Asociación y estigmatización

Variables vinculadas con la relación comórbida entre obesidad y depresión

Se reconocieron algunas variables vinculadas con la asociación entre depresión y obesidad, entre las que se destacan la magnitud de la obesidad, el nivel socioeconómico y la experiencia de estigmatización.

Autor/a: Dres. Preiss K, Brennan L, Clarke D

Fuente: Obesity Reviews 14(11):906-918, 2013

Introducción

La prevalencia mundial de obesidad (definida por un índice de masa corporal [IMC] no menor de 30 kg/m2) se ha incrementado en las últimas décadas, en el contexto de la asociación de esta afección con la enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, la artrosis y el cáncer, entre otras.

Por otra parte, la depresión constituye otra enfermedad de repercusión en términos de salud pública, dado que se considera la causa principal de discapacidad en hombres y mujeres. A semejanza de la obesidad, la depresión se vincula con el incremento del riesgo de diversas afecciones crónicas, como las cardiopatías, la diabetes y el accidente cerebrovascular, así como con una mayor tasa de mortalidad.

La prevalencia de depresión aumenta en las personas obesas; este incremento es motivo de preocupación, dada la elevación del riesgo global de afecciones crónicas asociado con cada una de estas enfermedades en forma independiente.

Asimismo, se postula que la depresión se correlaciona con repercusiones negativas sobre el tratamiento de la obesidad. Por consiguiente, se señala la importancia de una mejor comprensión de la comorbilidad entre la depresión y la obesidad, con el fin de mejorar la prevención y las intervenciones terapéuticas.

De acuerdo con los resultados de estudios recientes y de un metanálisis de los datos disponibles, se verifica una relación bidireccional entre estas enfermedades. En modelos en los cuales se valoraron factores biológicos, conductuales y sociales, se identificó a la magnitud de la obesidad, el sexo y la condición socioeconómica como variables asociadas con la modulación del riesgo de depresión en sujetos obesos.

Se presume que la depresión puede inducir obesidad por medio de vías directas (fisiológicas) e indirectas (psicosociales), con la participación de constructos como:

  • Estrés
  • Disfunción inmunitaria
  • Eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal
  • Cognición negativa
  • Desregulación de la alimentación y del cumplimiento terapéutico inapropiado.

En el presente ensayo se describe una revisión sistemática de la bibliografía relacionada con las variables biopsicosociales que vinculan a la obesidad con la depresión.

Métodos

Se llevó a cabo una revisión de acuerdo con las normativas sugeridas por las normas Preferred Reporting for Systematic Reviews and Meta-Analyses. Se identificaron los estudios informados en las principales bases de datos biomédicos, editados en inglés, en revistas con arbitraje, que incluían participantes de entre 18 y 65 años, sin exclusión en función del año de publicación.

Sólo se consideraron aquellos artículos en los que se habían evaluado correlaciones, factores predictivos, moduladores o mediadores entre la depresión o los síntomas depresivos y la obesidad como criterios de valoración. No se incluyeron los estudios de intervención, dado que no integraban el objetivo de esta revisión.

Se obtuvo información relacionada con las características de la población de estudio, el diseño de los protocolos, las variables de vinculación entre la obesidad y la depresión y los niveles de significación.

Resultados

De los 46 artículos que cumplieron los criterios de inclusión, sólo 2 ensayos fueron estudios longitudinales. Estos 2 protocolos se analizaron en forma diferenciada, en función de una mejor metodología estadística, para la identificación de la potencial relación causal de la asociación entre ambas enfermedades. Se analizaron también los estudios transversales para obtener información adicional acerca de la presunta vinculación entre obesidad y depresión.

Las variables evaluadas incluyeron los parámetros demográficos, la magnitud de la obesidad, la experiencia en la niñez de las conductas relacionadas con la salud, los patrones de alimentación, la salud física, la imagen corporal, la eficacia interpersonal y la experiencia de estigmatización. Cada grupo de variables se analizó para la pesquisa de patrones de asociación, con evaluación de las características del grupo de estudio y los constructos relevantes.

En los 2 estudios longitudinales encontrados se había investigado al sexo como factor moderador de la asociación entre la depresión y la obesidad. En uno de los protocolos se identificó que la depresión fue un factor predictivo del cociente cintura-cadera sólo en mujeres de mediana edad. En el otro ensayo se observó que el antecedente de obesidad representaba una variable que modula la relación entre los síntomas depresivos y la propia obesidad en las mujeres.

Asimismo, en los estudios transversales se intentó definir la repercusión de las variables demográficas sobre la asociación de obesidad y depresión.

En 20 protocolos se analizó el papel del sexo como factor modulador de esta correlación; en 12 de esos ensayos se destacó que el sexo femenino se asoció significativamente con mayor riesgo de comorbilidad entre depresión y obesidad.

Por el contrario, en 8 protocolos en los cuales se estudió el potencial papel del grupo étnico en esta relación, no se reconoció una repercusión significativa, si bien se admitió que la identidad étnica podría asociarse con el vínculo entre obesidad y depresión en subgrupos poblacionales específicos.

La repercusión de la edad sobre la correlación entre depresión y obesidad fue evaluada en 7 estudios transversales, en los que se eligió el trastorno depresivo mayor o los trastornos del estado de ánimo (4 ensayos) o a los síntomas depresivos (3 estudios) como criterios de valoración.

Solo en 2 protocolos se identificó un vínculo entre el grupo etario y esta comorbilidad, dado que los individuos más jóvenes podrían presentar mayor riesgo de obesidad y depresión coexistentes (la edad podría representar un factor de protección contra la asociación de estas enfermedades).

El nivel socioeconómico fue analizado mediante sucedáneos, como el nivel educativo o el ingreso financiero. Los datos disponibles para la educación fueron contradictorios en relación con su vínculo con la obesidad y la depresión; sin embargo, los problemas financieros parecieron asociarse con mayor riesgo de comorbilidad entre estas afecciones.

En cambio, en los 5 estudios en los que se evaluó el estado civil, no se demostraron vínculos entre esta variable y la asociación de depresión y obesidad.

La gravedad de la obesidad como factor asociado con el vínculo entre la obesidad y la depresión formó parte del análisis de 9 estudios transversales. En función de la información obtenida, la magnitud de la enfermedad se correlacionó en forma sistemática con el riesgo de depresión. Asimismo, a pesar de la acentuada variabilidad descrita entre los distintos estudios, la salud física se asoció con la relación entre la obesidad y los síntomas depresivos.

En concordancia, la repercusión de la actividad física como una variable asociada también fue relevante, dado que el ejercicio real y la eficacia percibida durante la actividad física parecen correlacionarse con el vínculo entre la obesidad, por un lado, y los síntomas depresivos o el diagnóstico de depresión, por el otro. Si bien la actividad física parece generar repercusiones sobre la relación entre depresión y obesidad, el sexo constituiría un moderador del impacto de esta variable sobre los síntomas depresivos.

En ese sentido, las alteraciones de la conducta alimentaria, tanto pasadas como vigentes, se asociaron con repercusiones sobre el vínculo entre la obesidad y la depresión. Se destaca que las conductas de alimentación compulsiva representan una variable con probabilidad de alterar esta relación en aquellos sujetos que buscan un tratamiento no quirúrgico de la obesidad. Del mismo modo, las experiencias de estigmatización y la calidad y experiencia de la efectividad interpersonal parecieron asociarse con el vínculo entre la obesidad y los síntomas depresivos.

A partir del análisis de los datos de 5 estudios transversales se postuló que la imagen corporal (en función del peso y la falta de satisfacción con la morfología) se asocia de modo sistemático con la relación entre la depresión y la obesidad, en forma independiente del sexo y de la búsqueda de tratamiento para el exceso de peso.

Discusión

Las conclusiones de esta revisión son limitadas, como consecuencia de las variaciones significativas en la metodología de los estudios, las características de los pacientes, los parámetros aplicados para la evaluación de la depresión y la falta de congruencia en los resultados de los estudios. De todos modos, fue posible reconocer como variables vinculadas con la relación entre depresión y obesidad a:

  • La imagen corporal
  • El nivel socioeconómico
  • La gravedad de la obesidad
  • Los factores psicológicos
  • La salud física
  • La efectividad interpersonal
  • La alimentación compulsiva
  • La experiencia de estigmatización

La magnitud de la obesidad se correlacionó con la asociación entre esta enfermedad y la depresión. Asimismo, el bajo nivel de ingresos (un equivalente del nivel socioeconómico) se consideró un factor de riesgo para la comorbilidad de obesidad y depresión.

Como contrapartida, el elevado nivel educativo (considerado también un equivalente del nivel socioeconómico) se vinculó también con un incremento del riesgo de obesidad asociada con síntomas depresivos o trastornos del estado de ánimo.

Se obtuvo información acerca de la correlación entre la falta de satisfacción con la imagen corporal en términos del peso y la morfología, por un lado, y la asociación entre obesidad y depresión, por el otro.

Mientras que la salud física y las limitaciones funcionales relacionadas se asociaron con los síntomas depresivos en pacientes obesos, la actividad física se correlacionó con esta asociación comórbida de modo menos confiable. De todas formas, las manifestaciones depresivas parecen asociarse con la reducción de la frecuencia de realización de actividad física, con potencial incremento relacionado del IMC.

Por lo tanto, los investigadores enfatizan en la potencial importancia de la actividad física como prevención e intervención para evitar el riesgo de comorbilidad entre depresión y obesidad.

Del mismo modo, en virtud de la asociación de la experiencia de estigmatización con la presentación conjunta de estas afecciones, se reconoce la relevancia de la inclusión de estrategias de adaptación para el afrontamiento con fines preventivos en el tratamiento de estos pacientes.

Conclusiones

Si bien se reconocen limitaciones metodológicas, los resultados obtenidos permiten brindar información adicional acerca de las variables asociadas con la relación comórbida entre la depresión y la obesidad. Entre estos factores se destacaron la gravedad de la obesidad, el nivel socioeconómico, la imagen corporal, las características psicológicas, la salud física, la eficacia interpersonal, la alimentación compulsiva y la experiencia de estigmatización.

♦ SIIC - Sociedad Iberoamericana de Información Científica