Con la obesidad en la mente de muchos, toda una industria se ha lanzado a vender dietas y libros sobre dietas, reemplazos alimentarios y programas de ejercicio, suplementos nutritivos y asesoramiento por Internet, para ayudar a las personas a perder peso.
Pero un estudio halló poca evidencia de la efectividad de los programas comerciales de reducción de peso. Casi ninguno de los programas se había estudiado de manera rigurosa, según el trabajo publicado ayer en la revista Anales de Medicina Interna.
En tanto, las autoridades federales de los Estados Unidos aseguran que las empresas que promueven esos programas no están de acuerdo con realizar esos estudios al argumentar que están en el negocio del tratamiento y no en el de la investigación.
"En general, la industria siempre se opuso a dar a conocer los resultados de las investigaciones", dijo Richard Cleland, director asistente de prácticas publicitarias de la Comisión Nacional de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés). "Siempre ponen excusas: desde que son muy costosas hasta asegurar que una parte del negocio es vender un sueño, por lo que si las personas conocen la verdad sería más difícil vender el sueño."
El estudio halló que salvo Weight Watchers, ningún programa comercial había publicado información confiable de ensayos al azar que demostraran meses más tarde que las personas que habían participado pesaban menos que las que no lo habían hecho. Y aun en el estudio realizado por Weight Watchers, según los investigadores, los resultados eran modestos: a los seis meses, las personas habían perdido un 5% de su peso que, al tiempo, lo recuperaron.
"Es como si nunca nadie les hubiese pedido a estas empresas hacer los estudios", dijo el doctor Thomas Wadden, director del Programa de Desórdenes de la Alimentación de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) e investigador principal del estudio.
Diez años atrás
Una década atrás, Wadden, Cleland y otros se reunieron con las empresas que comercializan estos programas de adelgazamiento en la FTC para acordar cómo obtener datos científicos sólidos sobre la efectividad de las dietas.
"Tratamos de elaborar un conjunto de guías voluntarias con la idea de que los centros que promueven la pérdida de peso las informarían a los clientes antes de firmar para recibir el servicio -dijo Cleland-. Al final del día, acordamos no coincidir en el tema de la divulgación de los resultados. Estaba convencido de que esto era algo que la industria no haría voluntariamente." Según aseguró, la FTC no podía forzar a las empresas a realizar los estudios.
"No comprendo cómo se puede tener un producto del que nunca se evaluó la efectividad dijo Lynn McAfee, director de defensa médica del Consejo contra la Discriminación por Peso y Tamaño de los Estados Unidos-. Fue una cachetada en la cara de todas las personas obesas."
Para Cleland, "dada la falta de buena información comparativa, tiene sentido intentar primero con las alternativas más económicas".
Alimentación y ejercicio
Sólo con recomendar a los pacientes un programa alimentario y ejercicio, "los médicos también podrían ayudar a las personas a perder peso -dijo el doctor George Blackburn, especialista en obesidad de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard-. Los médicos pueden, deben y están calificados para hacerlo".
Kent Coykendall, vicepresidente de planeamiento estratégico y desarrollo comercial de la empresa Jenny Craig, dijo que la compañía había comenzado un estudio al azar con 70 personas en el programa.
Sin embargo, aseguró que la empresa cuenta con registros de miles de participantes que pueden demostrar que perdieron peso.
"No culpo a los programas de dietas. Ellos están luchando contra la biología -señaló el doctor Wadden-. Aun en las mejores circunstancias, las personas recuperarán un tercio de lo que han perdido en un año, dos tercios en dos años y quizá vuelvan a su peso inicial en los siguientes cinco años."
Por Gina Kolata
De The New York Times