Introducción
En los últimos 10 a 15 años hemos asistido en forma progresiva al uso de la simulación en la formación de los médicos y de otros profesionales de las ciencias de la salud, en las diferentes etapas (grado, postgrado y formación continua). Su utilización según veremos se va imponiendo por la práctica más que por la evidencia publicada de sus beneficios. A pesar de ello, la seguridad del paciente durante los períodos de aprendizaje, es una constante impulsora del desarrollo de simuladores. Los cursos de reanimación cardiopulmonar (RCP), son un claro antecedente donde se evidencia un crecimiento de la simulación como técnica de aprendizaje. Los mismos fueron evolucionando en varios aspectos hasta el día de hoy. En un inicio con una gran proporción de clases teóricas sobre las de práctica, con diapositivas no digitalizadas, hasta las presentes ediciones donde se utilizan técnicas multimediales y se ubica a la simulación como una parte fundamental del programa.
Definiciones, conceptos y alcances generales
La simulación médica desafía hacia un cambio de los paradigmas de aprendizaje. Es un “contrato de ficción” (Dieckmann, P.) entre el alumno, el docente y el simulador. Es el ambiente, el paciente simulado y las actividades del educador, asesor y/o facilitador. Este último debe correrse del protagonismo de otras épocas hacia un costado de observador y guía. Para ello es necesario que los docentes se capaciten hacia las “nuevas” técnicas de simulación clínica para poder usufructuar lo más eficientemente posible al simulador y conducir al alumno hacia los objetivos prácticos planteados.
Los principales aspectos positivos de la simulación médica son el acortamiento en la curva de aprendizaje y fundamentalmente la MAYOR SEGURIDAD para el paciente.
Modelos de enseñanza – aprendizaje. ¿No es hora de cambiar las técnicas?
Podemos definir el aprendizaje como el proceso mediante el cual se adquieren nuevas habilidades, conocimientos, conductas, instalación y reforzamiento de valores, como resultado del análisis, de la observación y de la experiencia. Existen diversos enfoques para llegar a los objetivos.
El rol del docente tradicional: Se basa en la comunicación vertical que sitúa al mismo por encima del alumno asumiendo la figura o el rol de emisor activo de las situaciones y los contenidos. Consiste en modificar las conductas de sus alumnos en el sentido deseado, proporcionándoles los estímulos adecuados en el momento oportuno.
Principales características de la metodología docente constructivista: En el enfoque pedagógico esta teoría sostiene que el conocimiento no se descubre, se construye: el alumno construye su conocimiento a partir de su propia forma de ser, pensar e interpretar la información. Desde esta perspectiva, el alumno es un ser responsable que participa activamente en su proceso de aprendizaje.
El aprendizaje constructivista subraya “el papel esencialmente activo de quien aprende”. El aprendizaje con simuladores es de tipo experiencial (constructivista). Este tipo de aprendizaje es una poderosa metodología constructivista orientada a la formación y transformación de las personas desde su propia individualidad, sus competencias, su liderazgo y capacidad de toma de decisiones.
En este proceso, no es solo el nuevo conocimiento que se ha adquirido, sino, sobre todo la posibilidad de construirlo y adquirir una nueva competencia que le permitirá generalizar, es decir, aplicar lo ya conocido a una situación nueva.
El constructivismo, se aplica en el trabajo cooperativo muy importante en medicina y máximo en la asistencia de pacientes críticos como la neonatología, la terapia intensiva pediátrica y la guardia de emergencias. De igual forma, la necesidad de la interdisciplina impone actualmente este tipo de enfoque.