JOSÉ RAMÓN SUÁREZ
Tras estas vacaciones le vendrán recuerdos de la época estival. ¿Serán ciertas esas evocaciones? La respuesta está en la materia blanca de su cerebro, en las propiedades de su microestructura, íntimamente relacionadas con la formación de falsos recuerdos, tal y como han demostrado autores españoles en una investigación publicada en 'The Journal of Neuroscience'.
"Cada vez que evocas un recuerdo lo estás volviendo a almacenar, la memoria es muy reconstructiva y no es un proceso perfecto", explica Antoni Rodriguez-Fornells, miembro de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançat (ICREA), y uno de los investigadores del estudio. De manera que nuestros recuerdos pueden ser verdaderos, pero también falsos.
Para comprobar si la tendencia a tener falsos recuerdos se debe a la estructura del cerebro, el equipo de Lluis Fuentemilla, principal autor del estudio, probó a inducir esas evocaciones incorrectas en 48 estudiantes de la Universidad de Barcelona, con una edad media de 22 años.
Primero les leyeron varias listas de palabras relacionadas semánticamente (mesa, sentarse, patas, asiento, sofá, escritorio, taburete....y así hasta 14 voces similares). Después, les preguntaron qué palabras recordaban y si entre ellas estaba una palabra 'señuelo', que no había sido mencionada previamente en esa lista (silla, en este caso).
Dos áreas del cerebro
Rodríguez-Fornells, doctor en Psicología, comenta que posteriormente les realizaron una resonancia magnética "donde se mira la difusión de las moléculas de agua en el cerebro y se correlacionaban unos resultados con otros". Los que recordaron más palabras señuelo tenían mayor propensión a los recuerdos falsos (curiosamente, el 75% de los participantes decía haber escuchado la palabra fantasma).
La materia blanca cerebral está compuesta por fibras nerviosas (axones) cubiertas de mielina, un tipo de grasa que le da su aspecto blanco y que incrementa la velocidad de transmisión de las señales nerviosas. Según el estudio, la tendencia a generar recuerdos verdaderos y falsos está relacionada con las diferencias individuales en esta sustancia blanca cerebral. Es decir, los recuerdos auténticos se asocian con un haz de sustancia blanca que conecta las zonas del hipocampo y el parahipocampo, dos estructuras vinculadas al recuerdo y el almacenamiento de memorias. En cambio, la tendencia a generar falsos recuerdos se vinculó con otro haz de sustancia blanca (el fascículo longitudinal superior) que conecta estructuras fronto-parietales que han sido relacionadas en otros trabajos de resonancia magnética funcional con las falsas memorias.
Plasticidad del cerebro
La relevancia clínica de estas conclusiones vendría dada por la posibilidad de que, a largo plazo, se pueda entrenar el cerebro para inducir cambios en la materia blanca, de manera que se logre reducir los falsos recuerdos en los procesos memorísticos.
Hasta hace poco se creía que, a partir de una cierta edad, el cerebro mostraba pocos cambios; sin embargo, el doctor Rodríguez-Fornells aclara que hay algunos estudios que hacen pensar que en el futuro "se pueda trabajar para aumentar o disminuir ciertas partes de sustancia blanca o gris", de manera que haya existir opciones de neurorehabilitación en la memoria.
Sería interesante saber si, por ejemplo, cuando una víctima identifica a su agresor en un rueda policial de reconocimiento es porque le recuerda bien o porque quiere creerlo, aunque no sea realmente esa la persona. De hecho, el estudio de los recuerdos falsos ha sido ampliamente estudiada en el terreno judicial por el impacto que puede tener en el testimonio de víctimas y testigos.
"Estamos muy lejos de poder saber si alguien está evocando un recuerdo verdadero o falso, ahora mismo es imposible", reconoce el investigador. Porque, además, "en el fondo no es una mentira, no es algo que estés produciendo de forma explícita, sino que es más bien una distorsión de tu propio proceso de memoria".