Según duración y tipo de agente

Profilaxis quirúrgica y eventos adversos asociados a antimicrobianos

Este estudio de cohorte nacional evalúa la asociación del tipo y la duración de la profilaxis con la infección del sitio quirúrgico, la lesión renal aguda y la infección por Clostridium difficile.

Autor/a: Branch-Elliman W, O’Brien W, Strymish J, Itani K, Wyatt C, Gupta K

Fuente: JAMA Surg 2019; 154(7): 590-598

Indice
1. Página 1
2. Referencias bibliográficas
Introducción

Las guías nacionales recomiendan que la profilaxis antimicrobiana quirúrgica sea iniciada dentro de 1 hora previa a la incisión, y discontinuada dentro de las 24 horas postoperatorias para la mayoría de los procedimientos, y dentro de las 48 horas para la cirugía cardíaca [1,2].

Esas guías están basadas en datos fuertes provenientes de ensayos clínicos demostrando que la administración de antimicrobianos, después del cierre de la piel, no conduce a una disminución adicional del riesgo; las actualizaciones de 2017 del American College of Surgeons y de la SurgicalInfectionSociety [3], establecen que los antimicrobianos deberían ser discontinuados después del cierre de la piel en la mayoría de los procedimientos, pero que la duración óptima de la profilaxis quirúrgica sigue siendo desconocida para otros, incluyendo procedimientos cardíacos y aquellos con colocación de un cuerpo extraño [4].

Hay disponibles datos limitados en relación con el riesgo de los regímenes profilácticos prolongados, pero estudios previos demuestran que los antimicrobianos son una causa importante de reacciones adversas farmacológicas y visitas al departamento de emergencia [5]. Adicionalmente, se conoce poco sobre la asociación de la duración de la exposición con efectos adversos tangibles y cuantificables sobre los resultados en el paciente.

El claro beneficio de la profilaxis antimicrobiana quirúrgica es una reducción de las infecciones del sitio quirúrgico (ISQ); la administración previa a la incisión de los antimicrobianos fue un factor importante en la reducción de los resultados infecciosos postoperatorios [1].

Los riesgos conocidos de los antimicrobianos incluyen lesión renal aguda (LRA), particularmente para los regímenes que contienen múltiples agentes profilácticos o agentes nefrotóxicos conocidos, tales como la vancomicina y los aminoglucósidos [6-8].

Otro riesgo importante después de la exposición antimicrobiana es la infección por Clostridium difficile. Los estudios sugieren que entre los pacientes sometidos a cirugía cardíaca, la duración de la profilaxis quirúrgica puede ser un contribuyente mayor de la infección postoperatoria por C. difficile [9-11].

Los datos sobre otros tipos de procedimientos, donde la duración de la profilaxis puede ser más corta, son limitados, tales como aquellos relacionados con el impacto de regímenes profilácticos específicos.

Por lo tanto, los autores de este trabajo buscaron caracterizar la asociación de la duración de la profilaxis quirúrgica postoperatoria con la incidencia de resultados postoperatorios importantes, incluyendo la ISQ, LRA e infección por C. difficile. Un objetivo secundario fue determinar cómo la elección del régimen antimicrobiano afecta a esa asociación.

Métodos

El estudio de cohorte incluyó a todos los pacientes veteranos sometidos a cirugía mayor cardíaca, reemplazo total de articulación y procedimientos colorrectales y vasculares, entre el 1 de octubre de 2008 y el 30 de septiembre de 2013, que recibieron revisión manual por un médico entrenado, como parte del VA External Peer ReviewProgram (VAEPRP), que recolecta información sobre métricas preoperatorias de calidad, incluyendo tipo, momento y duración de los regímenes de profilaxis quirúrgica [12].

Para cada procedimiento único, los datos del VAEPRP fueron emparejados con la base de datos delVA SurgicalQualityImprovementProgram (VASQIP), para los resultados relevantes postoperatorios (ISQ) [12].

Basado en un algoritmo de muestreo validado, el VASQIP revisa manualmente aproximadamente el 80% de todos los casos quirúrgicos mayores, aplicando las definiciones recientes de la National Healthcare Safety Network, con la excepción del punto final a los 30 días para todos los tipos de ISQ, independientemente del procedimiento quirúrgico [13].

Los datos de esas revisiones de calidad validadas manualmente fueron combinados con datos adicionales (.datos de laboratorio y de farmacia), disponibles en elVA Corporate Data Warehouse para cada paciente, para crear el conjunto final de datos usado en los análisis.

Se obtuvo la aprobación del VA Boston InstitutionalReviewBoard, el SurgicalQuality Data Group y el External Peer ReviewProgram, antes de la recolección de datos. Dada la naturaleza retrospectiva del estudio, se obtuvo una dispensa para el consentimiento informado.

> Resultados

Las variables de resultado de interés fueron la ISQ a los 30 días, la incidencia de LRA a los 7 días y la incidencia de infección por C. difficile a los 90 días. El resultado de ISQ fue determinado mediante revisión planificada de los registros médicos por un médico entrenado, aplicando las definiciones de la National Healthcare Safety Network, aplicando las definiciones de la Red Nacional de Seguridad Sanitaria modificadas, con un período de ventana de 30 días para todos los tipos quirúrgicos.

La ISQ en los procedimientos no cardíacos fue definida como la presencia, evaluada por VASQIP, de una infección superficial, profunda, o de órgano/espacio. Para los procedimientos cardíacos, la ISQ fue definida, evaluada por VASQIP, como una mediastinitis o endocarditis para todo el período en estudio, y una ISQ superficial en los años en los que fue recolectada.

La LRA fue definida, de acuerdo con las definiciones de la Acute Kidney Injury Network (un aumento postoperatorio del nivel de la creatinina sérica de 0,3 mg/dL, o un aumento más de 1,5 veces mayor en relación con el resultado preoperatorio más reciente), o una determinación  de LRA documentada por el revisor VASQIP [14].

El resultado de la infección por C. difficile fue definido como la presencia de resultados positivos en la pruebas de laboratorio (ensayo ligado a enzimas, análisis de reacción en cadena de la polimerasa, o cultivo de heces) para el C. difficile dentro de los 90 días después de la fecha de la cirugía.

Los pacientes con resultados de laboratorio negativos para el C. difficile y ninguna prueba identificada, fueron clasificados como negativos. Los resultados para la ISQ y por C. difficile estuvieron disponibles para todos los 79.058 pacientes. El resultado de la LRA fue calculado sólo para los 71.344 pacientes (90,2%) con mediciones de creatinina tanto pre como postoperatorias.

Covariables

Las variables de exposición de interés fueron la duración y tipo de profilaxis quirúrgica, que fueron determinadas por una enfermera clínica entrenada, mediante una revisión manual planificada prospectivamente. La duración en horas fue calculada entre la primera y la última dosis de la profilaxis antimicrobiana.

La variable profilaxis antimicrobiana fue clasificada en: ß-lactámicos, vancomicina, aminoglucósido intravenoso, y otros antimicrobianos sistémicos (ya sea solos o en combinación).

La exposición antimicrobiana fue clasificada luego en categorías mutuamente excluyentes, incluyendo tanto a regímenes con droga única (por ej., sólo vancomicina) como una combinación (por ej., vancomicina + ß-lactámico).

Para tomar en cuenta el aumento potencial de la nefrotoxicidad de las combinaciones incluyendo múltiples agentes nefrotóxicos [15], se creó una categoría adicional incluyendo a los pacientes que recibieron tanto vancomicina como aminoglucósido intravenoso. La categoría ß-lactámico (predominantemente cefazolina) administrado por menos de 24 horas, fue usada como grupo de referencia para todos los tipos quirúrgicos.

Las covariables adicionales determinadas a priori como de interés incluyeron: variables demográficas y comorbilidades médicas (edad, sexo, raza, estado de fumador dentro del año preoperatorio, antecedentes de diabetes y puntaje ASA [American Society of Anesthesiologists] > 2), exposición a medicación (antiinflamatorios no esteroides e inhibidores de la bomba de protones), estatus de colonización con Staphylococcus aureus meticilino resistente (SAMR), y administración de mupirocina.

Las variables quirúrgicas incluyeron tipo y duración de la anestesia (general vs otra, para procedimientos no cardíacos), duración de la derivación cardiopulmonar en horas (para procedimientos cardíacos), y pérdida intraoperatoria de sangre requiriendo transfusión (categórica, con la categoría ninguna como grupo de referencia) [16,17].

Para controlar los factores relacionados con el nivel de la institución que pudieran haber afectado tanto la exposición como los resultados, una variable con la mediana de la duración de la profilaxis en la institución fue partida en cuartiles e incluida en todos los modelos de regresión logística; para tomar en cuenta las diferencias en las guías, la mediana de la duración de la profilaxis en la institución fue calculada separadamente para los procedimientos cardíacos y no cardíacos.

Análisis estadístico

Se utilizó regresión logística para estimar las probabilidades de los 3 resultados postoperatorios adversos (ISQ, LRA, e infección por C. difficile), como una función de las características del paciente, características quirúrgicas, profilaxis antibiótica perioperatoria, y factores de la institución.

Dadas las diferencias inherentes en la elección antimicrobiana y la duración según el tipo de cirugía, los modelos de resultado de ISQ son presentados como un análisis estratificado.

Dadas las diferencias en el tipo de anestesia y exposiciones disponibles (por ej., duración de la derivación cardiopulmonar vs duración de la anestesia general), los modelos de LRA fueron estratificados por procedimientos cardíacos y no cardíacos.

Un análisis estratificado preplanificado entre los pacientes con y sin colonización con SAMR fue completado para evaluar adicionalmente la asociación de recibir vancomicina con el resultado de la LRA.

Se desarrolló un modelo para evaluar la asociación del tipo y duración de la profilaxis con la infección por C. difficile. También se realizó un análisis de sensibilidad excluyendo a los pacientes que habían sido tratados preoperatoriamente por una infección no relacionada (por ej., infección del tracto urinario o neumonía).

Dado los hallazgos de los autores de que los regímenes conteniendo vancomicina tenían beneficio pero también peligros en la cirugía cardíaca, se completó un subanálisis entre los pacientes sometidos a cirugía cardíaca recibiendo vancomicina, un β-lactámico, o una combinación de ambos, para medir los beneficios (reducción de la ISQ) y los daños (LRA clasificada como cualquiera o dividida en las etapas de la Acute Kidney Injury Network) [14].

Se estimaron modelos de regresión binomial ajustados por edad, diabetes, y puntaje ASA. Los números necesarios para tratamiento y los necesarios para daño fueron calculados con base en el riesgo relativo estimado con los modelos multivariables.

Resultados

En total, fueron incluidos 79.058 pacientes elegibles sometidos a procedimientos quirúrgicos (21.396 a procedimientos cardíacos [27,1%], 38.675 a procedimientos ortopédicos [48,9%], 10.810 a procedimientos colorrectales [13,7%], y 8.177 a procedimientos vasculares [9,4%], con datos sobre resultados y régimen de profilaxis extraídos manualmente.

La mayoría de los pacientes eran hombres (76.109 [96,3%]), y la edad media (desvío estándar de la cohorte fue 64,8 (9,4) años. Un total de 21.550 pacientes (27,3%) tenían diabetes, y 23.006 (29,1%) eran fumadores activos.

Se incluyeron 109 instituciones a través de los EEUU. La mayoría de los pacientes recibió regímenes con β-lactámicos (54.780 [69,3%]) o regímenes basados en vancomicina (19.417 [24,6%]) para la profilaxis quirúrgica; la mediana (rango intercuartil) de la duración de la profilaxis antibiótica a través de las instituciones fue de 18,5 (14,5–18,5) horas después del cierre de la piel.

Después de ajustar por los factores de riesgo para la ISQ determinados previamente, los cursos antimicrobianos con una duración mayor a 24 horas no condujeron a una reducción de la ISQ entre cualquiera de los tipos quirúrgicos evaluados.

Entre los procedimientos cardíacos, hubo una reducción de la ISQ entre los pacientes que recibieron vancomicina (ya sea sola o en combinación con otro agente) vs β-lactámico solo (odds ratio ajustada [ORa] 0,73; 95% intervalo de confianza [IC]: 0,57–0,93); no se identificaron reducciones similares del riesgo para otras subespecialidades quirúrgicas.

La duración de la profilaxis se asoció independientemente con mayor probabilidad postoperatoria de LRA e infección por C. difficile; el riesgo aumentó con cada día adicional de exposición antimicrobiana.

Entre los procedimientos cardíacos, después de ajustar por edad, sexo, raza, diabetes, puntaje ASA, tabaquismo, duración de la derivación cardiopulmonar, pérdida intraoperatoria de sangre, recepción de antiinflamatorios no esteroides e inhibidores de la bomba de protones, y factores de la institución, la probabilidad de LRA aumentó no significativamente un 3,2% después de 24 a menos de 48 horas de la profilaxis antimicrobiana (ORa 1,03; 95% IC: 0,95–1,12) y aumentó significativamente un 22,3% después de 48 a menos de 72 horas (ORa 1,22; 95% IC: 1,08–1,39) y un 82,0% después de 72 o más horas (ORa 1,82; 95% IC: 1,54–2,16); un aumento similar significativo del riesgo diario fue visto entre los procedimientos no cardíacos (24 - < 48 hs: 31,0%; ORa: 1,31; 95% IC: 1,21–1,42 / 48 - <72 hs: 71,5%; ORa: 1,72; 95% IC: 1,47–2,01 / ≥ 72 hs: 79,2%; ORa: 1,79; 95% IC: 1,27–2,53).

La probabilidad de infección por C. difficile (todos los procedimientos) aumentó no significativamente (7,8%) después de 24 a menos de 48 horas de profilaxis antimicrobiana (ORa 1,08; 95% IC: 0,89–1,31) y aumentó significativamente un 142,6% después de 48 a menos de 72 horas (ORa 2,43; 95% IC: 1,80–3,27) y un 265,1% después de 72 o más horas (ORa 3,65; 95% IC: 2,40–5,55).

Un análisis de sensibilidad en el que los pacientes con infecciones preoperatorias (368 [0,5%]) fueron excluidos, no cambió sustancialmente las estimaciones del efecto; no obstante, el riesgo de LRA en la cirugía cardíaca después de 24 a menos de 48 horas de profilaxis antimicrobiana se volvió significativo (ORa 1,12; 95% IC: 1,04–1,19).

El tipo de profilaxis se asoció tanto con la LRA como con la infección por C. difficile. El uso de vancomicina para la profilaxis quirúrgica (sola o en combinación), se asoció independientemente con una mayor probabilidad de LRA después de procedimientos cardíacos (17,1%; ORa: 1,17; 95% IC: 1,10–1,25) y no cardíacos (21,0%; ORa: 1,21; 95% IC: 1,13–1,30).

El añadido de aminoglucósidos a la vancomicina se asoció significativamente con un mayor riesgo de LRA entre los pacientes sometidos a procedimientos no cardíacos (76,6%; ORa: 1,77; 95% IC: 1,42–2,20), pero no se asoció con un riesgo mayor de LRA entre los pacientes sometidos a procedimientos cardíacos (23,5%; ORa: 1,24: 95% IC: 0,95–1,61).

Los aminoglucósidos solos o en combinación con otro antimicrobiano distinto a la vancomicina, no se asociaron con aumentos en el riesgo de LRA en los procedimientos cardíacos y no cardíacos.

Las infecciones por C. difficile estuvieron aumentadas en los pacientes que recibieron regímenes conteniendo otros tipos de antimicrobianos (ORa 1,53; 95% IC: 1,07–2,19), la mayoría de los cuales incluyó clindamicina (1.950 de 2.439 [80,0%]) y/o fluoroquinolonas (650 de 2.439 [26,7%]).

Análisis estratificado por estatus SAMR

Después de estratificar por el estatus SAMR, la asociación de la exposición a vancomicina con la LRA postoperatoria persistió entre los pacientes SAMR negativos (cirugía cardíaca: ORa: 1,17; 95% IC: 1,10–1,25 / cirugía no cardíaca: ORa: 1,20; 95% IC: 1,17–1,30).

La magnitud de la asociación fue similar en los pacientes SAMR positivos pero no fue estadísticamente significativa (cirugía cardíaca: ORa: 1,12; 95% IC: 0,80–1,56 / cirugía no cardíaca: ORa: 1,25; 95% IC: 0,93–1,68).

Subanálisis por combinación de regímenes

Entre los 20.876 pacientes sometidos a procedimientos cardíacos, 7.205 (34,5%) recibieron vancomicina más β-lactámico, 10.611 (50,8%) recibieron β-lactámico solamente, y 3.060 (14,7%) sólo vancomicina. Hubo 2.469 episodios de LRA (34,3%) y 71 episodios de ISQ (1,0%) en los pacientes que recibieron regímenes combinados, comparado con 3.870 episodios de LRA (28,3%) y 215 episodios de ISQ (1,6%) en los pacientes que recibieron un solo antibiótico.

Después del ajuste, la recepción de regímenes combinados se asoció con un aumento estadísticamente significativo en todos los estadios de la LRA de acuerdo con la definición de la Acute Kidney Injury Network; el riesgo de LRA aumentó con cada día adicional de exposición y con la recepción de regímenes combinados versus simples.

El aumento absoluto del 6% en la LRA es ponderado contra una reducción absoluta del riesgo de ISQ del 0,6%; el número necesario para dañar para 1 episodio de LRA fue 18,7 para el estadio 3 de la LRA, y 116 para requerir típicamente una intervención como la hemodiálisis; el número necesario para prevenir una ISQ fue 167.

Discusión

En esta cohorte grande, multicéntrica y nacional de veteranos sometidos a procedimientos quirúrgicos mayores, la mayor duración de la profilaxis antibiótica no resultó en una reducción adicional en la ISQ, pero se asoció con más daños; el riesgo de LRA y de infección por C. difficile aumentó consistentemente con cada día adicional de exposición antimicrobiana, y el riesgo de ambos tipos de eventos adversos fue independiente de la presencia de infección preoperatoria.

La recepción de vancomicina como agente profiláctico parece ser también un importante impulsor de la LRA asociada con los antimicrobianos. Críticamente, pareció existir una asociación dosis-dependiente de la duración con los resultados adversos postoperatorios.

El número no ajustado necesario para el daño por LRA fue de 9 después de profilaxis postoperatoria de más de 24 y menos de 48 horas; de 6 para 48 a menos de 72 horas; y de 4 después de 72 o más horas.

Se encontró una asociación similar dependiente de la duración en el número necesario para el daño por infección por C. difficile (24–<48 hs: 2000; 48–<72 hs: 90; ≥72 hs: 50). 

Tomados en conjunto, estos hallazgos sugieren que las estrategias que limitan la duración de la exposición dela dosis sólo a previo a la incisión e intraoperatoria – incluyendo posteriormente a la cirugía cardíaca y procedimientos con implantes – tienen el potencial de maximizar los beneficios (reducción de la ISQ), mientras que minimizan los daños (LRA e infecciones por C. difficile).

Las guías actuales para la profilaxis quirúrgica recomiendan que los antimicrobianos deben cesarse dentro de las 24 horas después de la incisión, en la mayoría de los procedimientos [2]. Aunque las guías multisocietarias permiten duraciones llegando hasta las 48 horas después de los procedimientos cardíacos [2], esa recomendación no está basada en ninguna evidencia que demuestre un beneficio por adicionar dosis después del cierre de la piel [4].

En el presente estudio, realizado en el sistema nacional de atención a los veteranos de guerras, la mayoría de los pacientes recibió atención de alta calidad de acuerdo con las guías. En línea con estudios previos, estos resultados no demuestran una reducción adicional de la ISQ asociada con una profilaxis extendida más allá del período postoperatorio inicial de 24 horas.

No obstante, la mayor duración de la profilaxis quirúrgica se asoció con aumentos en los eventos adversos postoperatorios de una manera dependiente de la duración.

Por lo tanto, estos datos sugieren que la práctica rutinaria de continuar la profilaxis antimicrobiana después del cierre de la piel debería ser discontinuada, puesto que los resultados son consistentes con una falta de beneficio y demuestran daños prevenibles con los regímenes más prolongados.

Anualmente, se indican 5 prescripciones de antibióticos por cada 6 pacientes en los EEUU, primariamente en el escenario ambulatorio [18]. Los US Centers forDisease Control and Prevention (CDC) estiman que más del 30% de esas prescripciones son innecesarias [5].

Asimismo, los antimicrobianos están entre las causas más comunes de visitas al departamento de emergencia por eventos adversos relacionados con fármacos, tanto entre niños como en adultos [19]. En consecuencia, la mejora en la prescripción antimicrobiana es un objetivo mayor para la campaña ChoosingWisely [20], que apunta a reducir pruebas, tratamientos y procedimientos innecesarios. Los hallazgos de este estudio resaltan la importancia de limitar el uso de antimicrobianos en todos los escenarios.

La exposición total a los antibióticos es un factor de riesgo bien caracterizado para los eventos adversos asociados con los antimicrobianos, incluyendo la LRA, erupción, resistencia antimicrobiana, e infección por C. difficile; sin embargo, hay disponibles datos limitados relacionados con la asociación entre duración y resultados clínicos tangibles.

En muchos casos, los médicos clínicos prescriben antimicrobianos expandidos y prolongados, brindado la percepción general entre los pacientes y los profesionales de atención de la salud, de que los antimicrobianos pueden ser útiles y que es improbable que ocasionen daño [21,22].

Los presentes datos pueden ser utilizados para informar a pacientes y médicos sobre el riesgo diario de una exposición aumentada a los antimicrobianos; también pueden ser útiles para los programas antimicrobianos gubernamentales, al brindar una cuantificación más precisa del riesgo aumentado de eventos adversos – con efectos adversos claros e inmediatos sobre la atención directa del paciente – con cada día adicional de exposición.

Muchos estudios han examinado los efectos nefrotóxicos de los regímenes antimicrobianos, particularmente de aquellos que contienen vancomicina [8,23,24]. Una limitación de esos estudios es que han sido realizados en pacientes en los que la enfermedad aguda pudo haber conducido a la LRA en lugar de la exposición a cualquier agente antimicrobiano específico.

El diseño del presente estudio evaluando el uso de la vancomicina como agente profiláctico se acopló con un análisis de sensibilidad excluyendo a los pacientes con cualquier infección preoperatoria, limitando el potencial de ese factor de confusión para impulsar hallazgos y ayudando a clarificar el rol de la vancomicinaen el desarrollo de la nefrotoxicidad.

Adicionalmente, los autores mensuraron la asociación de nefrotoxicidad con una combinación de regímenes antimicrobianos y hallaron un aumento dependiente de la duración en el riesgo de LRA. Eso sugiere que la coadministración de múltiples antimicrobianos puede tener una asociación adicional con el riesgo de LRA, un riesgo que aumenta con cada día adicional de exposición.

Se estratificó el análisis por el estatus SAMR y se demostró un riesgo aumentado de LRA entre los pacientes SAMR negativos que recibieron vancomicina, sugiriendo que la LRA asociada con la vancomicina no es impulsada sólo por una tasa alta de comorbilidades en la población SAMR positiva. También se evaluó el riesgo de LRA después de la vancomicina entre los pacientes SAMR positivos y se halló que era de una magnitud similar pero no estadísticamente significativo, posiblemente debido a un poder estadístico limitado.

Claramente, en la cirugía cardíaca, hay potenciales beneficios de los regímenes profilácticos conteniendo vancomicina, que deben ser sopesados contra los daños (28,1% de reducción de la ISQ vs 17,7% de aumento de la LRA).

Un abordaje racional es dirigir el uso de la vancomicina sólo a aquellos pacientes con riesgo alto de infección por SAMR y limitar la exposición a la vancomicina sólo a las dosis preoperatorias e intraoperatorias, incluso en pacientes que pueden beneficiarse con la recepción anticipada de regímenes combinados. Los factores individuales del paciente – tales como el riesgo de insuficiencia renal a largo plazo y el riesgo de discapacidad severa por ISQ – también deben ser tenidos en cuenta.

Limitaciones

Este estudio está limitado por su naturaleza retrospectiva y observacional. Sin embargo, dado que la ISQ y la infección por C. difficile son resultados raros, estos análisis no serían factibles en un ensayo clínico randomizado debido a la gran cantidad de pacientes que se requerirían para realizar ese ensayo y la falta de equilibrio que existe para randomizar pacientes para recibir antimicrobianos, sin expectativa de beneficio y con probabilidad de daño.

Mientras que es posible que factores no mensurados asociados con la duración en aumento de la exposición y los resultados adversos expliquen algunos de los riesgos, la naturaleza duración-dependiente de la asociación sugiere fuertemente que los hallazgos representan un efecto verdadero.

Los pacientes con colonización con SAMR pueden tener un riesgo inherente más alto de LRA y, simultáneamente, mayor probabilidad de recibir vancomicina que otras poblaciones.

Esa limitación fue controlada completando un análisis estratificado sólo entre pacientes sin colonización con SAMR; los efectos estimados y la naturaleza dependiente de la duración de la asociación no cambiaron, apoyando la robustez de los hallazgos.

Además, los autores se enfocaron sobre resultados adversos específicos mensurables, y otros efectos adversos, tales como resistencia antimicrobiana, reacciones por hipersensibilidad, o síndrome del hombre rojo, no fueron capturados.

Esas omisiones resultaron probablemente en una subestimación de los verdaderos daños asociados con las duraciones extendidas de la profilaxis después del cierre de la piel, mientras que la cuantificación de los beneficios potenciales es robusta y concordante con otros estudios.

La generalización de los presentes resultados está limitada por la población predominantemente masculina que recibió atención dentro de un sistema de atención médica único y cerrado, y estudios futuros deberán confirmar las observaciones en las mujeres y en otros escenarios de atención médica.

Una limitación adicional es que no fue posible un control total para los efectos de la práctica médica en el modelo; no obstante, los autores pudieron ajustar por los efectos de la institución, minimizando de esa manera el impacto de esa limitación.

Conclusiones

Las duraciones más largas de la profilaxis no conducen a una disminución adicional de la ISQ, pero se asociaron con aumentos en los eventos adversos prevenibles, incluyendo la LRA y la infección por C. difficile, de una manera dependiente de la duración y del tipo de régimen.

Los regímenes combinados pueden tener una asociación aditiva con el riesgo de LRA. La elección de la profilaxis quirúrgica afecta la incidencia de ISQ y de otros eventos adversos.

Estos datos deberían ser utilizados para informar sobre la política que rodea a la profilaxis quirúrgica, y pueden tener implicaciones más amplias para los programas antimicrobianos gubernamentales, que apunten a reducir los daños asociados con exposiciones antimicrobianas innecesarias.

Cada día – y cada dosis – son importantes.

Comentario y resumen objetivo: Dr. Rodolfo D. Altrudi