Hallazgo de investigadores argentinos para evitar las obstrucciones recurrentes

Reducen costos en cirugías coronarias

En lugar de utilizar stents con fármacos, administraron una droga por vía oral con buenos resultados

El costo de cada tratamiento podría bajar de 4000 a 800 dólares Sin embargo, advierten que aún no se sabe si una terapia puede reemplazar a la otra


ORLANDO.- Investigadores argentinos hallaron un procedimiento económico para reducir el riesgo de desarrollar obstrucciones arteriales ( restenosis ) recurrentes, luego del implante de un stent coronario, un dispositivo que mantiene "abierta" la arteria. Este podría reducir el precio de cada tratamiento de 4000 a 800 dólares.

"La decisión entre usar esta nueva técnica, que utiliza stents convencionales, y tres stents farmacológicos en un mismo paciente, por ejemplo, podría volcarse muy a favor de usar esta técnica", explicó a LA NACION el doctor Alfredo Rodríguez, investigador principal del estudio y jefe de Hemodinamia del Sanatorio Otamendi.

Los resultados del trabajo, que demostró una reducción de la restenosis del 66%, se presentaron ayer durante la segunda jornada de la Reunión Científica Anual del Colegio Estadounidense de Cardiología (American College of Cardiology), que se realiza en esta ciudad.

"No cabe duda de que esto, también, es un paso hacia adelante en lo que se refiere a ampliar la cantidad de pacientes que en la Argentina pueden acceder al uso de stents", aseguró Rodríguez a LA NACION antes de la presentación.

Para el estudio, realizado en colaboración con el Colegio Argentino de Cardiólogos Intervencionistas y con la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), el equipo reparó 128 lesiones coronarias producidas por placas graves en 100 pacientes con alto riesgo de restenosis.

En todos ellos, el equipo implantó stents convencionales, dispositivos más económicos que los farmacológicos. La mitad de los pacientes recibió, además, durante 14 días, rapamicina, una droga autorizada por la Anmat y su par estadounidense, la FDA, para los trasplantes renales crónicos.

Al comparar los casos de restenosis entre ambos grupos, los expertos hallaron una diferencia del 66% en la reducción de las obstrucciones arteriales: mientras que en el grupo control la restenosis fue del 51%, en el grupo al que se le agregó la droga la incidencia de restenosis cayó al 17 por ciento. "Además, la cantidad de nuevos procedimientos que los pacientes requirieron durante el primer año posterior al implante del stent se redujo un 81% con el uso de rapamicina por vía oral", agregó.

Estos resultados son muy alentadores aun si se tiene en cuenta que en un porcentaje de entre un 30 y un 40% de los pacientes con placas graves las arterias se vuelven a obstruir dentro de los seis meses después de una primera angioplastia, un procedimiento invasivo que "abre" las arterias mediante un balón conectado a un catéter.

Las conclusiones del trabajo, considerado por la ACC uno de los aportes científicos más innovadores de este encuentro, fueron adelantados ayer a los medios internacionales acreditados. El doctor Rodríguez, no obstante, advirtió: "A partir de este trabajo no se puede afirmar que a todo stent convencional se le tendría que agregar rapamicina por vía oral. Tampoco se puede decir que esta técnica es mejor que utilizar stents con droga, ya que aún no sabemos si los puede reemplazar".

Además de reducir el riesgo de nuevas obstrucciones arteriales, los investigadores observaron que en los mismos pacientes disminuyó un 44% la cicatrización exagerada del tejido alrededor del stent implantado (hiperplasia fibrointimal) y que, como las placas de grasa (ateromas), reduce el flujo normal de la sangre.

Los datos obtenidos por el grupo argentino fueron analizados de manera externa e independiente por el Hospital Metodista de Houston. Allí, los doctores Albert Raizner y Gregg Kaluza midieron por computadora todos los parámetros angiográficos de los pacientes que participaron en el estudio, que, según Rodríguez, se realizó sin soporte económico de los laboratorios que fabrican la droga ni los stents utilizados.

Los doctores David Vetcher y Antonio Pocoví, de la Sociedad Argentina de Cardiólogos Intervencionistas, integraron el comité de seguridad del estudio, en el que también participaron los doctores Máximo Rodríguez Alemparte, Carlos Fernández Pereira y César Vigo.

"En un estudio anterior vimos que cuando había alta concentración de droga en sangre durante la primera semana, la incidencia de restenosis era de un dígito y la cantidad de hiperplasia fibrointimal caía en forma significativa", comentó a LA NACION el doctor Rodríguez, al referirse al trabajo seleccionado por la revista Heart para su publicación on line en abril próximo.

Por Fabiola Czubaj
Enviada especial