Evaluando resultados

Confirman la utilidad de la pregabalina para reducir el uso de benzodiazepinas

Luego de iniciar el tratamiento con pregabalina o gabapentín, el 15% a 29% de los sujetos estudiados abandonaron el consumo de benzodiazepinas.

Autor/a: Dres. Bramness J, Sandvik P, Engeland A, Skurtveit S

Fuente: Basic & Clinical Pharmacology & Toxicology 107(5):883-886, Nov 2010

Introducción

La pregabalina y el gabapentín son compuestos derivados del ácido gamma aminobutírico (GABA) y comparten efectos antiepilépticos, analgésicos y ansiolíticos. En Noruega, ambas drogas están aprobadas para el tratamiento de la epilepsia y el dolor neuropático. Además, la pregabalina está aprobada para el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada. A pesar de su estructura química similar al GABA, la pregabalina y el gabapentín no tienen efectos gabaérgicos. Ambos fármacos inhiben la actividad de la subunidad alfa2-delta de los canales de calcio presinápticos dependientes del voltaje y provocan así una disminución del influjo de calcio en respuesta a los potenciales de acción, disminuyendo la liberación de varios neurotransmisores excitatorios, incluso el glutamato.

A pesar de sus propiedades farmacológicas, la similitud estructural de ambos compuestos con el GABA ha suscitado preocupación por el posible potencial de abuso y dependencia. La American Drug Enforcement Administration clasificó la pregabalina como sustancia controlada de clase V.

Clínicamente, existe la necesidad de disponer de ansiolíticos de bajo potencial adictivo. En esta línea, la pregabalina podría ser utilizada como un sustituto seguro para las benzodiazepinas. Además, existe información que indica que el gabapentín podría ser útil para reducir el consumo y la compulsión (craving) en pacientes con dependencia al alcohol. Asimismo, una descripción de casos sugirió que la pregabalina sería adecuada para el tratamiento del síndrome de abstinencia a las benzodiazepinas.

El objetivo del presente estudio fue determinar si la administración de pregabalina reduce el consumo de benzodiazepinas mediante la investigación de las prescripciones para cada paciente individual. El gabapentín se usó como fármaco comparador.

Materiales y métodos

La información fue recolectada de la Norwegian Prescription Database, que incluyó datos de las prescripciones de fármacos expendidos en farmacias de todo el país. Se estudiaron todos los sujetos de 18 a 69 años a los que se vendió al menos una vez pregabalina o gabapentín en el período comprendido entre el 1 de enero de 2004 y el 31 de diciembre de 2007. Los individuos fueron divididos en distintos grupos: el primero, conformado por pacientes con trastornos psiquiátricos; el segundo, con pacientes epilépticos; el tercero, con individuos con dolor neuropático y, el cuarto, con sujetos que no cumplían ninguno de los criterios anteriores (consumidores no específicos).

La tasa de prevalencia de consumo para cada sustancia (número de usuarios cada 100 habitantes) se calculó con datos provenientes del censo poblacional.

Para estudiar el impacto del inicio de la terapéutica con pregabalina o gabapentín sobre el consumo de benzodiazepinas se identificaron los usuarios nuevos, es decir, aquellos sujetos que comenzaron a utilizar pregabalina (n = 12 704) o gabapentín (n = 3 603) entre enero de 2005 y junio de 2007 y que recibieron al menos 2 prescripciones durante ese período. Se cuantificó la cantidad de benzodiazepinas dispensadas durante los 182 días previos o posteriores a la primera prescripción de pregabalina o gabapentín.

Resultados

Durante el período de observación, 27 932 individuos, con edades comprendidas entre los 18 y 69 años, recibieron al menos una prescripción de pregabalina y 13 900 fueron asignados al menos a una prescripción de gabapentín. La edad promedio de los usuarios de pregabalina fue de 50 años; el 58% eran mujeres. La distribución por sexo y edad fue similar para el gabapentín.

Entre los sujetos que consumían benzodiazepinas antes de recibir la prescripción de pregabalina o gabapentín, el 70% continuó recibiendo benzodiazepinas en todos los grupos. Del total de individuos que no utilizaban benzodiazepinas antes de la prescripción de pregabalina o gabapentín, la proporción de sujetos que comenzó a consumir benzodiazepinas fue del 14% a 21% para todos los grupos. La dosis promedio de benzodiazepinas, antes de comenzar el tratamiento con pregabalina o gabapentín, fue 5 a 10 veces menor en los sujetos que abandonaron las benzodiazepinas respecto de aquellos que continuaron consumiendo benzodiazepinas.

En el grupo de pacientes psiquiátricos que utilizaban benzodiazepinas y comenzaron a recibir pregabalina, se observó una reducción promedio del 48% en el consumo de benzodiazepinas en el período de 6 meses luego de iniciar el tratamiento con pregabalina. También se halló una disminución en el consumo de benzodiazepinas en el grupo de consumidores inespecíficos de pregabalina.

Discusión

Los autores señalan que en este estudio demostraron que luego de iniciar el tratamiento con pregabalina o gabapentín, el 15% a 29% de los sujetos estudiados abandonaron el consumo de benzodiazepinas. Este grupo recibía, en promedio, menos dosis de benzodiazepinas que los que continuaron  el consumo, lo que indica que es más fácil el abandono de las dosis menores de benzodiazepinas. En el grupo que continuó consumiendo benzodiazepinas, aquellos con trastornos psiquiátricos que comenzaron a recibir pregabalina redujeron el consumo de benzodiazepinas en un 48%, en tanto que los consumidores no específicos lo redujeron un 39%. En los grupos restantes, la disminución del consumo de benzodiazepinas fue menor.

Una interpretación posible señala que la pregabalina, pero no el gabapentín, permitiría reducir las dosis de benzodiazepinas en pacientes con trastornos de ansiedad, como lo han indicado otros autores en estudios previos.

Los investigadores señalan algunas limitaciones del estudio: por ejemplo, que la base de datos utilizada no incluyó los fármacos administrados en individuos hospitalizados y que la información respecto de los diagnósticos o la gravedad de los trastornos tampoco estuvo disponible. Por otro lado, no se conocen datos acerca de si la medicación dispensada fue usada o no; algunas veces, el uso puede haber sido esporádico.

Una de las ventajas que mencionan fue incluir las drogas expendidas y no sólo las prescriptas, tanto por médicos generalistas como por especialistas. Por otro lado, el estudio aportó información específica en relación con el sexo y la edad de toda la población noruega.

Los autores concluyen que los beneficios del uso de pregabalina o gabapentín para reducir el uso de benzodiazepinas deberían ser sopesados en relación con el potencial de abuso para estas drogas, que permanece en duda.

♦ Artículo redactado por SIIC –Sociedad Iberoamericana de Información Científica