La apnea obstructiva del sueño (AOS) no suele diagnosticarse, y por lo tanto tratarse, en muchos pacientes obesos con diabetes tipo 2, según revela un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro para la Investigación de la Obesidad y la Educación de la Temple University en Filadelfia (Estados Unidos) y publicado el último número de la revista Diabetes Care (2009;32:1017-1019).
En palabras del Dr. Gary D. Foster, autor principal del estudio, “el hecho de que muchos obesos con diabetes tipo 2 tengan apnea del sueño y no lo sepan es problemático por las graves consecuencias clínicas”.
Las personas con AOS tienen pausas respiratorias mientras duermen por la contracción de los músculos de la parte superior de la garganta, lo que cierra las vías respiratorias e impide que el oxígeno llegue a los pulmones. Los síntomas incluyen ronquidos fuertes, dificultad para respirar e intervalos en el ritmo respiratorio, que producen despertares frecuentes que alteran la calidad del sueño y causan somnolencia diurna. Los factores que aumentan el riesgo de desarrollar AOS son la obesidad, tener cuello o lengua largos, tener vías aéreas estrechas, la obstrucción nasal, haber aumentado de peso recientemente y la forma del paladar o la mandíbula.
El estudio incluyó a 306 pacientes obesos con diabetes tipo 2 que proporcionaron información personal sobre el sueño (ronquidos y somnolencia diurna) y a los que se les realizó una polisomnografía, registrando variables como los cambios en las ondas cerebrales, los movimientos oculares, el tono muscular y los patrones respiratorios durante el sueño. Y según informaron los autores, “el hallazgo más importante es la altísima prevalencia de apnea obstructiva del sueño sin diagnosticar (un 86,6%) en pacientes obesos con diabetes tipo 2”.
Además, “e igualmente alarmante es el índice promedio de apnea-hipoapnea, esto es, la relación entre la cantidad de episodios de apnea e hipoapnea por hora de sueño, que resulta indiscutiblemente elevado (20,5)”. El 33,4% de los 306 pacientes tenía apnea obstructiva leve (índice apnea-hipoapnea: 5-14,9), el 30,5% tenía apnea obstructiva moderada (índice apnea-hipoapnea: 15-29,9) y el 22,6% tenía apnea obstructiva grave (índice apnea-hipoapnea: 30 o superior). Tener una circunferencia de cintura superior a la normal y un índice de masa corporal (IMC) elevado estuvo significativamente asociado con la aparición de la AOS, en especial, con apnea grave.
Por todo ello, concluyen los autores, “los médicos de pacientes obesos con diabetes tipo 2 deberían tener en cuenta la aparición de ese trastorno del sueño, aún cuando no existan síntomas y en especial en aquellos pacientes con un tamaño de cintura y un IMC muy elevados. La alta prevalencia de la apnea obstructiva del sueño en pacientes obesos con diabetes tipo 2 es un problema de salud pública serio y abre la puerta a que algunas de las causas de movilidad y mortalidad asociada con la diabetes tipo 2 se pueda atribuir a la apnea obstructiva del sueño sin diagnosticar”.
Diabetes Care 2009;32:1017-1019
Apnea del sueño y riesgo cardíaco
Un estudio británico comprueba que incluso en los casos leves disminuye significativamente la dilatación arterial normal.
Un nuevo estudio, realizado por un equipo del Hospital Churchill, de Oxford (Gran Bretaña) ha demostrado que la apnea del sueño mínimamente preocupante está asociada con cambios negativos en los vasos sanguíneos, lo que sugiere que los pacientes con ese trastorno tienen un riesgo más elevado de desarrollar enfermedad cardiovascular.
"En estudios previos hallamos que los niveles de riesgo cardiovascular aumentan en pacientes con apnea obstructiva del sueño moderada a grave. Nuestra hipótesis es que eso también ocurriría en pacientes con apnea obstructiva del sueño leve", señaló el Dr. Malcolm Kohler, director de la investigación.
Los autores compararon a 64 pacientes con síntomas mínimos de apnea obstructiva del sueño con otros 15 de la misma edad, índice de masa corporal y perfil de riesgo cardiovascular, que actuaron de controles.
La dilatación arterial normal, que ocurre cuando aumenta el flujo sanguíneo, fue significativamente menor en los pacientes con apnea que en el grupo de control, según publican en el “American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine”. "Esa diferencia demostró ser clínicamente significativa", indicaron los autores. Otro test reveló que la rigidez arterial fue mucho mayor en el grupo con apnea.
Según estos resultados, el Dr. Kohler opina que los pacientes con apnea obstructiva del sueño leve tendrían alto riesgo cardiovascular y, por lo tanto, se beneficiarían de la terapia con aire presurizado que se suministra mediante una máscara durante el sueño para mantener abiertas las vías aéreas.
American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine 2008;178:984-988