"The Journal of Clinical Hypertension"

El incremento del consumo de potasio reduciría la HTA

Junto con la disminución del sodio, es el cambio alimentario más importante, tras la bajada de peso para reducir la enfermedad cardíaca.

De acuerdo con las conclusiones de un metanálisis realizado por investigadores del Centro Médico de la Universidad Vanderbilt (Estados Unidos), publicadas en el último número de la revista The Journal of Clinical Hypertension, han demostrado que el aumento de potasio en la dieta se asocia con una reducción del riesgo de desarrollar hipertensión y con una bajada de las cifras de presión sanguínea en las personas hipertensas.
 
En palabras del Dr. Mark C. Houston, “el consumo adecuado de potasio es uno de los motivos por los que los vegetarianos tienen una muy baja incidencia de enfermedad cardíaca”.
 
En las sociedades aisladas que tienen una alimentación reducida en sodio y rica en frutas y verduras –y por lo tanto, que aportan un alto nivel de potasio–, la hipertensión afecta apenas al 1% de la población. Por el contrario, en las sociedades industrializadas, donde la población tiene una dieta rica en alimentos procesados y grandes cantidades de sodio, la hipertensión afecta a una de cada tres personas.
 
Es el caso de la típica dieta estadounidense, que contiene el doble de sodio y la mitad de potasio que recomiendan las guías alimentarias. Así, el bajo nivel de potasio favorece la prevalencia de la hipertensión en los estadounidenses.
 
Según la revisión de estudios publicados, los investigadores aseguran que, de aumentar el consumo de potasio, la cantidad de estadounidenses adultos con niveles elevados de presión disminuirá más del 10%. En el 2006, la Asociación Americana de Cardiología (AHA) publicó nuevas guías para que los habitantes consumieran 4,7 gramos diarios de potasio.
 
Según recogen los autores, “el aumento del consumo de potasio y la disminución del de sodio es quizás el cambio alimentario más importante (después de bajar de peso) para reducir la enfermedad cardíaca”.
 
Algunos estudios previos demostraron también que las dietas que aportan por lo menos 500 o 1.000 miligramos diarios de magnesio y más de 800 miligramos de calcio ayudarían a reducir la presión y el riesgo de desarrollar hipertensión. Por ello, concluyen los autores, “el aumento del consumo de esos minerales a través de la ingesta de más frutas y verduras mejorará los valores de la presión y reducirá el riesgo de enfermedad coronaria e ictus”.

De acuerdo con las conclusiones de un metanálisis realizado por investigadores del Centro Médico de la Universidad Vanderbilt (Estados Unidos), publicadas en el último número de la revista The Journal of Clinical Hypertension, han demostrado que el aumento de potasio en la dieta se asocia con una reducción del riesgo de desarrollar hipertensión y con una bajada de las cifras de presión sanguínea en las personas hipertensas.
 
En palabras del Dr. Mark C. Houston, “el consumo adecuado de potasio es uno de los motivos por los que los vegetarianos tienen una muy baja incidencia de enfermedad cardíaca”.
 
En las sociedades aisladas que tienen una alimentación reducida en sodio y rica en frutas y verduras –y por lo tanto, que aportan un alto nivel de potasio–, la hipertensión afecta apenas al 1% de la población. Por el contrario, en las sociedades industrializadas, donde la población tiene una dieta rica en alimentos procesados y grandes cantidades de sodio, la hipertensión afecta a una de cada tres personas.
 
Es el caso de la típica dieta estadounidense, que contiene el doble de sodio y la mitad de potasio que recomiendan las guías alimentarias. Así, el bajo nivel de potasio favorece la prevalencia de la hipertensión en los estadounidenses.
 
Según la revisión de estudios publicados, los investigadores aseguran que, de aumentar el consumo de potasio, la cantidad de estadounidenses adultos con niveles elevados de presión disminuirá más del 10%. En el 2006, la Asociación Americana de Cardiología (AHA) publicó nuevas guías para que los habitantes consumieran 4,7 gramos diarios de potasio.
 
Según recogen los autores, “el aumento del consumo de potasio y la disminución del de sodio es quizás el cambio alimentario más importante (después de bajar de peso) para reducir la enfermedad cardíaca”.
 
Algunos estudios previos demostraron también que las dietas que aportan por lo menos 500 o 1.000 miligramos diarios de magnesio y más de 800 miligramos de calcio ayudarían a reducir la presión y el riesgo de desarrollar hipertensión. Por ello, concluyen los autores, “el aumento del consumo de esos minerales a través de la ingesta de más frutas y verduras mejorará los valores de la presión y reducirá el riesgo de enfermedad coronaria e ictus”.