Los bebés de las mamás obesas comen en más cantidad y más seguido, consumen más azúcar y gastan menos calorías que los bebés de las mamás con peso normal. Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por especialistas del Instituto de Investigación de la Diabetes de Estados Unidos que, por primera vez, investiga el vínculo entre el peso materno y la alimentación de los lactantes.
El trabajo alerta a profesionales y padres sobre estos patrones alimentarios que pueden predisponer a algunos lactantes a padecer obesidad en el futuro.
Es que el fenómeno de la obesidad infantil está creciendo en todo el mundo y, por eso, ya se habla de una epidemia global. En Estados Unidos hay cada vez más chicos con problemas de sobrepeso y obesidad. Actualmente, las estadísticas indican que tres de cada diez alumnos de la primaria tienen sobrepeso.
El trabajo, publicado en el Nutrition Journal, sostiene que cuanto mayor es el peso corporal y la cantidad de tejido graso de las mamás, los bebés son alimentados con más frecuencia y con mayor cantidad de hidratos de carbono.
De esta manera, explora la relación entre el peso materno y la forma en que se alimenta a los bebés. Y ofrece una nueva mirada sobre la posible influencia de la alimentación del lactante como causa de obesidad en la infancia.
Muchas investigaciones previas identificaron la influencia de factores genéticos y medioambientales como las posibles causas de obesidad en los niños.
Algunos de estos trabajos incluyeron la obesidad de los padres biológicos, pero no abordaron en particular la composición corporal de la mamá, es decir: cantidad de agua, tejido graso y masa muscular, entre otros indicadores. Tampoco tuvieron en cuenta la calidad de los alimentos que les dan a los bebés ni la frecuencia con la que se los alimenta durante la lactancia.
Ahora, los investigadores del Instituto de Investigación de Diabetes en los Estados Unidos hicieron varias observaciones sobre la relación entre el peso materno y la alimentación de los lactantes. Una de ellas es que los bebés que eran hijos biológicos de mamás obesas consumían más calorías y una mayor cantidad de hidratos de carbono, en comparación con los lactantes de madres con un peso normal.
Además detectaron que tres de cada cuatro chicos de madres obesas consumían suplementos alimentarios y comían con más frecuencia que los hijos de mamás sin exceso de peso.
Eso no es todo. Los especialistas también notaron que, en promedio, las más obesas jugaban y compartían movimientos durante menos tiempo con sus bebés, una conducta que conlleva un menor gasto de energía tanto de las mamás como de los bebés.
Lo cierto es que para enfrentar la obesidad infantil, los expertos recomiendan un cambio de hábitos en las comidas y en la actividad física. Pero se trata de una responsabilidad de los padres.