Introducción |
La obesidad es un problema de salud mundial, con una prevalencia de hasta el 30% en la población de América del Norte [1-3]. La obesidad, definida como un índice de masa corporal (IMC) ≥ 30 kg/m2, es un estado de inflamación crónica, alteración del metabolismo de la glucosa, y alteración de la regulación de las hormonas sexuales [2,4-6]. El 6%-40% de los cánceres en los EEUU, y el 14%-20% de las muertes relacionadas con cáncer, parecen estar asociados con la obesidad [4,7-9].
En Canadá y en los EEUU, el cáncer de mama es el cáncer más comúnmente diagnosticado en las mujeres, afectando a una de cada ocho mujeres durante su tiempo de vida [10,11]. La incidencia del cáncer de mama, especialmente del cáncer postmenopáusico con receptor hormonal positivo, ha sido extensamente vinculada con la obesidad [1,6,12-14].
Los niveles de estrógeno son una explicación mecanicista clave para las relaciones observadas, dado que los niveles más altos de estrógenos circulantes se encuentran en aquellos con exceso de adiposidad [1,2,6,14,15].
La obesidad es considerada un factor de riesgo modificable y la pérdida de peso ha sido explorada como una estrategia para la reducción del cáncer [3,16,17].
No obstante, la pérdida de peso no quirúrgica es difícil de alcanzar y de mantener, generando confusión sobre el efecto de la pérdida de peso a largo plazo en la incidencia de la enfermedad [18,19]. La cirugía bariátrica es el estándar de oro para una pérdida de peso sustancial y sostenida, y un número creciente de estudios ha investigado el efecto de la cirugía bariátrica sobre los resultados en el cáncer [2,5,7,8].
La mayoría de los estudios que describen la asociación entre la cirugía bariátrica y el cáncer, se enfocan sobre la pérdida de peso y distintos cánceres, más que específicamente en las características del cáncer de mama [1,6,20].
El efecto real de la cirugía bariátrica sobre la incidencia y resultados en el cáncer de mama, con frecuencia no es explorado individualmente y/u oscurecido por la falta de datos reportados. Por lo tanto, mientras el cáncer de mama y la obesidad comparten un claro vínculo epidemiológico, la magnitud del beneficio de la pérdida quirúrgica de peso sobre la incidencia del cáncer de mama y los resultados no está clara.
Usando un modelo de efectos aleatorios y análisis adicionales para la edad, la presente revisión sistemática y meta-análisis utiliza datos que investigan los efectos de la cirugía bariátrica sobre el cáncer, para explorar la relación entre la cirugía bariátrica y la incidencia y características del cáncer de mama en las mujeres con obesidad.
Métodos |
> Registro del estudio
El protocolo del estudio fue preparado para su revisión de acuerdo con las guías MOOSE (Meta-Analysis of Observational Studies in Epidemiology) y PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses). El protocolo se determinó antes del inicio de la revisión y no fue registrado.
> Estrategia de búsqueda
La estrategia de búsqueda fue creada en colaboración con un bibliotecario médico y los autores del trabajo. Se indagó en EMBASE, MEDLINE, Web of Science, y CINAHL, desde el inicio de las bases de datos hasta el 29 de junio de 2020. Los términos mayores incluyeron (en inglés): cáncer de mama, cirugía bariátrica, e incidencia. Las listas de referencias fueron examinadas a mano por artículos adicionales.
> Elegibilidad del estudio
Todos los estudios primarios publicados en línea fueron elegibles. Se excluyeron los reportes de casos y los estudios en animales. Los resúmenes fueron elegibles si brindaban datos suficientes para el análisis. Los estudios no estuvieron limitados por el lenguaje.
El requerimiento principal para la inclusión fueron los datos sobre la incidencia y/o características del cáncer de mama invasivo en mujeres adultas, después de la cirugía bariátrica. Los autores de dos trabajos fueron contactados, uno de los cuales fue capaz de brindar la información adicional requerida para el análisis [21].
Los pacientes quirúrgicos cumplieron con los requisitos locales para la cirugía bariátrica, que generalmente reflejan las pautas del Instituto Nacional de Salud para la candidatura para la cirugía bariátrica (un IMC igual o superior a 40 kg/m2, o un IMC igual o superior a 35 kg/m2 con comorbilidades relacionadas con la obesidad [17]. Los controles no quirúrgicos debían tener un diagnóstico formal de obesidad por parte de su proveedor de atención médica y/o ser emparejados con el grupo quirúrgico por el IMC.
> Selección de estudios
Los resultados de la búsqueda fueron importados en el Covidence Systematic Review Software [22]. El cribado se realizó con criterios estandarizados por dos revisores independientes, y los desacuerdos resueltos por terceros. Los duplicados fueron excluidos. En el caso de los artículos utilizando como fuente la misma base de datos, sólo se incluyó el de más calidad. Las causas para la exclusión fueron registradas.
> Recolección de datos
La extracción de datos fue completada por revisores independientes. Se creó una herramienta estandarizada de extracción a priori, basado en el juicio clínico [23]. Las características del estudio, resultados relevantes, riesgos de sesgos, y evaluación de la calidad, fueron recolectados. El resultado principal fue la incidencia de cáncer de mama invasivo.
Los resultados secundarios incluyeron: el estadio del cáncer de mama al momento del diagnóstico, características del receptor hormonal, y la incidencia del cáncer de mama utilizando la edad como un marcador del estatus de menopausia. Las discrepancias fueron discutidas para un acuerdo.
> Análisis estadístico
Los análisis estadísticos y meta-análisis fueron efectuados con el programa SPSS, versión 19 (IBM Corp., Armonk, NY) [24] y la Cochrane Review Manager Web 5.3 (Londres, Reino Unido) [25]. Se estableció la significación estadística en 0,05. Como se asumió que el efecto verdadero varía entre los estudios, se aplicó el meta-análisis de proporciones de efectos aleatorios de DerSimonian y Laird para los resultados continuos y dicotómicos.
Las estimaciones del efecto agrupado se obtuvieron mediante el cálculo de los cocientes de riesgos (RR; risk ratios), o de los cocientes de probabilidades (OR; odds ratios) para los resultados dicotómicos; se utilizó un intervalo de confianza (IC) de 95% para confirmar la estimación del efecto. Las medias y las desviaciones estándar se aproximaron a partir de las medianas y los rangos intercuartílicos según se requiriera [26].
Cada resultado requería resultados de un mínimo de tres estudios. Se completaron análisis predeterminados de sensibilidad para evaluar el impacto de los estudios más grandes y de la edad, sobre los resultados, a través del análisis de:
1) los principales resultados utilizando una metodología de dejar uno fuera;
2) solo cohortes en las que las edades de inicio estaban dentro de un año al comienzo del seguimiento;
3) cohortes en donde las edades fueron menores a 50 años al comienzo del seguimiento. Los estudios de heterogeneidad fueron evaluados usando el estadístico I2 de Higgins, donde un valor del 0% indica ausencia de heterogeneidad, y los valores más grandes representan un incremento de la heterogeneidad [27]. Un I2 mayor del 50% fue considerado para representar una heterogeneidad substancial [27].
> Evaluación del riesgo de sesgo
La herramienta MINOR (Methodological Index for Non-Randomized Studies) fue utilizada para estimar la calidad de la evidencia de cada uno de los estudios incluidos [28]. Cada puntaje MINOR fue computado por dos evaluadores independientes, con aportes de terceros para los desacuerdos.
> Certeza de la evidencia
El marco de trabajo GRADE (Grading of Recommendations, Assessment, Development, and Evaluation) se usó para evaluar la certeza y calidad de la evidencia para los resultados principales [29]. La evaluación con GRADE fue completada mediante consenso. Se empleó el programa GRADEpro Guideline Development Tool Software (McMaster University, 2015) para la creación del GRADE Evidence Profile y de la tabla Summary of Findings.
Resultados |
La búsqueda en las bases de datos identificó 1801 estudios potenciales. Se evaluaron 83 textos completos para su inclusión, y de ellos, 11 fueron incluidos.
Los 11 estudios representan una población femenina de 1.106.939. Hubo 105.294 pacientes en el grupo de cirugía bariátrica, y 1.001.645 en el grupo no quirúrgico. La edad media ponderada en el momento de la cirugía bariátrica o la toma de control fue 43,0 (3,4) años, y 49,7 (4,1) años, en las cohortes quirúrgica y de control, respectivamente. El IMC medio ponderado en el grupo de cirugía bariátrica y en el de toma de control fue de 44,8 (1,8) kg/m2 y 44,6 (2,1) kg/m2, respectivamente.
Los detalles sobre el cambio del IMC después de la cirugía bariátrica o durante el seguimiento, no estaban ampliamente disponibles y no son analizados en este trabajo. Dado que los estudios fueron publicados entre 2008 y 2020, los datos representan información de las pacientes desde 1980 [12,21] hasta 2015 [20]. La media del período de seguimiento después de la cirugía bariátrica fue de 4,7 (3,5) años, y la del grupo control después de la toma, fue de 2,7 (3,6) años.
Se efectuaron las siguientes cirugías bariátricas: bypass gástrico en Y de Roux (9 estudios), gastrectomía en manga (5 estudios), bandeo gástrico ajustable (4 estudios), y gastroplastia vertical con banda (2 estudios). Múltiples estudios reportaron los resultados con técnicas abiertas y laparoscópicas agrupadas, por lo que no se efectuó distinción para el propósito de la revisión. Dos estudios no reportaron los tipos de cirugía bariátrica realizados [31,32].
Entre los 9 estudios comparativos con datos de incidencia, 567 (0,55%) cánceres de mama invasivos fueron diagnosticados en la cohorte quirúrgica, y 8365 (0,84%) en el grupo de control (RR 0,50; 95% IC: 0,37-0,67; I2 = 88%) (certeza baja).
Para explorar el efecto de la edad en la incidencia, se realizó un análisis de sensibilidad de dejar uno fuera, removiendo cada uno de los 9 estudios comparativos, uno a la vez, y reanalizando los resultados. Ningún estudio, independientemente del tamaño, afectó desproporcionadamente los resultados generales (todos los valores de p siguieron < 0,0001), y el I2 de heterogeneidad permaneció entre 82% y 89%.
Se realizaron análisis múltiples de sensibilidad para comprobar la robustez de los resultados relacionados con la edad de la paciente. El primer análisis de sensibilidad efectuado utilizó estudios que tenían cohortes emparejadas en la toma de control, y edad por debajo de los 50 años; el análisis incluyó 7 estudios y 466.764 mujeres (edad en la cohorte quirúrgica: 41,9 (2,0) años, edad en el grupo control: 44,5 (2,7) años; p < 0,0001). Aquí, el 0,69% de la cohorte quirúrgica y el 1,18% de la cohorte de control desarrollaron cáncer de mama (RR 0,49, 95% IC: 0,34-0,71; p < 0,0001, I2 = 91%; certeza muy baja).
Cuando se evaluaron los estudios con una diferencia de menos de 1 año entre las edades promedio de los dos grupos, las edades promedio fueron de 42,9 (4,5) años y 43,8 (4,1) años, en las cohortes quirúrgica y de control, respectivamente, con 254 (0,76%) cánceres diagnosticados en la quirúrgica, y 841 (1,17%) en la de control (RR 0,55; 95% IC: 0,32-0,96; p = 0,04; I2 = 91%).
Para evaluar el efecto de la edad en el diagnóstico del cáncer, se realizó un segundo análisis de sensibilidad utilizando 4 estudios que incluían la edad promedio al momento del diagnóstico de cáncer de mama. En ese análisis, las edades promedio del grupo quirúrgico (n = 205) y del grupo control (n = 676), al momento del diagnóstico de cáncer, fueron 54,1 (4,4) años y 55,0 (5,2) años, respectivamente (p = 0,01) [1,6,20,32].
El estatus menopáusico al momento de hacerse el diagnóstico de cáncer fue reportado directamente en 3/11 estudios, con un rango post menopáusico amplio (32,9% en la cohorte quirúrgica de Adams y col., y 61,9% en ambas cohortes de Heshmati y col.) [1,6,33].
Globalmente, el 47,6% de la cohorte bariátrica, y el 55,8% de la cohorte de control, fueron postmenopáusicas al momento de hacerse el diagnóstico (p < 0,0001) [1,6,33].
Tres estudios (Feigelson y col., 2019; Hassinger y col. 2019; Heshmati y col. 2019), incluyeron datos sobre el receptor hormonal en el cáncer de mama. La edad promedio del diagnóstico de cáncer en esos 3 estudios fue de 54,5 (4,7) años en la cohorte quirúrgica, y de 55,1 (5,2) años en los controles (p = 0,14) [1,6,20].
El estatus del receptor hormonal de todos los cánceres (incluyendo el estadio 0 del carcinoma ductal in situ) estuvo disponible en 186 cánceres en la cohorte quirúrgica (n = 20.470) y en 683 en la cohorte de control (n = 56.403) [1,6,20].
El cáncer con receptor estrogénico (RE) positivo (+) fue responsable por el 82,3% de los casos de cáncer en la cohorte quirúrgica (153 cánceres RE+), y del 79,3% en la cohorte de control (541 cánceres RE+) (OR 1,06; 95% IC: 0,39-2,92; p = 0,91; I2 = 67%; certeza muy baja).
El cáncer con receptor de progesterona (RP) positivo fue responsable del 74,7% de los casos de cáncer en la cohorte quirúrgica, y del 67,4% en la cohorte de control (OR 1,28; 95% IC: 0,52-3,17; p = 0,60; I2 = 68%).
El estadio del cáncer de mama al momento del diagnóstico fue reportado en los mismos tres estudios [1,6,20]. El cáncer en estadio I fue diagnosticado en el 62,0% y 50,4% de las cohortes bariátrica y de control, respectivamente (RR 1,23; 95% IC: 1,06-1,44; I2 = 0%; certeza baja). El cáncer en estadio II fue diagnosticado en el 31,3% del grupo quirúrgico, y 37,6% del grupo control (RR 0,92; 95% IC: 0,69-1,20; I2 = 0%; certeza baja).
Los cánceres en estadio III/IV fueron diagnosticados en el 7,9% y 15,7% de los grupos quirúrgico y de control, respectivamente (RR 0,50; 95% IC: 0,28-0,88; I2 = 0%; certeza moderada).
El cribado fue evaluado sólo en 2 estudios y no pudo ser analizado en el meta-análisis; no obstante, en ninguno se halló una tasa alta de detección del cáncer a través del cribado de rutina. Los datos de mortalidad no fueron ampliamente incluidos en los estudios y no son presentados en este trabajo.
> Riesgo de sesgo
El puntaje MINORS promedio para los 10 estudios comparativos fue de 21,6 (1,9). El puntaje MINORS para 1 estudio no comparativo fue 12. Todos los estudios incluyeron un objetivo claramente establecido y utilizaron datos recopilados de forma prospectiva.
Sólo 3 estudios cumplieron con el criterio del cálculo prospectivo del tamaño de la muestra [20,21,34]. De los 10 estudios comparativos, todos tuvieron grupos adecuados de control, 9/10 tuvieron grupos contemporáneos y estadísticas adecuadas, mientras que 8/10 cumplieron con la equivalencia basal de los grupos.
Discusión |
Esta revisión sistemática y meta-análisis examinó el efecto de la cirugía bariátrica sobre la incidencia y características del cáncer de mama entre mujeres con obesidad mórbida.
Hubo una reducción significativa de la incidencia en el cáncer de mama en las mujeres con cirugía bariátrica previa, comparado con controles no quirúrgicos emparejados por el IMC (RR 0,50; 95% IC: 0,35-0,73; I2 = 89%). Estos resultados fueron sólidos después de múltiples análisis de sensibilidad teniendo en cuenta la edad y la influencia del estudio.
Entre los tres estudios con datos sobre el estadio y el receptor hormonal, quienes tuvieron cirugía bariátrica tuvieron una mayor probabilidad de ser diagnosticadas con cáncer en estadio I (certeza baja), y menor probabilidad de ser diagnosticadas con cáncer en estadios III/IV (certeza moderada), mientras que no se encontró diferencia para el estatus del receptor hormonal (certeza baja).
El análisis de sensibilidad dejando fuera uno, no demostró que alguno de los estudios afectara la magnitud o la dirección de los resultados de incidencia. La bibliografía sugiere abrumadoramente una incidencia más baja de cáncer de mama postmenopáusico en las mujeres con IMC normal [8,14,15,35,36].
Los mecanismos propuestos para la reducción del riesgo de cáncer de mama con un IMC normal, comparado con la obesidad, se centran alrededor de una disminución en la aromatización del estriol a estrógeno, debido a la disminución del tejido adiposo [1,18]. De hecho, los niveles de estrógeno circulante en mujeres postmenopáusicas están directamente correlacionados con el peso, por lo que corrigiendo las concentraciones séricas de estrógeno, prácticamente se nulifica la asociación entre el IMC y el cáncer de mama postmenopáusico [1,37].
Los resultados de este estudio demuestran que en la cohorte de pacientes de menos de 50 años, había todavía una asociación sólida entre la cirugía bariátrica y las tasas más bajas observadas de cáncer. No obstante, el IMC y el cáncer premenopáusico no tienen una asociación tan clara [4,18,38-40]. Mientras que algunos estudios realmente reportan un efecto protector del IMC más alto sobre el desarrollo del cáncer de mama premenopáusico, aún no existe un consenso [17,41].
Primero, existe controversia sobre el efecto de la obesidad adolescente y el ciclo de peso a lo largo de la vida, sobre el desarrollo del cáncer de mama premenopáusico [18,38,41]. Asimismo, parece haber resultados de riesgo opuestos según la etnia y la geografía, con riesgo reducido en poblaciones primariamente caucásicas, pero aumentado en poblaciones de Asia y el Pacífico [42].
Más que el estrógeno, el mecanismo de asociación entre el IMC y el cáncer de mama premenopáusico, involucra una velocidad alterada del crecimiento puberal y del desarrollo, vías de inflamación e insulina, y anovulación [1,6,15,38,40,42,43].
Pocos estudios hasta la fecha han investigado el efecto de la cirugía bariátrica sobre las características del tumor canceroso, tales como el estatus del receptor hormonal. Sin embrago, los estudios han mostrado que el IMC puede tener una relación dosis-respuesta positiva en el riesgo de cánceres de mama postmenopáusicos RE y RP positivos, pero no sobre los cánceres con RE negativo o las cánceres premenopáusicos [1,6,14,17,,2041,44].
El meta-análisis del estatus del RE y RP en la presente cohorte, no encontró un efecto significativo de la cirugía sobre los receptores tumorales, aunque hubo una muestra relativamente pequeña de tumores con esa información y una falta de datos directos del estatus menopáusico.
El presente estudio encontró que las mujeres con obesidad que fueron sometidas a cirugía bariátrica tuvieron una probabilidad menor de ser diagnosticadas con cánceres en estadio III/IV, y una mayor probabilidad de ser diagnosticadas con cáncer en estadio I.
Las hipótesis para la tasa aumentada de cánceres en estadio I en ese grupo, incluyen un aumento del cribado y de la atención médica en la cohorte quirúrgica, conocido como el sesgo del usuario saludable [45-47]. No obstante, un incremento en el cribado de rutina probablemente resultaría en una detección aumentada de cánceres totales en la cohorte quirúrgica, que fue lo opuesto de lo observado en los resultados.
Una explicación recientemente propuesta para la observación de los autores, identifica a la obesidad como un factor independiente de riesgo por las características moleculares asociadas con un estadio más avanzado al momento del diagnóstico [41,48,49]. Las métricas de la composición del tejido mamario también cambian después de la cirugía.
La pérdida de peso se asocia con un aumento en la densidad mamaria, pero una disminución en el volumen de la mama, por lo que la mamografía es menos y más efectiva, respectivamente [50]. Esas interacciones son complejas y no totalmente comprendidas, pero la sensibilidad de la mamografía es probable que no cambie después de la cirugía bariátrica [46,47,50,51].
Dos de los estudios incluidos en el meta-análisis evaluaron el cribado mediante mamografía. En uno no se encontró diferencia en la cantidad de cánceres detectados con el cribado de rutina entre los grupos (p =0,17) [6], mientras que el otro encontró una tasa más alta de detección en el grupo bariátrico, sin evidencia de aumento en la detección de cáncer [1].
Notablemente, los resultados de este estudio hallaron que las mujeres con cirugía bariátrica previa se acercaban a las estadísticas de la población, en relación con el estadio al momento de hacerse el diagnóstico de cáncer, mientras que el grupo control es consistente con los reportes de un estadio avanzado (III/IV) al momento del diagnóstico del cáncer, en las mujeres con obesidad comparadas con aquellas con IMC normal, independientemente de la mamografía [48,50,52].
Aunque el presente estudio tiene muchas fortalezas, también tiene limitaciones. Esta revisión utiliza sólo estudios observacionales, lo que limita – en consecuencia – la certeza de los resultados.
Los estudios emplearon datos de cirugías realizadas entre 1980 y 2013, a pesar de la evolución de las técnicas y de los resultados de la cirugía bariátrica con el paso del tiempo (por ejemplo, la gastroplastia vertical con banda es considerada un procedimiento en desuso [53])
Por lo tanto, existe una variación potencialmente no capturada en los resultados quirúrgicos, tales como pérdida de peso, durante esas décadas, que no son exhaustivamente reportados en esos estudios y, por lo tanto, pudieron no haber sido analizados en este trabajo.
Otra limitación es la falta de datos directos sobre la definición de cada estudio y la determinación del estado menopáusico de las pacientes, y las diferencias en ese estatus entre aquellos estudios en donde los mismos fueron incluidos. De hecho, tres estudios no incluyeron ningún dato específico sobre la edad de su población femenina, limitando la precisión de las conclusiones relacionadas con la edad verdadera de la cohorte en el presente estudio.
Este análisis utilizó evaluaciones del estado menopáusico informadas tanto directamente, como determinadas indirectamente (es decir, la edad en el momento del diagnóstico del cáncer era mayor de 50 años), para estimar los efectos por estado menopáusico.
Si bien un método que incluye inferencia no es ideal, se ha demostrado que el riesgo de cáncer de mama posmenopáusico no es estadísticamente diferente cuando se incluyen mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas al inicio del estudio, en comparación con mujeres posmenopáusicas solamente [14,42].
Quizás la limitación más importante de este estudio fue la gran heterogeneidad estadística reportada para los resultados principales. Eso se debe probablemente a una combinación de factores. Primeramente, muchos estudios incluidos en este análisis no presentan datos sobre la pérdida postoperatoria de peso.
Sin embargo, un estudio incluido reportó promedios institucionales (pérdida máxima en exceso de IMC del 75% a los 2 años post cirugía, y 52% a los 10 años) [20], y muchos estudios randomizados en otras partes de la literatura han demostrado una pérdida de peso sustancial con la cirugía bariátrica [54]. En consecuencia, aunque no se tuvo datos directos sobre los cambios en el IMC después de la cirugía, no hay razón para asumir que los resultados consistentes presentados en la bibliografía pudieran diferir de aquellos vistos en la población del estudio.
En segundo lugar, el aumento del riesgo del cáncer de mama con el aumento de la edad, está también bien sustentado en la bibliografía; no obstante, dentro de los estudios incluidos, el tiempo entre la cirugía bariátrica y el diagnóstico de cáncer de mama es presentado de manera directa sólo en 1 estudio [1,55,56].
Por lo tanto, la combinación de la no estandarización de las edades a través de los estudios, inhabilitó el control de la pérdida de peso, y los períodos variables de seguimiento pudieron conducir a diferencias en la incidencia del cáncer.
Otros factores tales como la variación individual en los criterios de inclusión de los estudios, el tiempo entre la cirugía bariátrica y el diagnóstico, y la falta de datos sobre los factores de riesgo para el desarrollo del cáncer de mama, tales como la terapia de reemplazo hormonal, antecedentes familiares, y factores del estilo de vida, pudieron contribuir también a la heterogeneidad observada [56,57].
> Implicaciones en el futuro
Hasta donde conocen los autores, el presente es el meta-análisis más comprehensivo sobre los efectos de la cirugía bariátrica en mujeres con obesidad, sobre la incidencia del cáncer de mama. Este trabajo sintetiza una cohorte muy grande de pacientes quirúrgicas, con controles emparejados por IMC y edad, con estimaciones de efectos fuertes que demuestran una disminución del riesgo de cáncer de mama en mujeres después de la cirugía bariátrica.
Asimismo, todas las pacientes con sobrepeso, obesidad, y obesidad mórbida, deberían ser aconsejadas sobre la importancia y los métodos para el mantenimiento de un peso corporal saludable, a través de modificaciones en el estilo de vida, incluyendo actividad física y elecciones dietéticas, y manejo médico, para minimizar los probables efectos negativos del exceso de peso sobre e l riesgo de cáncer [58].
Finalmente, en análisis futuros, estudios rigurosos con consideraciones adicionales para las intervenciones realizadas y posibles factores de confusión, incluido el cribado, deberían investigar si se puede recomendar la cirugía bariátrica a las mujeres con obesidad después de un diagnóstico de cáncer de mama.
Conclusión |
El cáncer de mama y el IMC comparten un vínculo directo que está bien documentado en la bibliografía.
Dado que la cirugía bariátrica es el estándar de oro para el tratamiento de la obesidad grave, el desarrollo de un vínculo entre el cáncer de mama y la cirugía bariátrica podría producir resultados clínicamente relevantes para el tratamiento de pacientes con obesidad y, al mismo tiempo, desempeñar un papel en la prevención del cáncer de mama.
Este meta-análisis encontró que el tratamiento quirúrgico de la obesidad en las mujeres, se asocia con un riesgo significativamente reducido de desarrollar cáncer de mama.
La cirugía bariátrica previa también se relaciona con un estadio más favorable al diagnóstico.
La investigación específica continua en esta área puede proporcionar conocimientos y matices clave sobre el cuidado de las mujeres con obesidad.
Comentario y resumen objetivo: Dr. Rodolfo D. Altrudi