Su investigación incluyó a 100 niños obesos de 6 a 10 años de edad, que fueron comparados a un grupo de 47 niños sin sobrepeso.
Los primeros también presentaron en más resistencia a la insulina, así como cifras tensionales y niveles colesterol más elevados que los niños sin sobrepeso.
Sin embargo, para los autores lo más importante es haber observado mediante ultrasonografía que los niños con obesidad presentan carótidas más gruesas y rígidas, signos que en adultos predicen la cardiopatía isquémica.
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