René Favaloro hizo la primera intervención programada

Cumplió 40 años el bypass, una técnica que sigue vigente

Varios estudios prueban que es más efectivo en la enfermedad de múltiples vasos.

El 9 de mayo de 1967, una mujer de 51 años se convirtió en la primera persona de la historia sometida a una operación de bypass aortocoronario programada.

Al frente de esta cirugía que revolucionaría la cardiología mundial estaba un cirujano argentino: el doctor René Favaloro. Cuarenta años más tarde, la técnica sigue vigente: sólo en los Estados Unidos se realizan unos 800.000 bypasses por año, y diversos estudios científicos muestran que es efectiva.

A modo de homenaje, la Fundación Favaloro concluye hoy un nuevo encuentro de "Cardiología para el consultante", en este caso dedicado a "la cardiopatía isquémica a 40 años del primer bypass y a 30 años de la primera angioplastia". Tal como fue imaginado por Favaloro allá por 1977, este ciclo les da la posibilidad de dialogar con encumbrados especialistas a más de 2000 cardiólogos argentinos y latinoamericanos.

"En la época en que se desarrolló el bypass, lo único que había para la angina de pecho (el dolor que sentían los pacientes) o la secuela del infarto (falta de aire) era la nitroglicerina, un muy buen vasodilatador que todavía se sigue usando -cuenta el doctor Roberto Favaloro, también cirujano-. Ni siquiera se había descubierto el efecto antiagregante de la aspirina para prevenir el infarto."

La angina de pecho fue descripta a fines del siglo XVIII y desde entonces se ensayaron todo tipo de remedios. "Por ejemplo, se empleó la «simpatectomía cervical» [resección del nervio simpático], la ablación de la glándula tiroidea, y el «pulido» del corazón y el pericardio para que se formen pequeños canales que abastezcan de sangre al corazón -cuenta Favaloro-. En 1959, Mason Sones hizo la primera cinecoronariografía que permitió ver qué pasaba con la enfermedad coronaria."

La técnica que lo precedió

Antes del bypass, los cardiólogos recurrían a una técnica que conectaba la arteria aorta y el músculo cardíaco utilizando un conducto natural (la vena safena) del propio paciente. Favaloro decidió unir la vena safena con el extremo más distante de la arteria coronaria obstruida "saltando" la obstrucción. Y resultó.

Hoy día la importancia de esta cirugía es ampliamente aceptada. En las décadas del 60, 70 y 80, cuando no había posibilidades de acceder a fármacos muy efectivos ni a la técnica de la angioplastia no sólo revirtió la alta tasa de mortalidad que se registraba hasta ese momento en pacientes coronarios, sino que además mejoró su calidad de vida. Pero más allá de las disputas por la autoría de la primera intervención, que reclamaron más tarde Garrett y equipo, de Houston, esta cirugía generó todo tipo de controversias.

"Empezó a emplearse rápidamente, pero se discutía porque era muy caro, que no iba a durar... -dice Favaloro-. Sin embargo, tres grandes estudios permitieron concluir, a principios de 1990, que la cirugía de bypass es útil. En 1994, un editorial de The Lancet afirmó que la cirugía beneficia a los pacientes que tienen enfermedad coronaria difusa en más de un vaso."

El corazón está irrigado por dos arterias: la coronaria izquierda y la derecha. Cuando la lesión es cercana al origen, el territorio en riesgo es mayor. Hay que prevenir la insuficiencia cardíaca o la muerte súbita producto de la obstrucción. Existen dos posibilidades: angioplastia o cirugía. Pero para eso se requiere que las arterias sean aceptables.

"La cirugía es más invasiva, pero tiene la ventaja de que como hay que abrir podemos llegar a arterias más lejanas -dice Favaloro-. En cambio, en la angioplastia, como va por vía endoluminal, si la obstrucción es muy larga hay problemas. En un registro de la ciudad de Nueva York, por ejemplo, la sobrevida con cirugía en enfermedad de tres vasos es mucho mejor que con angioplastia. Y lo más importante es que la tasa de reintervención es menor." 
 

Comparan la cirugía con la angioplastia

Mucho se discute sobre las ventajas relativas del bypass y la angioplastia. Un análisis de todos los estudios publicados en los últimos años sobre la efectividad del bypass coronario y la angioplastia con stent metálico concluyó que ambos procedimientos son igualmente efectivos.

"El resultado de este metaanálisis demuestra equivalencia entre ambos tratamientos de revascularización, incluso en los casos más desfavorables, como son los [pacientes] diabéticos", comentó el doctor Alfredo Rodríguez, uno de los autores de esta investigación, que fue aceptada para su publicación, a fin de año, en la revista The Lancet .

Rodríguez, que es jefe de Cardiología Intervencionista del Sanatorio Otamendi, participó en este estudio con investigadores del Centro Médico Erasmus de la Universidad de Rotterdam (Holanda). Luego de cinco años de seguimiento a 3000 pacientes, la mortalidad y la cantidad de accidentes cerebrovasculares (ACV) e infartos agudos de miocardio tuvieron la misma frecuencia en los pacientes a los que se les realizó un bypass o una angioplastia con stent metálico (16,7 y 16,9%, respectivamente). Lo mismo se obtuvo para los pacientes diabéticos: 21,4% (angioplastia) contra 20,9% (bypass).

La angioplastia es un procedimiento que permite "destapar" una arteria obstruida con ayuda de un catéter y un balón en su extremo. Una vez que el catéter llega por la arteria hasta la obstrucción, el cirujano infla el balón para que presione la placa aterosclerótica y aumente el diámetro arterial para restablecer el flujo sanguíneo con ayuda de una malla metálica (stent).

"Estos resultados nos indicarían que en todos los pacientes coronarios que reuniesen los criterios para ser tratados con cirugía y/o angioplastia esta última sería la terapia de elección, dado lo poco invasivo de este tratamiento. Sin embargo, la cirugía coronaria tiene todavía un papel importante en ciertos grupos de pacientes", opinó Rodríguez. En conclusión, cada uno deberá discutir con su médico cuál es la intervención más adecuada para su caso particular.