Robert Preidt
La falta de ejercicio, y no una tendencia a comer demasiado, podría explicar por qué un creciente número de estadounidenses son obesos, sugiere un estudio reciente.
Los investigadores analizaron datos del gobierno de EE. UU. de los últimos 20 años, y hallaron que el número de mujeres que reportaron que no hacían ninguna actividad física aumentó de alrededor de un 19 por ciento en 1994 a casi un 52 por ciento en 2010. El número de hombres que dijeron que no hacían ejercicio aumentó de alrededor de un 11 por ciento a alrededor de un 43 por ciento.
Las estadounidenses negras y de origen mexicano mostraron los mayores descensos en el ejercicio reportado, hallaron los autores del estudio.
En el periodo del estudio, hubo un aumento dramático en el índice de masa corporal (IMC, un cálculo de la grasa corporal que se basa en la estatura y el peso) promedio de los adultos, y el aumento más dramático se observó en las mujeres de 18 a 39 años de edad. Los investigadores también hallaron un aumento en las tasas de obesidad abdominal, sobre todo entre las mujeres.
Al mismo tiempo, la ingesta calórica entre los adultos permaneció constante en el periodo del estudio, según los hallazgos, que aparece en una edición reciente de la revista American Journal of Medicine.
Aunque los investigadores hallaron una asociación entre la inactividad y la epidemia de obesidad, el estudio no probó una relación causal.
"Nuestros hallazgos no respaldan la idea popular de que el aumento en la obesidad en EE. UU. se puede atribuir principalmente a un aumento sostenido en el tiempo en la ingesta calórica diaria promedio de los estadounidenses", comentó en un comunicado de prensa de la revista el investigador líder, el Dr. Uri Ladabaum, profesor asociado de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
"Aunque las tendencias generales en la obesidad en Estados Unidos son bien conocidas y la prevalencia de la obesidad podría estar estabilizándose, nuestros análisis resaltan unas tendencias preocupantes en los adultos jóvenes, en las mujeres, y en la prevalencia de la obesidad abdominal, además de unas disparidades raciales y étnicas persistentes", añadió Ladabaum.
Pamela Powers Hannley, editora administradora de la revista, escribió en un editorial acompañante que "si como país de verdad deseamos tomar el control de nuestra salud y de nuestros costos sanitarios, [este estudio] debe ser nuestro aviso de alarma. Desde animar a las comunidades para que provean lugares seguros para la actividad física hasta asegurar un suministro abundante de comida saludable y empoderar a los estadounidenses para que asuman el control sobre su salud, debemos iniciar un esfuerzo integral y concertado para controlar la obesidad".
FUENTE: American Journal of Medicine
La obesidad grave roba hasta 14 años de vida, según un estudio
A medida que el peso aumenta, también lo hacen las muertes relacionadas por enfermedades cardiacas, diabetes y cáncer, advierten unos investigadores.
Las personas gravemente obesas podrían perder hasta 14 años de sus vidas, sugiere un estudio reciente.
Investigadores de EE. UU. reunieron datos de 20 estudios anteriores, y hallaron que un índice de masa corporal (IMC) superior a 40, lo que se considera como obesidad grave, aumenta las probabilidades de muerte prematura por enfermedad cardiaca, cáncer y diabetes, en comparación con las personas con un peso normal.
"Hallamos que las tasas de muerte en los adultos gravemente obesos eran unas 2.5 veces más altas que en los adultos en el rango de peso normal", señaló la investigadora líder, Cari Kitahara, miembro investigadora del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU.
La obesidad grave explica 509 muertes excesivas por cada 100,000 hombres cada año, y 382 muertes excesivas por cada 100,000 mujeres, advirtió.
No está claro si perder peso mejoraría la esperanza de vida, apuntó Kitahara. Pero no hacerse obeso en primer lugar alargará la vida, añadió.
El equipo de Kitahara calculó que, en comparación con las personas de peso normal, las personas gravemente obesas reducían sus vidas en entre 6.5 y 13.7 años. Eso es similar a la reducción provocada por fumar, comentó.
El IMC es un cálculo de la grasa corporal basado en la estatura y el peso. Por ejemplo, una persona de 5 pies y 4 pulgadas (1.62 metros) de estatura y 235 libras (107 kilos) de peso se considera gravemente obesa. De forma similar, si alguien pesa 280 libras (127 kilos) y tiene 5 pies y 10 pulgadas (casi 1.80 metros) de estatura, su IMC es de 40. En comparación, un IMC de entre 18.5 y 24.9 se considera como un peso saludable.
Alrededor del 6 por ciento de los adultos de EE. UU. son gravemente obesos, según la información de respaldo del informe, que aparece en la edición en línea del 8 de julio de la revista PLOS Medicine.
El Dr. David Katz, director del Centro de Investigación sobre la Prevención de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, dijo que los hallazgos del estudio subrayan unas inquietudes existentes.
"Hace mucho que tenemos evidencias claras y convincentes de que la obesidad se relaciona con las enfermedades crónicas importantes que asolan a las sociedades modernas: las enfermedades cardiacas, el cáncer, el accidente cerebrovascular, la diabetes, la demencia y otras", advirtió Katz.
La obesidad grave es más peligrosa que los grados más bajos de obesidad, y las tasas de obesidad grave están en un aumento marcado, añadió. "También tenemos datos que muestran que la tasa de muerte por obesidad está en aumento", dijo.
Katz comentó que los tratamientos efectivos para la obesidad pueden ayudar en algo. "Pero se puede abordar mucho mejor mediante la prevención, dado que la obesidad grave raras veces es inevitable en primer lugar", planteó.
Para el estudio, los investigadores se enfocaron en investigaciones previas con casi 10,000 personas gravemente obesas que nunca habían fumado ni tenido ninguna enfermedad crónica. Compararon a esas personas con unos 304,000 adultos con un peso normal.
Durante el periodo del estudio de 30 años, los hombres y mujeres gravemente obesos tenían más probabilidades de morir en comparación con las personas con un peso normal, hallaron.
La enfermedad fue el factor más importante vinculado con la muerte entre los gravemente obesos, seguida por el cáncer, la diabetes y las enfermedades renales y hepáticas.
Además, el riesgo de morir de cualquiera de esas afecciones aumentó junto con el peso.
Pero los hallazgos están limitados porque las personas reportaron su propio peso y estatura para calcular el IMC, y también porque el IMC fue la única medida de obesidad utilizada, apuntaron los investigadores.
FUENTES: Cari Kitahara, Ph.D., research fellow, division of cancer epidemiology and genetics, U.S. National Cancer Institute; David Katz, M.D. M.P.H., director, Yale University Prevention Research Center, New Haven, Conn.; July 8, 2014, PLOS Medicine.