Investigadores hallan que las personas que no están aseguradas o que son beneficiarias de Medicaid son más propensas a posponer la búsqueda de atención de emergencia para el ataque cardiaco.
Según hallazgos recientes, para muchas personas, estos factores conducen a retrasos en la búsqueda de atención por seis horas o más desde la aparición de los síntomas.
El estudio, sobre el que se informa en la edición del 14 de abril de la Journal of the American Medical Association, señala que, incluso entre las personas que tienen seguro privado de salud, los problemas monetarios se relacionan con retrasos en la llegada al hospital para recibir tratamiento.
"Hemos identificado algo que potencialmente podría tener mucho que ver con cómo acuden los pacientes a los hospitales, no solo por ataque cardiaco, sino potencialmente para otras emergencias", señaló el Dr. Paul S. Chan, autor principal del estudio y cardiólogo del Instituto cardiaco Mid America del St. Luke's Health System de Kansas City, Misuri.
Que las personas tengan seguro y el tipo de cobertura que tengan son cosas que potencialmente se pueden modificar, explicó Chan, mientras que los factores anteriormente relacionados con retrasos en la atención del ataque cardiaco, como ser negro o mujer, no.
La reforma a legislación nacional sobre salud expandirá el acceso a la cobertura, según los expertos, pero no es la panacea para las preocupaciones de los estadounidenses sobre el pago de su porción de su cuenta de servicios médicos, como deducibles y coaseguros por admisiones hospitalarias.
El Dr. Clyde W. Yancy, director médico del Instituto cardiaco y vascular del Centro médico de la Universidad Baylor de Dallas y presidente de la American Heart Association, describió los hallazgos del estudio como sorprendentes.
"Lo que esto significa es que la ventana crítica en la que podemos intervenir con mayor éxito se cierra cuando esos pacientes se presentan a atención por ataque cardiaco, lo que significa que tienen más consecuencias, lo que significa que, irónicamente, necesitan más atención médica", aseguró Yancy.
La Dra. Angela F. Gardner, profesora asistente de medicina de emergencia del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas en Dallas y presidente del Colegio Estadounidense de Médicos de Emergencia (American College of Emergency Physicians), aseguró que los hallazgos coinciden con lo que los médicos ven en su práctica diaria.
"Yo creo que la gente sí retrasa la atención por temores a las repercusiones financieras", dijo, y describió incidentes en los que la gente refiere síntomas mucho antes de acudir a un médico o se niega a transporte en ambulancia por preocupaciones respecto al costo.
Para el estudio, Kim G. Smolderen, autora líder, de la Universidad de Tilburgo en los Países Bajos y sus colegas investigadores en los EE. UU. examinaron datos de un registro de 3,721 personas que sufrieron ataques cardiacos y fueron hospitalizadas a uno de 24 hospitales estadounidenses entre el 11 de abril de 2005 y el 31 de diciembre de 2008.
Con información de registros médicos para determinar la situación de aseguramiento y entrevistas para evaluar preocupaciones financieras, los investigadores clasificaron a la gente en una de tres maneras, asegurados sin preocupaciones financieras, asegurados con preocupaciones financieras sobre el acceso a la atención y no asegurados.
Los investigadores hallaron que cerca de las dos quintas partes de las personas del estudio no tenían seguro (19.8 por ciento) o tenían preocupaciones financieras sobre el acceso a la atención (18.5).
Entre los que tenían seguro y preocupaciones financieras, el 82.8 por ciento aseguró que evitaba la atención médica, el 55.6 por ciento evitaba tomar medicamentos y 12.8 por ciento refería problemas para obtener servicios de atención de la salud por el costo.
Los retrasos de seis o más horas en la llegada al hospital fueron más prevalentes entre los que no tenían seguro (48.6 por ciento) y los que tenían seguro y preocupaciones financieras (44.6 por ciento) que entre los asegurados que no tenían preocupaciones financieras (39.3 por ciento). Al mismo tiempo, una mayor proporción de pacientes asegurados sin preocupaciones monetarias (36.6 por ciento) llegó al hospital en cuestión de dos horas desde la aparición de los síntomas que los asegurados que tenían preocupaciones financieras (33.5 por ciento) y los no asegurados (27.5 por ciento).
El artículo recalca la desventaja de los no asegurados y los que tienen seguro inadecuado, anotó Yancy, "pero también recalca el impedimento que incluso los asegurados tienen para acceder a la atención de la salud".
¿Cuál es el mensaje para los pacientes? Las horas y los minutos pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte: no retrase buscar atención de emergencia.
"Si le preocupa estar teniendo un ataque cardiaco o accidente cerebrovascular, debe llamar al 911 y acudir al hospital", recomendó Gardner. "La barrera económica no debería impedirle a un paciente recibir atención si tiene una afección de emergencia".
FUENTES: Paul S. Chan, M.D., cardiologist, Mid America Heart Institute, St. Luke's Health System, Kansas City, Mo.; Clyde W. Yancy, M.D., medical director, Baylor Heart and Vascular Institute, Baylor University Medical Center, Dallas; Angela F. Gardner, M.D., assistant professor, emergency medicine, University of Texas Southwestern Medical Center, Dallas; April 14, 2010, Journal of the American Medical Association