Termina el Campeonato Mundial de Fútbol 2014 con fuertes críticas acerca de la política de la FIFA respecto del traumatismo de cráneo. El “Sindicato de jugadores del mundo" (FIFPro), pidió una investigación de los protocolos de conmoción cerebral de las normas de reincorporación al juego después de que el defensor uruguayo Álvaro Pereira regresó a la cancha poco después de un golpe en la cabeza que lo dejó en un aparente estado de conmoción cerebral (partido contra Inglaterra).
Los cambios en los protocolos de acción son claramente necesarios para proteger a los atletas en riesgo de lesión cerebral.
La conmoción cerebral es la forma más común de lesión cerebral traumática (LCT) relacionada con el deporte y hay creciente reconocimiento de los efectos posteriores y duraderos de la lesión cerebral traumática leve.
La variedad de síntomas como dolor de cabeza y mareos pueden continuar durante semanas o incluso meses después de una conmoción cerebral. Las causas del síndrome post-conmoción cerebral no son claras y no parece que se correlacionen con la gravedad de la lesión.
Las consecuencias a largo plazo de la lesión cerebral traumática repetida han sido reconocidas desde hace tiempo como los síntomas de la encefalopatía traumática crónica, incluyendo la demencia años o décadas después de un trauma cerebral. Fueron reconocidas en los boxeadores en el comienzo del siglo pasado, cuando a esa condición se la denominó “demencia pugilística”.
La encefalopatía traumática crónica ha sido reconocida recientemente en estudios post-mortem en atletas profesionales que habían sufrido conmociones cerebrales repetidas o lesiones sub-conmoción en una amplia gama de deportes.
"Reconocer y eliminar": el protocolo debe garantizar que los signos y síntomas de una conmoción cerebral sean reconocidos y que un jugador con sospecha de concusión sea inmediatamente removido del juego. |
Mientras la política de "reconocer y eliminar" no es reconocida por la FIFA -el protocolo debe garantizar que los signos y síntomas de una conmoción cerebral se reconocen y que un jugador con sospecha de contusión sea inmediatamente removido del juego- nos enteramos de que en los EE.UU. la Liga Nacional de Fútbol se ha comprometido a eliminar el tope de $ 675 millones por los daños totales de miles de reclamaciones relacionadas con la conmoción cerebral. La nueva normativa cubrirá a los jugadores retirados que desarrollan demencia, esclerosis lateral amiotrófica u otros trastornos neurológicos que se cree pueden estar asociados con las conmociones cerebrales repetidas.
Muchas organizaciones deportivas reconocen ahora las consecuencias potencialmente graves de la lesión cerebral traumática leve y han elaborado nuevos protocolos para proteger a los atletas que sufren una lesión en la cabeza.
Las directrices para la gestión de la conmoción por lesión cerebral en el deporte (guías) fueron publicadas recientemente por la Academia Americana de Neurología. Pero aún queda mucho por hacer para reducir la incidencia de una LCT leve y para mejorar la evaluación, el seguimiento y la atención de los adultos y los niños con conmoción cerebral relacionada con el deporte.
Dado que los signos y síntomas de una conmoción cerebral pueden retrasarse, el retiro de un atleta cuando hay alguna sospecha de lesión parece ser el enfoque más seguro. La decisión sobre si Pereira debía dejar el campo de juego para la evaluación quedó en manos del médico de la selección uruguaya y del equipo de funcionarios, pero tales decisiones seguramente deben ser sacadas de las manos de los que tienen un interés personal en el rendimiento del jugador.
Las evaluaciones seriadas y la decisión del retorno al juego deben tomarse de forma individualizada. La educación de los jugadores y del público será de suma importancia en la prevención, reconocimiento y respuesta de los efectos de las lesiones leves en la cabeza en el deporte. Pero la investigación será la clave para hacer frente tanto a corto como a largo plazo de las consecuencias del trauma leve de cráneo.
Los signos y síntomas de conmoción cerebral no son necesariamente indicadores sensibles de lesión cerebral y sabemos que estos síntomas pueden desaparecer de forma rápida incluso cuando el daño neurológico permanece. Se requiere de estudios de marcadores de neuroimagen y bioquímicos avanzados para identificar y cuantificar LCT leve y seguir su curso.
Del mismo modo, se necesitan medidas para diagnosticar y monitorear el trauma crónico de cráneo -caracterizado por tauopatía progresiva y por neurodegeneración- durante la vida. Necesitamos caracterizar los factores que afectan el riesgo y la respuesta del cerebro a las lesiones tales como: la edad, el sexo, la frecuencia de la sub-conmoción o conmoción, la duración de la exposición al trauma en la cabeza y otros factores, incluyendo los genéticos.
Tenemos que aprender más sobre la neuropatología de la conmoción cerebral y cómo los primeros cambios conducen a una patología progresiva en el largo plazo.
El 29 de mayo de 2014, el presidente de EE.UU., Barack Obama recibió al Healthy Kids and Safe Sports Concussion Summit, que reclamó más investigación, mejora de los equipos de seguridad, y mejores protocolos para proteger a los jóvenes atletas en una extensa gama de deportes. Se destacaron los compromisos para ampliar nuestro conocimiento de la conmoción cerebral, entre ellos un hito clave es el estudio de $ 30 millones sobre conmoción cerebral y lesiones en la cabeza del Departamento de Defensa de EE.UU. y la National Collegiate Athletic Association.
Estas y otras investigaciones como la Iniciativa Internacional para la lesión cerebral traumática (International Initiative for Traumatic Brain Injury), nos dan esperanza de que cuando los equipos vuelvan a reunirse dentro de 4 años en la Copa Mundial de la FIFA 2018, el fútbol y otros deportes se sentirán como un lugar más seguro para los atletas de todas las edades.
Referencias:
- FIFPro’s concerns see http://www.fifpro.org/en/news/fifpro-calls-for-concussion-review
- Sports-related consussion see http://headgamesthefilm.com
- Sports-related TBI see Nat Rev Neurol 2013; 9: 222–30
- Chronic traumatic encephalopathy see Brain 2013; 136: 43–64
- Dementia pugilistica see Psychol Med 1973; 31: 270–303
- AAN guidelines see: Neurology 2013; 80: 2250–57
- Biomarkers of mild TBI see Nat Rev Neurol 2013; 9: 201–10
- Tau pathology and neurodegeneration see Review Lancet Neurol 2013; 12: 609–22
- Neuropathology of single and repetitive TBI see Nat Rev Neurol 2013; 9: 211–21