Curso Anual 2008 de la SAO

Avances para tratar el cáncer ocular

Hoy evitan la necesidad de extraer el ojo.

Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION

A diferencia de la inmensa mayoría de las enfermedades cuyo tratamiento prescriben los oftalmólogos, el melanoma uveal -el más frecuente tumor primario maligno del ojo- ha sabido colocar a estos profesionales en una situación atípica en su práctica cotidiana: tratar de salvar la vida del paciente, relegando a un segundo plano el intento de preservar la visión.

"Es una de las pocas enfermedades en las que el oftalmólogo no se enfrenta a la falta de visión del paciente, sino al riesgo de vida", dijo a LA NACION el doctor David Pelayes, codirector del posgrado de oftalmología, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

La buena noticia es que un cambio en las estrategias de tratamiento del melanoma uveal ha permitido no sólo que la mayoría de quienes lo padecen sobrevivan a la enfermedad, sino que conserven, además, la visión del ojo afectado. Así, el oftalmólogo recupera su labor habitual: preservar la buena visión del paciente.

"El verdadero avance en el tratamiento del melanoma uveal es que hoy uno puede conservar el ojo en la mayoría de los casos y conservarlo, además, con una calidad de visión decente", aseguró el doctor Stefan Seregard, profesor de oftalmología del Instituto Karolinska, de Suecia, y secretario general de la Sociedad Europea de Oftalmología.

Los avances en el tratamiento del melanoma uveal fueron discutidos recientemente en el Curso Anual 2008 de la Sociedad Argentina de Oftalmología (SAO), que fue presidido por el doctor Edgardo Manzitti.
Cambio de criterios

"El melanoma uveal es un tumor que se origina a partir de los melanocitos, que son células pigmentarias, que dan lugar a la aparición de un tumor en la úvea, en el interior del globo ocular", explicó el doctor Seregard. "Es una enfermedad que está limitada principalmente a personas mayores: se ve mayormente después de los 60 años de edad", agregó el doctor Arun Singh, director del Departamento de Oftalmología Oncológica de la Clínica Cleveland, de Estados Unidos.

Su principal síntoma es la pérdida de visión en el ojo afectado. "Cuando el tumor se encuentra cerca del centro de la visión, el paciente nota una mala visión y consulta, y en estos casos el diagnóstico suele ser temprano -comentó el doctor Pelayes-. Pero si el tumor se origina en otras regiones del ojo, suele dar síntomas sólo cuando su tamaño es más grande."

Igual que en el caso del melanoma de piel, el melanoma uveal puede diseminarse a otros órganos, y es entonces cuando puede representar un riesgo de vida.

"Si bien en los tumores pequeños el riesgo de metástasis es del 1% a los 5 años, en los tumores grandes ese peligro asciende al 25%", precisó el doctor Singh.

Afortunadamente, agregó el doctor Seregard, "hoy hay muchas opciones distintas de tratamiento: uno puede utilizar radioterapia en placa, que es un dispositivo radiactivo que se coloca en el ojo, o puede emplear un haz de protón externo, que irradia desde afuera el tumor, por ejemplo." Pero lo que más impacto ha tenido es un cambio de criterio en la forma de abordar el tratamiento de estos pacientes.

"Hoy el diagnóstico precoz permite que no sea necesario extraer el ojo en la mayoría de los casos, como ocurría antes -comentó Pelayes-. Esto es posible gracias a los resultados de un estudio colaborativo que demostró que, en la mayoría de los casos, extraer el ojo afectado no aporta un mejor pronóstico para el paciente que si se lo conserva y se aplica una radioterapia en placa."

Las formas más agresivas de tratamiento se dejan sólo para los casos más avanzados o que presentan factores de riesgo de metástasis. "Un elemento importante que está modificando los criterios de tratamiento es la punción del tumor -agregó Pelayes-. Esta se realiza antes de colocar la placa o en los casos en que hay dudas sobre el diagnóstico, y permite estudiar células del tumor para tratar de determinar si tendrá un comportamiento más agresivo y con mayores riesgos de metástasis."

El único límite para estos estudios cromosómicos es su alto costo, que dificulta su realización en el medio público de atención de la salud, concluyó el oftalmólogo.