A lo largo de una década, los participantes que recibieron estatinas y siguieron un programa de dieta y ejercicio mostraron una formación más lenta de depósitos de calcio en sus arterias y algunos experimentaron una reducción de la calcificación.
Estos depósitos de calcio son un componente de la placa de ateroma que caracteriza la cardiopatía isquémica. El grado de calcificación se relaciona directamente en con el riesgo de experimentar un infarto de miocardio.
En la investigación, realizado por investigadores del Matilda International Hospital de Hongo Kong y cuyos resultados de han presentado en el Foro Científico de Asia y el Pacífico de la American Heart Association, que se desarrolla en Honolulu, se utilizó tomografía de haces de electrones para medir los depósitos de calcio al principio del estudio y diez años después.
Todos los participantes comenzaron recibiendo el tratamiento farmacológico y se sometieron al plan de dieta y ejercicio, si bien muchos abandonaron estos cambios del estilo de vida.
Al final, un tercio de los participantes había experimentado una reducción de los depósitos de calcio. Sólo uno experimentó un infarto de miocardio y dos de ellos