darle tiempo al músculo para que se relaje, le causaremos fatiga. Pero si aplicamos las mismas corrientes con intensidades suficientes como para estimular al sistema sensitivo y no al motor, obtendremos el efecto sensitivo buscado y a la vez evitaremos la inducción motora no deseada.
Algunas veces es necesario que un músculo se contraiga para acelerar la circulación de líquidos intramusculares y de la zona. Es necesario tener presente que la duración del efecto terapéutico de las corrientes diadinámicas va a depender de la agudeza o cronicidad de la afección, del tipo de lesión, del inicio del tratamiento y de la correcta dosis kinésica, que puede ser desde unos minutos hasta horas; incluso con una sola sesión se pueden obtener resultados satisfactorios y definitivos.
Existe un círculo vicioso con relación al dolor agudo y crónico que está dado de la siguiente forma:
El dolor se acompaña de una contractura muscular que nos da como respuesta una isquemia, con la consiguiente presencia de catabolitos e inflamación, que se traduce en edema y fibrosis, dando origen a más dolor (aunque como sabemos, no siempre sigue este orden). Nuestro objetivo es la ruptura o corte de los tres efectos fundamentales. La estrategia para luchar contra cada síntoma que encontramos en diversos procesos patológicos, se define a continuación:
Tipos de corrientes
1. Difásica Fija DF
2. Monofásica Fija MF
3. Cortos Períodos CP
4. Largos Períodos LP
Figura 1. Modalidad Difásica Fija, DF (Diphase Fixe)
Es una corriente rectificada en onda completa (Figura 1), con una frecuencia de 100 ciclos por segundo. Se caracteriza por presentar impulsos de 10 milisegundos, sin pausa entre uno y otro. Es apropiada sobre todo para el tratamiento inicial precedente a la aplicación de otras cualidades de corriente, así como para el tratamiento de trastornos circulatorios periféricos funcionales; Bernard y sus colaboradores han recomendado en primer término la aplicación de esta cualidad de corriente sobre los ganglios vegetativos, preferentemente el simpático (ganglio estrellado, cervical, etc.) para influir trastornos vegetativos.
Bajo el efecto de la modalidad DF, el paciente percibe la sensación de una fibrilación cosquillosa, que desaparece súbitamente en tanto no aumente la intensidad de corriente (elevación del umbral de excitación). En parte, el paciente tiene la impresión de que los electrodos se están moviendo sobre la piel o que casi pierden contacto con ella.
Indicaciones
• Atrofia refleja de Sudeck (osteoporosis postraumática, que es una degeneración de los tejidos en una determinada parte del cuerpo)
• Acrocianosis (trastornos circulatorios periféricos con coloración azulada permanente de manos y pies, sin alteraciones tróficas, debido a trastornos endocrino simpáticos)
• Enfermedad de Raynaud (ataques de angiospasmos, especialmente localizados en dedos)
• Trastornos vasculares espasmódicos
• Endoarteritis obliterante
• Hemicránea (cefalálgia vasomotora)
• Varicosis
• Arteritis de cualquier etiología.
Figura 2. Modalidad Monofásica Fija, MF (Monophase Fixe)
Es una corriente rectificada en semionda (Figura 2), con una frecuencia de 50 ciclos por segundo. Presenta impulsos de 10 milisegundos y una pausa de igual duración. Es indicada para la estimulación no específica del tejido conjuntivo y para el tratamiento de condiciones dolorosas espasmódicas bajo previa aplicación de la forma DF.
Con la modalidad MF el paciente percibe una fuerte vibración, como si la corriente fuese penetrante y tenaz. Esta sensación es provocada por la corriente continua (como consecuencia de una intensidad constante), por un tiempo mucho más prolongado en comparación con la DF.
Indicaciones
• Hipertonías
• Calambres
• Contracturas.
Figura 3. Modalidad Cortos Perídos, CP (Courtess périodes)
Se caracteriza por presentar un segundo de la modalidad DF y uno de la MF, sin período de pausa entre una y otra (Figura 3). Es ideal para el tratamiento de dolores no espasmódicos, condiciones consecutivas a un traumatismo romo y a trastornos tróficos. Según Bernard, esta modalidad terapéutica está contraindicada en caso de existir una propensión a espasmos de los músculos lisos.
El paciente percibe claramente la diferencia entre el período monofásico y el difásico. En el difásico el paciente nota un leve temblor, el cual declina rápidamente cuando la intensidad de corriente no es variada; mientras que en el período monofásico percibe una fuerte vibración rítmica de los músculos.
Indicaciones
• Contusiones
• Entorsis
• Distensiones músculo tendinosas
• Luxaciones o subluxaciones
• Periartritis escapulohumeral
• Neuralgias (trigémino, facial, occipital, glosofaringea, etc.)
• Herpes Zoster
• Trastornos circulatorios (previa aplicación de DF).
Se caracteriza por presentar 10 segundos de MF y cinco de DF, donde una semionda es modulada en intensidad desde un valor mínimo hasta un valor máximo (Figura 4).
Figura 4. Modalidad Largos Períodos, LP (Longues Périodes)
Se identifica por su efecto analgésico particularmente favorable y persistente. Es aplicado en primer término para el tratamiento de mialgias, tortícolis, etc., y para diferentes neuralgias (igual que CP). Según Bernard, esta modalidad es indicada para la terapia de atonías y ptosis de los órganos abdominales.
Con esta cualidad de corriente el paciente percibe en forma no tan abrupta la diferencia entre el período difásico y el monofásico. La pronunciada sensación vibratoria del período monofásico es alternada por el efecto de cosquilleo del difásico, que aumenta y disminuye con relativa lentitud.
Indicaciones
• Cervicálgias
• Dorsalgias
• Lumbalgias
• Cervicobraquiálgias
• Lumbociáticas
• Tortícolis
• Neuralgias (trigémino, facial, etc.)
• Neuritis.