Introducción y objetivos
El trastorno depresivo mayor (TDM) es un factor de riesgo cardiovascular y de mortalidad posterior al infarto de miocardio. Asimismo, la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular entre los pacientes con TDM es elevada. Tanto la aparición de eventos cardiovasculares como la incidencia de TDM se relacionaron en forma inversa con el consumo de los ácidos grasos (AG) omega-3 eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA). Estos AG son necesarios para el neurodesarrollo, influirían sobre el envejecimiento celular y desempeñarían un papel fisiopatológico respecto de la depresión. Su consumo se asoció con la disminución de los eventos cardiovasculares graves y con la mejoría de la depresión, aunque la información al respecto es heterogénea; en cambio, no se halló una asociación entre el tratamiento antidepresivo y la disminución significativa del riesgo cardiovascular.
El índice omega-3 indica el nivel de DHA y de EPA. Su correlación con el riesgo de eventos cardiovasculares es inversa. Asimismo, existiría una asociación entre la disminución del nivel de AG omega-3 y la vulnerabilidad para presentar TDM y otros trastornos. De todos modos, aún debe evaluarse la relación entre el índice omega-3 bajo y el riesgo de TDM.
El objetivo del presente estudio fue comparar los pacientes con TDM frente a los individuos sanos en términos de factores de riesgo cardiovascular y el índice omega-3. En segundo lugar, se evaluó la asociación entre la interleuquina 6 (IL-6) y el índice omega-3.
Pacientes y métodos
Se incluyeron 86 pacientes internados con TDM de gravedad moderada y 80 individuos sanos con una media de 49.9 y 50.6 años, respectivamente. Los pacientes eran adultos y debían presentar depresión unipolar y un resultado de al menos 17 puntos en la 17-item Hamilton Depression Rating Scale (HDRS-17). El episodio depresivo debía tener una gravedad al menos moderada. Al inicio del estudio se efectuaron análisis de laboratorio de rutina, se evaluó la historia clínica y se llevó a cabo un examen físico. Luego de un período de lavado de 3 días como mínimo antes de la obtención de muestras de sangre, los pacientes recibieron tratamiento con antidepresivos. Con el fin de evaluar el cuadro depresivo y la respuesta al tratamiento se aplicaron las escalas HDRS-17, Montgomery-Åsberg Depression Rating Scale y Clinical Global Impressions-Improvement y el Beck Depression Inventory.
Los participantes fueron evaluados para determinar el índice de masa corporal (IMC), la circunferencia de abdomen y cadera, la presión arterial y el tabaquismo. Las muestras de sangre para medir el nivel de AG omega-3 se tomaron a las 8 en condiciones de ayuno, tanto al inicio del tratamiento como al momento del alta. La composición eritrocitaria de AG fue analizada mediante la metodología HS-Omega-3 Index. Los resultados se expresaron como porcentaje de EPA y de DHA frente a la totalidad de AG identificados. Por último, el nivel de IL-6 se valoró mediante enzimoinmunoensayo (ELISA).
Resultados
Los pacientes con depresión presentaron riesgo elevado de síndrome metabólico en comparación con el grupo control. Concretamente, la glucemia en ayunas y la trigliceridemia fueron significativamente más elevadas entre los pacientes con depresión en comparación con los controles sanos. La medición del IMC y la circunferencia abdominal también arrojó valores superiores para los pacientes con depresión, en tanto que el nivel de colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad fue significativamente inferior en estos pacientes. De todos modos, el síndrome metabólico sólo tuvo lugar en 2 pacientes con depresión y en 2 integrantes del grupo control.
El 43% de los pacientes no recibía psicofármacos al inicio del estudio, en tanto que el 7% empleaba antipsicóticos atípicos destinados a potenciar el tratamiento antidepresivo. Los antipsicóticos atípicos administrados fueron aripiprazol, risperidona y olanzapina. Mientras que el primero no genera aumento significativo del riesgo de síndrome metabólico, la risperidona y la olanzapina aumentan este riesgo en forma moderada y alta, respectivamente. El 38.4% de los pacientes recibía antidepresivos; de ellos, el 22.1% y el 20.9% estaban tratados con mirtazapina o amitriptilina, respectivamente. Estas drogas aumentan el riesgo metabólico. En general, los pacientes tratados con psicofármacos recibían una combinación de drogas. El tabaquismo fue más frecuente entre los pacientes con depresión.
El índice omega-3 fue significativamente inferior entre los pacientes con TDM en comparación con el grupo control. Este resultado coincidió con la diferencia entre ambos grupos en términos de muerte súbita de origen cardíaco. Esto también se verificó al analizar los niveles de cada AG por separado. La obtención de respuesta o remisión no modificó el nivel de AG omega-3. Asimismo, el nivel de respuesta no influyó significativamente sobre el nivel de AG omega-3. Sin embargo, en el momento del alta se observó una tendencia de aumento del índice omega-3 en presencia de respuesta al tratamiento. El tiempo transcurrido hasta la respuesta, la remisión o el alta fue de 30.4 ± 23.3 días, 38.4 ± 25.1 días y 60.2 ± 50.6 días, respectivamente. La respuesta al tratamiento luego de 4 semanas y durante la semana previa al alta tuvo una frecuencia de 41.9% y 76.7%, respectivamente. La concentración de IL-6 fue elevada en presencia de niveles bajos del índice omega-3. Por último, no se halló una correlación entre el nivel de IL-6 y el puntaje de la HDRS-17 al inicio del estudio.
Discusión
Los pacientes con TDM presentaron riesgo metabólico más elevado y un índice omega-3 bajo en comparación con el grupo control. Esto podría vincularse con un estilo de vida inadecuado. A juzgar por la frecuencia de tabaquismo, los pacientes con depresión tenían un estilo de vida inadecuado, en tanto que el grupo control presentó un perfil de hábitos más saludables en comparación con lo esperado según los datos aportados por la Organización Mundial de la Salud. Los autores consideraron que las poblaciones evaluadas fueron representativas de la población de Europa occidental. De todos modos, no es posible precisar el nivel de consumo de AG omega-3 debido a la existencia de diferencias locales al respecto.
La disminución del índice omega-3 constituye un factor de riesgo cardiovascular y es de utilidad como marcador de riesgo cardiovascular en presencia de TDM. En el presente estudio, los pacientes depresivos presentaron aumento del riesgo cardiovascular y disminución del índice omega-3. De hecho, el nivel de DHA fue especialmente bajo entre los pacientes depresivos que habían tenido un cuadro cardiovascular agudo. Es posible que la diferencia entre ambos grupos, en términos del índice omega-3, se haya vinculado con diferencias en la dieta. El aumento de este índice hasta un 8% a 11% podría constituir un objetivo a alcanzar para disminuir el riesgo cardiovascular entre los pacientes con TDM; es necesario contar con estudios al respecto. También sería de utilidad identificar a los pacientes depresivos con un índice omega-3 bajo y evaluar los efectos de la administración de DHA o EPA. Hasta el momento se cuenta con información heterogénea que indica la eficacia del tratamiento con AG omega-3 en pacientes con depresión.
De acuerdo con la información disponible, tanto la disminución del consumo de AG omega-3 como de su nivel se asocian con la presencia de trastornos depresivos. Es posible que el estrés emocional crónico favorezca la degradación de AG poliinsaturados de cadena larga y que el tabaquismo contribuya con la disminución del índice omega-3. De todos modos, la información obtenida en el presente estudio no resultó suficiente para definir el mecanismo de disminución del índice omega-3 observado en presencia de depresión. La asociación inversa entre el nivel de IL-6 y el índice omega-3 coincide con el aumento del riesgo cardiovascular y de la actividad inflamatoria en caso de depresión y con la posible actividad antiinflamatoria de los AG omega-3. Es necesario contar con estudios que permitan evaluar el efecto de la administración de AG omega-3 a los pacientes con TDM en términos de disminución del riesgo cardiovascular. Este tratamiento podría ser de utilidad para potenciar el efecto de los antidepresivos. También se sugiere la importancia de modificar el estilo de vida.
Conclusión
Los pacientes con TDM presentaron un nivel mayor de factores de riesgo cardiovascular y la disminución del índice omega-3 y del nivel de AG omega-3 en comparación con el grupo control. Este resultado coincide con el aumento del riesgo cardiovascular en pacientes depresivos.
♦ Artículo redactado por SIIC –Sociedad Iberoamericana de Información Científica