Pasado, presente y futuro

Hemofilia

Epidemiología, fisiopatología, manifestaciones clínicas y manejo de la hemofilia

Autor/a: Omar Matuk-Villazon, Jonathan C. Roberts, Fernando F. Corrales-Medina

Fuente: Pediatr Rev (2021) 42 (12): 672683.

Indice
1. Texto principal
2. Referencia bibliográfica
Introducción

La hemofilia A y la hemofilia B son trastornos hemorrágicos hereditarios caracterizados por la deficiencia completa o parcial de los factores de coagulación circulantes VIII (FVIII) o IX (FIX), respectivamente. El sello distintivo de la hemofilia severa es la presencia de episodios hemorrágicos anómalos espontáneos, prolongados y recurrentes que afectan principalmente tejidos blandos y articulaciones sinoviales.

La hemofilia A, o hemofilia clásica, ha sido descripta desde la antigüedad. La documentación más antigua se encuentra en el Talmud, una colección de escritos de leyes judías del siglo IV. Estos manuscritos afirman que los niños pequeños estaban exentos de la circuncisión si 2 hijos anteriores de la misma madre habían muerto por sangrado severo asociado con el procedimiento.(1)

En 1803, John Conrad Otto fue el primer médico en reportar un trastorno hemorrágico, caracterizado por hemorragias articulares y musculares, que afectaba exclusivamente a varones de una misma familia. No fue hasta 1828 que Friedrich Hopff, estudiante de la Universidad de Zurich, y su profesor, el Dr. Schonlein, utilizaron el término hemorrafilia para los pacientes que presentaban esta constelación de síntomas.(1)

La hemofilia a menudo ha sido llamada “la enfermedad real” porque varios miembros de la familia real europea se vieron afectados por la condición. La Reina Victoria de Inglaterra, la más famosa portadora de hemofilia, transmitió la condición a varios de sus propios hijos, propagando el trastorno a otras familias reales europeas. El caso más conocido es el de Tsarevich Alexei, hijo del zar ruso Nicolás II. Hoy sabemos que esta enfermedad real era en realidad hemofilia B. La hemofilia B también se conoce como enfermedad de Christmas, después de que Stephen Christmas fuera la primera persona descripta con la condición en 1952.(1)

Epidemiología

La hemofilia A es 4 veces más común que la hemofilia B, comprendiendo el 80% de todos los casos de hemofilia.

La prevalencia estimada de hemofilia A es de aproximadamente 1 en 5.000 varones nacidos vivos (2)(3) y de hemofilia B es de 1 en 30.000 varones nacidos vivos.

La hemofilia afecta a todas las etnias y razas. Un meta-análisis reciente estimó que existen aproximadamente 1.125.000 hombres que viven con hemofilia en todo el mundo, de los cuales aproximadamente 418.000 tienen hemofilia grave.(4)(5)(6) También se ha informado que en los Estados Unidos, la prevalencia de enfermedad grave es de aproximadamente 50% para pacientes con hemofilia A en comparación con aproximadamente un 30% para pacientes con hemofilia B.(7)(8)(9)

Fisiopatología

Puede ocurrir sangrado anormal cuando componentes específicos del sistema hemostático faltan o son disfuncionales. La hemostasia es el proceso fisiológico secuencial y autorregulado que comienza tan pronto como se produce una lesión en un tejido o vaso sanguíneo. La hemostasia normal produce la formación de un coágulo estable de plaquetas y fibrina que detiene el sangrado mientras se mantiene el flujo sanguíneo normal.

La vasoconstricción en el sitio de la lesión del vaso es el paso inicial. Esto es seguido por la "hemostasia primaria", en la que se forma un coágulo plaquetario inicial, pero inestable, a través de la adhesión, activación y agregación de plaquetas en el endotelio vascular dañado. La hemostasia primaria depende de una cantidad adecuada de factor de von Willebrand (FvW) funcionalmente normal.

La estabilización del tapón plaquetario a través de la formación de un coágulo de fibrina-plaquetas unidas covalentemente ocurre durante la “hemostasia secundaria”. La hemostasia secundaria consiste en la activación de todos los factores de la coagulación en la cascada de coagulación. Dentro de la cascada, el FVIII y el FIX forman un complejo enzimático con el factor de coagulación X (FX), produciendo FX activado, que finalmente induce una "ráfaga de trombina”, facilitando la formación del coágulo de fibrina-plaquetas.

La regulación del proceso hemostático se produce a través de la fibrinólisis. La fibrinólisis consiste en la disolución del coágulo formado después de que se completa el proceso de cicatrización de la herida, previniendo por lo tanto la formación de trombos en lo que de otro modo serían vasos sanguíneos normales. Los componentes del sistema fibrinolítico incluyen antitrombina, inhibidor de la vía del factor tisular (TFPI), proteína C y proteína S.(10)

En la hemofilia, una deficiencia parcial o completa de FVIII o FIX resultará en una disminución de la formación de fibrina, causando una diátesis hemorrágica caracterizada por episodios recurrentes y prolongados de sangrado.(11) Los niveles de FVIII o FIX se expresan como un porcentaje de la actividad normal o como unidades internacionales por decilitro. El rango de referencia para ambos factores fluctúa entre 50% y 150% (0,50–1,50 UI/dl).

Genética

La hemofilia se hereda con un patrón recesivo ligado al cromosoma X.

Los hombres se ven predominantemente afectados porque tienen un cromosoma X único, que expresa el gen defectuoso. Los hombres afectados pueden transmitir el gen que causa la enfermedad solo a su descendencia femenina, denominadas “portadoras obligadas”. Los portadores de hemofilia tienen un gen FVIII o FIX normal y otro anormal y tienen un 50% de probabilidades de transmitir el gen a cualquiera de sus hijos; los hombres que heredan el gen de la hemofilia expresan la enfermedad y las mujeres se vuelven portadoras.

Las mujeres portadoras pueden o no presentar bajos niveles de factores y síntomas. La hemofilia leve puede estar presente en hasta el 25% de las portadoras heterocigotas.(2) Con poca frecuencia, las mujeres pueden manifestar un fenotipo de sangrado severo. Esto ocurre en el contexto de una mujer heterocigota compuesta nacida de un padre con hemofilia y una madre portadora de hemofilia. Una mujer portadora también puede tener hemofilia debido a la  lionización extrema del cromosoma X normal.

Desde que se describió por primera vez el gen FVIII en 1983, se han identificado diferentes variantes de mutación en los genes FVIII y FIX.(7) Las variantes más frecuentes en pacientes con hemofilia A son las inversiones del intrón 22 y el intrón 1. La primera se identifica en cerca del 52% de los pacientes con hemofilia A severa, mientras que la última se encuentra en 1% a 5% de todos los pacientes con hemofilia A.

Las variantes genéticas más comunes identificadas en la hemofilia B son mutaciones sin sentido, que explican aproximadamente el 47% de todos los casos.(12) El proyecto “Mi vida, Nuestro Futuro” se estableció en 2012 con el objetivo de crear un depósito de información genética de las personas con hemofilia en los Estados Unidos.

El análisis de secuencias de los genes FVIII y FIX se ofreció sin costo alguno a los pacientes con hemofilia y a los presuntos portadores. En 2018, un análisis interino identificó 700 variantes genéticas no reportadas previamente y reclasificó como no nocivas varias variantes previamente reportadas como mutaciones causantes de la hemofilia.(13)

Manifestaciones clínicas

La hemofilia se clasifica en leve, moderada y grave en base al nivel de actividad medible del factor (Tabla 1). Existe una correlación directa entre los niveles de FVIII o FIX y la gravedad y frecuencia relativa de los signos y síntomas del paciente. Los pacientes con deficiencias severas y moderadas tienden a presentar síntomas en los primeros meses después del nacimiento (2)(14)(15) Se ha sugerido que los pacientes con hemofilia B parecen tener signos y síntomas de sangrado menos severos y mejores resultados a largo plazo que los pacientes con hemofilia A. (16)

Debido a que ni el FVIII ni el FIX atraviesan la placenta, los signos y síntomas de sangrado en personas con hemofilia, especialmente en aquellos con formas severas, pueden presentarse poco después del nacimiento; en algunos casos, el sangrado puede incluso ocurrir en el útero. En los bebés, la hemorragia intracraneal (HIC) que ocurre ya sea durante el nacimiento o poco después es una preocupación importante. El uso de fórceps durante el parto y la extracción por vacío son considerados factores de alto riesgo para el desarrollo de HIC.

La incidencia global de HIC al nacer en recién nacidos con hemofilia se estima que es del 4% al 5%, aunque también se han notificado casos de HIC espontánea.(17) La HIC también debe tenerse en cuenta en casos de traumatismo craneoencefálico, como en un bebé que se cae de una cuna o cama. Cuando se sospecha una HIC en un niño con hemofilia, está indicada y no debe retrasarse la infusión inmediata de concentrado de factor antes de realizar una tomografía computarizada (TC) cerebral.

El sello distintivo del sangrado por hemofilia es la ocurrencia de hemartrosis aguda espontánea.

La hemartrosis aguda se define como la aparición repentina de sangrado en el espacio articular, acompañado de edema articular, dolor y reducción del rango de movimiento de la articulación afectada. Tobillos, rodillas y codos son las articulaciones más frecuentemente afectadas.  Las manifestaciones clínicas del sangrado articular varían dependiendo de la edad del paciente y, a veces, son difíciles de reconocer por los profesionales médicos. Los lactantes pueden presentar irritabilidad y falta de voluntad para usar la extremidad afectada.

Los niños mayores y los adultos pueden presentar síntomas prodrómicos caracterizados por una sensación de calor u hormigueo o sensación de plenitud y rigidez de la articulación afectada antes del inicio del edema característico y de la reducción del rango de movimiento. La ecografía musculoesquelética en el punto de atención (EMEPA) se está convirtiendo en la modalidad de imagen preferida tanto para la evaluación aguda como para el manejo de las hemorragias articulares y para monitorear el desarrollo y la progresión de la enfermedad articular subclínica.

A diferencia de otras modalidades de imágenes como la resonancia magnética, la EMEPA es menos invasiva, no requiere sedación, lleva menos tiempo, y se ha encontrado que es excepcionalmente sensible en la detección de cantidades muy bajas de sangre intra-articular.(18)(19) A la fecha, se han desarrollado múltiples sistemas de puntuación de EMEPA específicos para hemofilia que se encuentran en diferentes etapas de validación.(19)

Cuando ocurren más de 4 episodios de sangrado en la misma articulación en un período de 6 meses, se considera que el paciente desarrolló una "articulación objetivo". El sangrado repetitivo en el espacio articular provoca una reacción inflamatoria crónica, caracterizada por un proceso oxidativo mediado por citoquinas y depósito de hierro, lo que resulta en proliferación vascular, hipertrofia sinovial y sinovitis crónica. La sinovitis crónica desencadenará un proceso irreversible y destructivo conocido como artropatía hemofílica.

El sangrado muscular con posterior formación de hematoma también es común en personas con hemofilia. Los músculos largos, como el iliopsoas o el cuádriceps, son los más comúnmente afectados. Los pacientes con hemorragia muscular pueden presentar signos y síntomas leves e inespecíficos: una hemorragia del iliopsoas puede manifestarse como dolor vago en la ingle y una incapacidad para extender la cadera. Si el profesional sospecha un sangrado del psoas, está indicada la confirmación con resonancia magnética (RM) o EMEPA.

El sangrado muscular extenso puede resultar en un síndrome compartimental, que afecta a las estructuras neurovasculares. Grandes cantidades de sangre perdida en el músculo pueden conducir a la formación de un pseudotumor. El pseudotumor hemofílico es una rara complicación, que ocurre en 1% a 2% de los pacientes con hemofilia severa.(1) Un pseudotumor es una masa quística encapsulada crónica que se expande lentamente y que evoluciona después de hemorragias recurrentes en las estructuras musculoesqueléticas extra-articulares.

Otro sitio de sangrado es el tracto gastrointestinal.

Los pacientes con hematomas intestinales pueden tener signos y síntomas que simulan un abdomen agudo.(20) La hematuria, secundaria al sangrado que surge de los riñones o la vejiga, es una manifestación frecuente en personas con hemofilia, especialmente en aquellos con deficiencias severas.(21) El sangrado relacionado con la erupción dentaria es raro.

El cuidado dental es sumamente importante en las personas con hemofilia. Los profesionales de la salud deben promover prácticas tempranas de higiene dental consistentes para reducir el riesgo de desarrollo de enfermedad periodontal. El cuidado dental preventivo (limpieza dental) debe realizarse con regularidad. Las extracciones dentales pueden requerir una derivación a un entorno de hospitalización.

Las portadoras o las mujeres con hemofilia leve también están en riesgo de sangrado uterino reproductivo anormal asociado con su período menstrual y el parto. También pueden enfrentar desafíos de sangrado durante cirugías o extracciones dentales.(22)

Diagnóstico

Una historia familiar completa explorando posibles manifestaciones de sangrado en otros miembros de la familia es esencial para la evaluación de un paciente con sospecha de hemofilia. Dada la etiología genética conocida del trastorno, las preguntas sobre los miembros de la familia extendida pueden ser esclarecedoras.

Dependiendo de la población estudiada, se encontrará que del 30% al 50% de los pacientes con hemofilia tienen una mutación esporádica de novo.

Estos pacientes nacen de una madre no portadora con antecedentes familiares negativos. Por esta razón, los pediatras siempre deben considerar el posible diagnóstico de hemofilia en cualquier recién nacido varón con sangrado inusual y tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPa) prolongado de forma aislada a pesar de los antecedentes familiares negativos para  hemofilia.(23)

Cuando se sospecha hemofilia, la evaluación de laboratorio inicial debe incluir un hemograma completo, tiempo de protrombina, TTPa, estudios de mezcla en caso de TTPa prolongado, nivel de fibrinógeno, antígeno VWF y nivel de actividad.

Los niños con hemofilia presentan un TTPa aislado prolongado y un recuento de plaquetas y un tiempo de protrombina/relación internacional normalizada normales. Los pacientes con hemofilia severa suelen tener un TTPa 2 o 3 veces mayor que el límite superior de la normalidad. A menos que el paciente tenga un inhibidor activo de FVIII o FIX, el estudio de mezcla de TTPa corregirá con la adición de plasma normal.

Algunos casos de hemofilia leve pueden presentarse con un TTPa normal debido a la poca sensibilidad del ensayo en el contexto de niveles levemente reducidos de FVIII o FIX. No es posible determinar la gravedad de una hemofilia únicamente por el grado de prolongación del TTPa. Un ensayo específico para cuantificar los niveles de actividad de FVIII o FIX no solo confirmarán el diagnóstico sino que ayudarán a diferenciar otros trastornos hemorrágicos hereditarios, como las deficiencias de los factores de la coagulación XI o XII, que también se asocian con un TTPa prolongado aislado.(24)

Las pruebas genéticas son una parte importante de la evaluación diagnóstica de la hemofilia. Además de permitir un asesoramiento genético preciso, algunas mutaciones reconocidas se asocian con el riesgo potencial de desarrollo de inhibidores, la complicación más frecuente y grave del tratamiento de la hemofilia hoy en día.

Los neonatos varones nacidos de una portadora conocida de hemofilia deben tener su nivel de factor cuantificado en el momento del parto utilizando una muestra de sangre del cordón umbilical.

La prueba de sangre de cordón es preferible a la venopunción porque la recolección de sangre de cordón minimiza el riesgo de hemorragia traumática. Los procedimientos invasivos, como la circuncisión, deben retrasarse hasta que se confirme o se elimine el diagnóstico de hemofilia. En bebés con hemofilia confirmada cuyos padres solicitan una circuncisión, el procedimiento debe ser realizado electivamente por un cirujano experimentado en colaboración con el centro de tratamiento de hemofilia (CTH).

Los pacientes con hemofilia leve podrían no ser diagnosticados hasta la adolescencia o la edad adulta temprana en el contexto de una cirugía o procedimiento dental. El sangrado anormal y excesivo conducirá al diagnóstico.

Determinar la actividad basal del factor de un portador de hemofilia es importante para el manejo, pero si es normal, no descarta el estado de portador. Las pruebas genéticas son más confiables que la medición de los niveles de factor, especialmente en una mujer con actividad de factor normal o en el límite de lo normal. La identificación precisa de los portadores de hemofilia es importante para controlar los síntomas de sangrado actuales y solucionar las posibles complicaciones hemorrágicas asociadas con el embarazo y el parto.

Conocer el estado de portador permite realizar recomendaciones apropiadas para evaluar a la descendencia. (2) Las mujeres con sospecha de hemofilia también deben hacerse la prueba para la enfermedad de von Willebrand (VWD), ya que las variantes de VWD o el VWD tipo 3 grave pueden tener un fenotipo hemorrágico similar al de la hemofilia.

Manejo de la hemofilia

Tradicionalmente, el reemplazo del factor de coagulación ha sido el estándar de cuidado para la hemofilia.(25)(26) Sin embargo, las terapias hemostáticas adyuvantes también son útiles para controlar los episodios hemorrágicos agudos.

Terapias de reemplazo de factor

El tratamiento de la hemofilia ha evolucionado significativamente. En las décadas de 1950 y 1960, los eventos hemorrágicos se trataban con sangre total, plasma fresco congelado o crioprecipitado. Los individuos con hemofilia severa experimentaban hospitalizaciones prolongadas por eventos hemorrágicos y desarrollaban importante morbilidad articular. La década de 1970 trajo el desarrollo de concentrados de factor derivados de plasma.

En la década de 1980 y hacia principios de la década de 1990, la contaminación de estos productos con virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), así como de la hepatitis B y C devastó a la comunidad de hemofilia. Durante esa época, en los Estados Unidos la mayoría de las personas con hemofilia trataban los eventos hemorrágicos solo a demanda debido a las dificultades con el suministro adecuado de concentrados de factor y las preocupaciones sobre la seguridad del mismo.(27) En respuesta a las epidemias de VIH y hepatitis, la pureza y la seguridad del concentrado de factor se convirtieron en el foco terapéutico.

Las estrategias de purificación para concentrados derivados de plasma incorporaron el desarrollo de un cribado mejorado de donantes de sangre y de técnicas para eliminación e inactivación viral: pasteurización, tratamiento con solventes o detergentes, calentamiento en seco, cromatografía de inmunoafinidad y, más recientemente, nanofiltración.(28)(29)(30) Estas técnicas de purificación no se han traducido en informes adicionales de transmisión viral en pacientes que utilizan concentrados de factor derivados de plasma desde mediados de la década de 1990.(31)

Hoy en día, se producen concentrados de factor recombinantes más seguros a través de la transfección del gen FVIII o FIX humano en varias líneas celulares, incluidas las de ovario de hámster chino, riñón de hámster bebé y riñón embrionario humano.(31)(32)(33)(34)(35) Están disponibles múltiples generaciones de concentrados recombinantes basados ​​en la inclusión o exclusión de proteínas derivadas de plasma humano o animal. Los concentrados recombinantes de tercera generación de vida media estándar son comúnmente utilizados en los Estados Unidos. Estos concentrados contienen proteínas derivadas de plasma humano o animal en sus medios de cultivo celular.

Con el desarrollo de productos más seguros, el paradigma del tratamiento en la hemofilia pasó de tratar los episodios hemorrágicos principalmente a demanda al uso de terapia profiláctica: administraciones regulares programadas de concentrado de factor para prevenir los eventos hemorrágicos. La profilaxis se define como primaria, secundaria, o terciaria (Tabla 2).(26) Se ha demostrado que la profilaxis iniciada temprano en la vida proporciona beneficios superiores en comparación con la terapia episódica a demanda.

La profilaxis temprana resulta en una reducción de más del 90% en las tasas de sangrado articular y en reducciones significativas de enfermedad articular degenerativa, artropatía hemofílica y sangrado potencialmente mortal.(36)(37) Los regímenes profilácticos preferidos basados ​​en concentrados de vida media estándar infunden FVIII a 25 a 40 UI/kg por dosis cada 2 a 3 días para pacientes con hemofilia A y FIX a 40 a 60 UI/kg dos veces por semana para pacientes con hemofilia B. Un régimen individualizado para prevenir episodios hemorrágicos se adapta a las necesidades individuales del paciente.(26)(38)

Se pueden usar dosis similares para eventos de sangrado intercurrentes, apuntando a niveles de factor de 80% a 100% o más para el manejo de hemorragias críticas, incluyendo sangrados intracraneales, gastrointestinales, y en iliopsoas.(26) Se recomienda alcanzar niveles de factor preoperatorios superiores al 50% al 100% dependiendo del procedimiento específico (Tabla 3).(26) La hemostasia quirúrgica debe ser guiada por un hematólogo experto en coagulación en coordinación con el médico local del paciente.

Se calcula la dosis de factor para los episodios hemorrágicos agudos multiplicando el peso del paciente (en kilogramos) por el porcentaje deseado del nivel de FVIII; este total luego se multiplica por 0,5 (volumen de distribución) en pacientes con hemofilia A. Para pacientes con hemofilia B, la dosis total será igual al peso del paciente (en kilogramos) multiplicado por el porcentaje deseado del nivel de FIX, multiplicado por 1 (volumen de distribución).

Las vacunas de rutina deben ser administradas a los niños con hemofilia a intervalos apropiados para la edad.

Las guías de la Federación Mundial de Hemofilia (FMH) recomiendan administrar estas vacunas por vía subcutánea en lugar de por vía intramuscular Se debe aplicar hielo en el lugar de la inyección durante al menos 5 minutos después de la vacunación, y se debe ejercer presión en el sitio durante al menos 10 minutos.(26)

No se recomienda administrar concentrado de factor antes de la administración de vacunas. Para lactantes que van a someterse a la circuncisión, se recomienda aumentar los niveles circulantes de factor VIII o IX a 80% a 100% antes del procedimiento. Las guías de la FMH también sugieren el uso de un sellador de fibrina como terapia adyuvante.

Como el tratamiento profiláctico domiciliario de la hemofilia se ha convertido en rutina, algunos pacientes han luchado por mantener una adecuada adherencia al tratamiento debido a las dificultades con el acceso venoso y las limitaciones de tiempo.(39)(40)(41)(42)(43) Esto ha llevado al desarrollo de concentrados de factor de vida media prolongada enfocados en reducir la carga del tratamiento a través de la  disminución del número de infusiones requeridas para la terapia profiláctica. Se han desarrollado recientemente concentrados de FVIII de vida media prolongada con diferentes estructuras proteicas y procesos de fabricación, incluyendo fusión Fc y PEGilación, que demuestran una modesta prolongación de la vida media del FVIII.(44)(45)(46)(47)

La extensión de la vida media en aproximadamente 1,5 veces(48) permite la dosificación profiláctica dos veces por semana a diferencia de las infusiones 3 veces por semana o cada dos días. Esto se debe en parte a la íntima interacción del factor VIII con el VWF, su proteína transportadora chaperona en la circulación.(49) Es posible que pronto haya una nueva clase de concentrados de FVIII que podría extender aún más la vida media del FVIII, llevando a una dosificación semanal o incluso menos frecuente. (50)

Las técnicas para producir concentrados de FIX de vida media extendida han sido más exitosas en la extensión de la vida media usando tecnologías de fusión Fc, PEGilación, o fusión de albúmina. (51)(52)(53) Estas modificaciones han permitido la dosificación profiláctica cada 7 a 14 días o más.(54)

Terapias de reemplazo sin factores

El paradigma actual del tratamiento de la hemofilia se ha centrado en la sustitución del factor de coagulación deficiente específico para promover una hemostasia normal.

Varios grupos investigan nuevas terapias no factoriales para replicar la función del cofactor deficiente o modificar el equilibrio de las proteínas de coagulación hacia las pro-hemostáticas.

Emicizumab es un anticuerpo biespecífico monoclonal humanizado desarrollado para unir FIX y FX activados a la membrana fosfolipídica imitando la funcionalidad del cofactor FVIII.(55)(56) Emicizumab se administra  vía inyección subcutánea, tiene una vida media de 4 a 5 semanas, y está aprobado para la profilaxis en personas con hemofilia A con y sin inhibidores.(56)(57)(58)(59)

Debido a su mecanismo de acción, emicizumab tiene el potencial para inducir eventos adversos severos como trombosis y microangiopatía trombótica.(60) Estos eventos adversos han sido reportados particularmente en individuos con hemofilia A e inhibidores que están recibiendo concomitantemente concentrado de emicizumab y complejo de protrombina activada por episodios de sangrado intercurrentes.(60) El sangrado agudo  traumático o quirúrgico en la hemofilia A sin inhibidores debe manejarse con infusiones de concentrado de FVIII porque emicizumab es utilizado sólo para profilaxis.

Esta primera terapia subcutánea sin factor para la hemofilia A es un gran avance en la conveniencia del paciente para la profilaxis. Se debe tener en cuenta que los ensayos de actividad de TTPa y FVIII de fase 1 no serán precisos en el paciente que toma emicizumab porque los ensayos tradicionales requieren la activación del FVIII. La actividad precisa del FVIII requiere el uso de un ensayo cromogénico de factor VIII reactivo bovino en caso de que un paciente que toma emicizumab requiera la administración simultánea de concentrado de FVIII.

Otras terapias sin factor actualmente en desarrollo se basan en el hallazgo de que algunas personas con hemofilia y rasgos protrombóticos concurrentes, como deficiencia de antitrombina o de factor V Leiden, tienen un fenotipo de sangrado más leve.(61)(62) Fitusiran es un medicamento en investigación, un ARN de interferencia pequeño diseñado para la supresión de la antitrombina a través del silenciamiento génico post transcripcional en hepatocitos, aumentando la cantidad de generación de trombina.(63) Este mecanismo de acción, sin embargo, crea un riesgo potencial para el desarrollo de eventos trombóticos.(64)

El análisis intermedio de un ensayo clínico de fase 1 reportó la muerte de un paciente asociada con fitusiran que involucró el desarrollo de trombosis del seno cerebral después de la administración concurrente de concentrados de FVIII.(65) El ensayo clínico se reanudó y recientemente informó datos positivos de eficacia y seguridad a largo plazo para el estudio de extensión de fase 2 (66)

El TFPI es un inhibidor de la serina proteasa tipo Kunitz que regula fisiológicamente la generación excesiva de trombina al inhibir la interacción del factor tisular con el factor VII activado (FVII) y el FX activado en la cascada de la coagulación.(67) Concizumab es un anticuerpo monoclonal humanizado en investigación que bloquea la acción regulatoria fisiológica del TFPI, aumentando posteriormente la generación de trombina en pacientes con hemofilia y en individuos sanos. Esta terapia se encuentra actualmente bajo ensayo clínico. (68)(69)(70) Estos estudios fueron suspendidos transitoriamente debido a algunos informes de trombosis no fatal, pero se han reanudado desde entonces.(71)

Terapias adicionales sin factores menos desarrolladas, que incluyen la inhibición de la proteína S o la proteína C activada, están actualmente bajo investigación. Recientemente, una serpina (inhibidora de serina proteasa) fue diseñada para inhibir específicamente las actividades anticoagulantes de la proteína C activada mientras se preservan sus otras funciones, restaurando la hemostasia en modelos de ratones con hemofilia.(72)(73)

Otro potencial mecanismo de inhibición de la proteína C activada es a través de anticuerpos monoclonales inhibidores.(74) También se ha desarrollado un pequeño ARN de interferencia en modelos de ratones con hemofilia para “silenciar” la producción de proteína S, que puede reequilibrar la coagulación.(75) Estas terapias sin factores bajo investigación pueden ser vías adicionales para el manejo futuro.

Terapia génica

La cura definitiva de la hemofilia ha sido durante mucho tiempo el sueño de los pacientes con este trastorno. (76) La hemofilia B vio el primer éxito a principios de la década de 2010 con la transferencia de genes mediada por vectores asociados a adenovirus, seguida unos años más tarde por la hemofilia A. (77)(78)(79) El material genético para el gen FVIII o FIX se empaqueta en una cápside de adenovirus recombinante y luego se infunde por vía intravenosa.

El vector viral con material genético es entonces entregado a los hepatocitos que lo transfectan y producen el factor de coagulación deficiente. A través de la terapia génica, las actividades de FVIII y FIX se han incrementado en pacientes con hemofilia severa a niveles consistentes con los encontrados en la hemofilia leve, o incluso niveles hemostáticos normales.

El leve aumento en los niveles de transaminasas que ocurre con la transfección génica suele ser transitorio. Los pacientes suelen ser tratados con un curso de corticosteroides. La seguridad a largo plazo adicional abarca la posible integración del genoma del vector adenoviral en el hígado, aunque esto ocurre significativamente menos que con otros virus. (76)(80) Los interrogantes sobre la terapia génica incluyen seguridad a largo plazo, eficacia, durabilidad de respuesta y ventana terapéutica apropiada.(76)(81)(82)

Terapias adyuvantes hemostáticas

La desmopresina, un análogo sintético de la vasopresina, aumenta transitoriamente los niveles de FVIII y VWF, y puede utilizarse para controlar hemorragias menores en pacientes con hemofilia A que tienen una respuesta documentada a este medicamento. La respuesta se define como un aumento de 2 a 3 veces por encima de los niveles basales de FVIII, con un pico a los 30 a 60 minutos después de la administración.

La desmopresina no es efectiva en pacientes con hemofilia A severa y no está indicada en pacientes con hemofilia B. La respuesta a la desmopresina disminuye con la administración repetida (taquifilaxia), y suele estar contraindicada en niños menores de 2 años debido al riesgo potencial de hiponatremia dilucional y convulsiones.

Agentes antifibrinolíticos como el ácido tranexámico y el ácido épsilon aminocaproico son útiles para controlar el sangrado en áreas con actividad fibrinolítica aumentada, como la mucosa oral y la cavidad nasal. Se pueden usar en combinación con la terapia de reemplazo de factor para prevenir el sangrado asociado a procedimientos quirúrgicos. Estos agentes  también demostraron ser eficaces en el control de la menorragia en mujeres con hemofilia leve.

Complicaciones relacionadas con la hemofilia

Las principales complicaciones clásicas a largo plazo de la hemofilia son las hemartrosis crónicas con artropatía hemofílica concomitante y el desarrollo de anticuerpos contra los concentrados de factores de la coagulación infundidos (inhibidores).

Dado que las personas con hemofilia viven más tiempo, las mismas están desarrollando también comorbilidades relacionadas con la edad. Los estudios han mostrado una alta incidencia de obesidad, enfermedad cardiovascular (83) y enfermedad renal crónica.(21) El mayor riesgo de sangrado en la hemofilia y la falta de directrices sólidas basadas en la evidencia para el manejo de estas comorbilidades crean un mayor riesgo de complicaciones médicas.

El desarrollo de inhibidores es la complicación más grave del tratamiento de la hemofilia en la actualidad. Sigue siendo un desafío clínico importante y costoso para el profesional de la salud. Los inhibidores son anticuerpos específicos tipo inmunoglobulina G dirigidos contra el FVIII o FIX que normalmente neutralizan la actividad del factor infundido. Los inhibidores se desarrollan en aproximadamente el 35% de los pacientes con hemofilia A severa y el 5% de los pacientes con hemofilia B severa.

Los inhibidores tienden a desarrollarse dentro de los primeros 50 días de exposición, aunque la mayoría de los inhibidores se desarrollarán dentro de los primeros 20 días de exposición, lo que corresponde a una edad media de 1 a 2 años al inicio.(15) Los pacientes con hemofilia moderada y leve pueden desarrollar inhibidores, pero como adultos jóvenes o mayores.

Se han identificado varios factores de riesgo asociados con un mayor riesgo de desarrollar inhibidores. Hemofilia severa; mutaciones genéticas específicas, incluidas grandes deleciones y mutaciones sin sentido; antecedentes familiares de inhibidores; y etnia afroamericana e hispana son factores de riesgo no modificables y específicos del paciente para el desarrollo de inhibidores.(83)

Factores de riesgo ambientales para el desarrollo de inhibidores incluyen edad temprana en la primera exposición al tratamiento, tipo de concentrado (derivado de plasma vs. recombinante) utilizado en el tratamiento, intensidad de la dosis, y uso de profilaxis vs. tratamiento a demanda. Recientemente, el estudio SIPPET fue el primer gran estudio prospectivo aleatorizado que investigó las diferencias en el riesgo de desarrollo de inhibidores entre concentrados de factor derivados de plasma y recombinantes en niños no tratados previamente con hemofilia A.(84)

Los resultados del estudio sugieren que los pacientes que reciben concentrados recombinantes son más propensos a desarrollar inhibidores que los que reciben productos derivados del plasma. Sin embargo, la población de estudio estaba en gran parte fuera de los Estados Unidos, y  los participantes tenían un mayor número de mutaciones asociado con un mayor riesgo de desarrollo de inhibidores. Estos resultados suscitaron un debate sobre el régimen profiláctico adecuado a iniciar en niños recién diagnosticados con hemofilia.

También es importante considerar que no todos los concentrados recombinantes estaban incluidos en el estudio, lo que plantea la cuestión de que si estos resultados podrían generalizarse a todos los productos de FVIII recombinante, incluidos los concentrados estándar y de vida media extendida más nuevos.

El principal objetivo terapéutico de los pacientes con inhibidores es la erradicación completa de los anticuerpos. La inducción de tolerancia inmune (ITI) sigue siendo la estrategia más eficaz para la erradicación de inhibidores. Implica el uso de dosis altas y frecuentes de concentrados de factor para que el sistema inmune del paciente tolere el factor y, posteriormente, se reduzca  la producción de anticuerpos.

Actualmente, las indicaciones para la ITI son individualizadas y dependen de las características clínicas y las preferencias del paciente. Emicizumab se ha convertido recientemente en otra opción para los pacientes con hemofilia A e inhibidores. Los estudios clínicos han demostrado una alta eficacia en la prevención de episodios hemorrágicos cuando los pacientes con hemofilia A con inhibidores reciben profilaxis con emicizumab en lugar de ITI, aunque estos pacientes seguirán necesitando un agente de derivación o altas dosis de concentrados de FVIII para tratar episodios hemorrágicos agudos.

Es crucial que el médico conozca el estado de inhibidor del paciente y cómo manejar los episodios hemorrágicos agudos graves en pacientes con inhibidores positivos, incluyendo el uso de agentes de derivación como el concentrado de FVII recombinante activado y los concentrados de complejo de protrombina activada o la necesidad de dosis más altas de concentrados de FVIII (pacientes con hemofilia A) o FIX (pacientes con hemofilia B).

Atención integral de la hemofilia

Las guías de la FMH de 2020 para el manejo de la hemofilia afirman que debe establecerse un modelo de atención integral multidisciplinario en el cuidado de las personas con hemofilia.

Se han organizado centros de tratamiento de hemofilia (CTH) integrales alrededor del mundo. Esta estrategia de tratamiento asegura que las personas con hemofilia tengan acceso a una gama completa de especialidades clínicas y servicios de laboratorio apropiados para el manejo adecuado de su condición y las complicaciones asociadas.(26)

En 1973, la Fundación Nacional de Hemofilia lanzó una campaña de 2 años para establecer la creación de una red nacional de centros de diagnóstico y tratamiento de la hemofilia en los Estados Unidos. Hasta la fecha, hay más de 140 CTH en todo el país.

El establecimiento de este enfoque integral durante los últimos 40 años ha mejorado mucho la calidad de vida no sólo de las personas con hemofilia sino también de todas las personas con trastornos de sangrado, lo que les permite tener vidas más independientes y productivas.

Un estudio de 3.000 personas con hemofilia mostró que las personas tratadas en un CTH tuvieron un 40% menos de probabilidades de morir por una complicación relacionada con la hemofilia en comparación con los que no recibieron atención en un CTH.(8) De manera similar, las personas con hemofilia que se atendían en un centro de tratamiento tuvieron un 40% menos de probabilidades de ser hospitalizados por complicaciones hemorrágicas.(8)

Tabla 1. Severidad de la hemofilia

 Hemofilia leveHemofilia moderadaHemofilia severa
Nivel de factor, % 6-40 1-5 <1
Causa de sangrado Cirugía mayor, trauma Trauma menor, comúnmente no espontáneo Espontáneo
Edad promedio al diagnóstico > 3 años 3 meses 1 mes
Patrón de sangradoArticulaciones, tejidos blandos ± sangrado después de la circuncisión, sangrado con procedimientos quirúrgicos.Articulaciones, tejidos blandos ± sangrado después de la circuncisión ± hemorragia intracraneal neonatal, sangrado con procedimientos quirúrgicos.Espontáneo en articulaciones y tejidos blandos, sangrado después de la circuncisión, hemorragia intracraneal neonatal, sangrado con procedimientos quirúrgicos.

Tabla 2. Tipos de regímenes de profilaxis en hemofilia

Profilaxis primariaProfilaxis regular y continua que se inicia en ausencia de enfermedad articular documentada, antes de la segunda hemorragia articular clínicamente evidente y antes de los 3 años de edad
Profilaxis secundariaProfilaxis regular y continua iniciada después de ≥ 2 hemorragias articulares, antes del inicio de la enfermedad articular y típicamente con ≥ 3 años
Profilaxis terciariaProfilaxis regular y continua iniciada después del inicio de la enfermedad articular documentada. Suele comenzar en la adolescencia o la edad adulta.

Tabla 3. Regímenes de tratamiento recomendados para episodios hemorrágicos agudos (26)

Gravedad de los episodios de sangradoNivel de factor hemostático requerido (% normal)Hemofilia AaHemofilia BbComentarios
Menor (hemartrosis temprana, sangrado muscular u oral menor) 40-60%25 a 40 UI/kg cada 12 a 24 h, según necesidad; si la articulación sigue doliendo después de 24 h, tratar durante 2 días más40–60 UI/kg cada 24 h según sea necesario; si la articulación sigue doliendo después de 24 h, tratar durante 2 días másPara hemartrosis usar RICE (reposo, inmovilización, compresas frías y elevación) Para sangrado oral, la terapia antifibrinolítica es crítica.
Moderada (hemartrosis, hemorragia oral o muscular significativa)60-80%La dosis inicial es de 50 UI/kg. Luego, 30 a 40 UI/kg cada 12 a 24 h, según sea necesario, por sangrado significativo.La dosis inicial es de 60 a 80 UI/kg. Luego, 40 a 60 UI/kg cada 24 h según sea necesario, por sangrado significativoPara el sangrado del iliopsoas, el tratamiento debe continuar durante 10 a 14 días.
Mayor (hemorragia que pone en peligro la vida o las extremidades, hemorragia gastrointestinal, intracraneal o intratorácica, fracturas)Inicial:80–100%
Mantenimiento: 30–60%
La dosis inicial es de 50 UI/kg, luego 25 UI/kg cada 12 h (puede ser necesario monitorear la actividad del factor y ajustar la dosis en un entorno hospitalario)La dosis inicial es de 80-100 UI/kg, luego 50 UI/kg cada 24 h (puede ser necesario monitorear la actividad del factor y ajustar la dosis en un entorno hospitalario)Tratar presuntivamente antes de la evaluación. El tratamiento debe continuar durante 5 a 7 días.
HematuriaLa hematuria leve e indolora se puede tratar con reposo absoluto e hidratación intensa (3 l/m2 de sup. corporal/día) durante un máximo de 48 horas. Para hematuria persistente, dolorosa y/o severa, el nivel inicial requerido es 100% y el de mantenimiento es 40-60%La dosis inicial es de 50 UI/kg. Si no se resuelve, 30-40 UI/kg cada 12-24 h hasta que se resuelvaLa dosis inicial es de 80 a 100 UI/kg. Si no se resuelve, 30-40 UI/kg cada 12-24 h hasta que se resuelvaEvitar antifibrinolíticos kg por día durante 5-7 d)
Trauma o cirugíaInicial: 100%
Mantenimiento:40–60% hasta que se complete la cicatrización de la herida
50 UI/kg; luego 25 UI/kg cada 12 h (puede ser necesario monitorear la actividad del factor y ajustar la dosis en un entorno hospitalario)100 UI/kg; luego 50 UI/kg cada 24 h (puede ser necesario monitorear la actividad del factor y ajustar la dosis en un entorno hospitalario)Evaluar inhibidor antes de cualquier cirugía electiva

aCálculo de la dosis en hemofilia A: la dosis total es igual al peso del paciente (en kilogramos) multiplicado por el aumento deseado del nivel de factor VIII, multiplicado por 0,5 (volumen de distribución).

bCálculo de la dosis en hemofilia B: la dosis total es igual al peso del paciente (en kilogramos) multiplicado por el aumento deseado en el nivel de factor IX, multiplicado por 1 (volumen de distribución).

Comentario

La hemofilia A y la hemofilia B son trastornos hemorrágicos hereditarios caracterizados por la deficiencia completa o parcial de FVIII o FIX, respectivamente. Se heredan con un patrón recesivo ligado al cromosoma X, por lo que los hombres se ven predominantemente afectados.

Una historia familiar completa explorando manifestaciones de sangrado en otros miembros de la familia es esencial para la evaluación de un paciente con sospecha de hemofilia aunque, dependiendo de la población, 30% a 50% de los pacientes tendrán una mutación esporádica de novo. Se debe considerar este diagnóstico en cualquier neonato varón con sangrado inusual y TTPa prolongado.

Los pacientes con hemofilia leve pueden no ser diagnosticados hasta la adolescencia o la edad adulta temprana en el contexto de una cirugía o procedimiento dental. El sangrado anormal y excesivo conducirá al diagnóstico. Los casos severos se caracterizan por episodios hemorrágicos espontáneos, prolongados y recurrentes que afectan principalmente tejidos blandos y articulaciones sinoviales.

Tradicionalmente, el reemplazo del factor de coagulación ha sido el estándar de cuidado para la hemofilia; sin embargo, las terapias hemostáticas adyuvantes también son útiles para controlar los episodios hemorrágicos agudos.

Las principales complicaciones son las hemartrosis crónicas con artropatía y el desarrollo de anticuerpos contra los concentrados de factores de la coagulación infundidos (inhibidores). Conocer estas complicaciones y su manejo, así como realizar un abordaje integral del paciente con hemofilia ayudarán a controlar los síntomas y a mejorar la calidad de vida de las personas que sufren este trastorno.


Traducción, resumen y comentario objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol