Un médico hablar por el móvil en un hospital chino (Foto: Reuters) MARÍA VALERIO
En 1861, el médico húngaro Ignaz Semmelweis, descubrió que era posible reducir la mortalidad en los partos de su hospital con sólo lavarse las manos antes de atender a la parturienta. A pesar de que su teoría fue despreciada y el joven galeno acabó despedido, puede decirse que sentó las bases de la prevención de las infecciones hospitalarias. Si Semmelweis levantase la cabeza, su afán antibacteriano tendría hoy en día un moderno enemigo: el teléfono móvil.
Imagine la secuencia. El móvil suena en la bata de un médico (que tal vez está en el quirófano), se lo lleva al oído y atiende la llamada. Cuando acaba, devuelve el aparato al bolsillo y sigue con su tarea. Atiende a un paciente, le explora; pasa al siguiente... Esta escena habitual puede ser fuente de infecciones bacterianas en los hospitales, según advierte un trabajo realizado en Turquía y que acaba de publicar la revista ''''Annals of Clinical Microbiology and Antimicrobials''''.
Investigadores del Hospital Ondokuz Mayis (en la localidad turca de Samsun) analizaron a 200 sanitarios de su centro y sus respectivos celulares en las Unidades de Cuidados Intensivos del Centro y en 14 quirófanos. En todos los casos se tomó una pequeña muestra de la superficie del aparato así como de la mano de cada participante (la izquierda en el caso de los zurdos) para valorar cuántos de ellos estaban ''''contaminados''''.
Para sorpresa de los autores, el 95% de los teléfonos estaba contaminado con diferentes tipos de bacterias hospitalarias; algunas muy peligrosas y resistentes a los antibióticos. En la mitad de los terminales se hallaron cepas del ''''Staphylococcus aureus'''' (principal causa de infecciones hospitalarias), un patógeno que en el 37,7% de las manos analizadas era resistente a la meticilina.
Hasta tres colonias diferentes
En el 49% de los teléfonos sólo se identificó un tipo de bacteria, pero en un 45% de los casos los investigadores detectaron dos o tres patógenos ''''conviviendo'''' simultáneamente. No se hallaron diferencias significativas en las colonias bacterianas entre los distintos tipos de profesiones sanitarias; aunque el recuento de bacterias sí resultó ser superior entre quienes recibían más llamadas.
Sólo el 10% de los médicos y enfermeras participantes reconoció que limpiaba con regularidad su móvil. Teniendo en cuenta la preocupación que despiertan las infecciones nosocomiales (las que se producen en los hospitales), este porcentaje les parece demasiado pequeño a los autores, que consideran que estos teléfonos pueden ser una importante fuente de transmisión de infecciones.
Hasta ahora, reconocen, no se ha elaborado ninguna guía de ''''limpieza de móviles'''' en los hospitales, aunque señalan que habría que empezar a extremar las medidas de higiene de este aparato (y a lavarse las manos más a menudo). Bastaría con que cada sanitario dedicase unos minutos a limpar la superficie del aparato con algún desinfectante, "que con cada uso entra en contacto con partes del cuerpo humano muy contaminadas, como la oreja, la nariz, la boca o la propia mano". De ahí, no es difícil que las bacterias pasen de un paciente a otro, causando problemas de salud a personas que se encuentran ingresadas y cuyo sistema inmune puede estar ya de por sí debilitado.
El móvil, explican en el trabajo, es una herramienta que los médicos utilizan tanto para llamadas particulares como para situaciones de emergencia, en las que resulta imprescindible. Pero si no se previene su papel como reservorio y fuente de bacterias hospitalarias, podría dejar de ser un aliado para convertirse en un elemento de riesgo en los pasillos de los hospitales. El trabajo no hace ninguna mención al ''''busca'''', otro de los elementos de comunicación interna que se siguen utilizando con frecuencia en los hospitales.