Corticoides + antivirales

La terapia combinada podría ser eficaz en la parálisis facial idiopática

El uso de corticoides y antivirales mejora la recuperación de los pacientes. Aún existen muchas incógnitas sobre las causas de este trastorno.

NURIA BAENA

Una revisión de estudios confirma que la combinación de corticosteroides y antivirales es la mejor opción para tratar un tipo de parálisis facial, la de Bell, también denominada idiopática. Según este trabajo, publicado en la revista 'Journal Of the American Medical Association' (JAMA), esta unión de fármacos logra una recuperación de los enfermos aún mayor que la monoterapia con corticoides. No obstante, los especialistas señalan que son necesarios más estudios para confirmar estos datos.

La parálisis de Bell o parálisis facial idiopática es una afección que se produce cuando existe una lesión en el séptimo par craneal (nervio facial), que controla el movimiento de los músculos de la cara y también afecta a la sensibilidad en el conducto auditivo externo y al sentido del gusto. La causa de este trastorno es todavía hoy objeto de debate, aunque parece probado el papel del virus del herpes simple tipo 1 (HSV-1) y del de la varicela zoster (VZV).

La incidencia anual en España es de dos casos por 10.000 habitantes, según explica el doctor Jesús Porta Etessam, vocal de Comunicación de la Sociedad Española de Neurología, mientras que cada año se diagnostican más de 60.000 casos en Estados Unidos

La investigación, encabezada por John R. De Almeida investigador del Sunnybrook y la Universidad de Toronto, en Canadá, afirma que el principal objetivo en el tratamiento de la parálisis de Bell es la prevención de sus secuelas, ya que mientras un 84% de quienes sufren este trastorno se recupera totalmente o casi de forma completa, existe un porcentaje de pacientes que, pasado un tiempo, siguen experimentando síntomas como debilidad del nervio, contracción facial y movimientos involuntarios.

Los autores identificaron 854 estudios de los que escogieron 18 para su análisis y la extracción de sus conclusiones. Estos incluían un total de 2.786 pacientes y se habían desarrollado en 12 países de cinco continentes. Analizando el tipo de tratamiento empleado (monoterapia con corticoides o agentes virales, o uso combinado de ambos) los investigadores estudiaron la recuperación facial de los enfermos a corto plazo (en un periodo de entre seis semanas y cuatro meses) y una vez transcurridos más de cuatro meses. Se tuvo en cuenta las secuelas que habían perdurado en ese tiempo como las sincinesias (movimientos musculares involuntarios que acompañan a movimientos voluntarios, por ejemplo cuando el sujeto sonríe y los ojos se le entrecierran sin que pueda evitarlo).

Para los investigadores, existen evidencias de que los corticoides por sí solos reducen en un 9% el riesgo de una recuperación insatisfactoria y disminuyen hasta un 14% la probabilidad de sufrir sincinesias y disfunción autonómica, sin que hayan sido asociados a un aumento de los efectos secundarios.

Sin embargo, el uso de terapia antiviral, que nunca ha gozado de la misma confianza clínica que los corticoides no es, según los autores, eficaz por sí sola. Sin embargo, el metanálisis sugiere que su empleo puede ser beneficioso al combinarse con corticoides. Por otra parte, los casos más graves, que según los científicos, estarían peor diagnosticados que los casos moderados o en los que la inmovilidad es sólo parcial, parecen obtener menores beneficios de la terapia con corticoides que los procesos de menor importancia.

En opinión de los autores "nuestros resultados sugieren mayores ventajas en el uso de agentes antivirales combinados con corticoides, ya que lograrían reducir en un 5% los riesgos de recuperación insatisfactoria respecto a un tratamiento sólo con corticoides". De cualquier forma, reconocen que esta conclusión no es definitiva y no alcanza importancia estadística, por lo que advierten de que son necesarios futuros estudios que establezcan definitivamente -o refuten- un beneficio incrementado de la terapia combinada frente a la monoterapia con corticoides.

En el editorial que acompaña a la revista, el doctor John F. Steiner, del Kaiser Permanente, Colorado, en Denver, EEUU, afirma que la revisión de trabajos realizada por Almeida y sus colegas despeja las dudas acerca de los beneficios de los corticoides en el tratamiento de la parálisis facial de Bell, pero plantea nuevas cuestiones sobre el papel complementario de la medicación antiviral.

"Hasta que concluya la siguiente generación de ensayos clínicos, médicos y pacientes deberán enfrentarse a la duda de añadir o no antivirales a la terapia con corticoides para tratar la parálisis de Bell", declara Steiner. "A través del análisis de cómo los médicos alteran sus patrones de prescripción y cómo las pautas de tratamiento son revisadas en respuesta a esta nueva evidencia será posible aprender más acerca de cómo esta incertidumbre clínica es trasladada a la práctica", concluye.

La importancia del seguimiento y las medidas preventivas

Para el vocal de Comunicación de la Sociedad Española de Neurología, dado que el uso de los antivirales es un tema que se debate en la actualidad, este artículo es interesante y apoyaría una manera de actuar en Urgencias. Respecto a los factores de riesgo que acompañan este trastorno, Porta aclara que, mientras en origen se señaló al frío (de ahí su nombre clásico, 'a frigore'), actualmente sabemos que existen otros como la diabetes, elementos genéticos como la enfermedad de Melkersson-Rosenthal, o determinadas situaciones inmunológicas.

En lo que concierne al tratamiento de la parálisis facial periférica, en nuestro país Porta declara que es muy correcto en Urgencias ya que, desde hace años, se pautan por sistema los corticoides y así como antivirales en los casos de riesgo en la mayoría de los centros.

En España, un gran porcentaje de estos enfermos es diagnosticado y tratados por el médico de atención primaria o en el servicio de urgencias donde se prescribe el tratamiento. El seguimiento habitualmente lo realizan los propios médicos de cabecera, neurólogos u otorrinolaringólogos. "Este punto es importante -aclara Porta- porque aunque la mayoría de los pacientes presentan parálisis faciales periféricas de Bell, en ocasiones puede ser la expresión de otra enfermedad y el adecuado seguimiento puede facilitar el diagnóstico de otros procesos, aunque la inmensa mayoría son idiopáticos [sin causa conocida]".

No obstante, este experto destaca la importancia de las medidas preventivas para evitar secuelas en este tipo de pacientes, como ocluir el ojo por las noches, utilizar lágrimas artificiales y pomadas epitelizantes (regeneradoras) para los ojos y el uso de gafas de sol durante el día.