Casi las tres cuartas partes de las muertes

Argentina: enfermedades y muertes evitables

Casi las tres cuartas partes de las muertes y discapacidades por enfermedad coronaria y cerebrovascular en la Argentina se deben a factores de riesgo como la hipertensión arterial, el colesterol alto, el tabaquismo, la diabetes, el sobrepeso, el sedentarismo y la mala alimentación.

Los investigadores afirman que esos factores de riesgo podrían ser reducidos de manera sustancial mediante cambios en el estilo de vida.

Casi tres cuartas partes de las muertes y discapacidades por enfermedad coronaria y cerebrovascular en la Argentina se deben a factores de riesgo como la hipertensión arterial, el colesterol alto, el tabaquismo, la diabetes, el sobrepeso y la obesidad, el sedentarismo y una dieta pobre en frutas y verduras, reveló un estudio realizado por investigadores argentinos que fue publicado en la edición de abril de la Revista Panamericana de Salud Pública.

“Estos factores de riesgo podrían ser reducidos dramáticamente con cambios en el estilo de vida como la adopción de una alimentación saludable, dejar de fumar, hacer mas actividad física y evitar el exceso de alcohol”, afirmó el autor principal del estudio, el doctor Adolfo Rubinstein, presidente del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), con sede en la ciudad de Buenos Aires.

Los datos del estudio, publicados en la mencionada revista, fueron obtenidos de un reanálisis de los datos individuales de la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo conducida por el Ministerio de Salud de la Nación en 2005 sobre más de 40 mil individuos adultos seleccionados al azar de todas las provincias argentinas.

“En el  estudio medimos tanto la ocurrencia de infarto agudo de miocardio como de síndrome coronario agudo o angina inestable (mucha veces conocida como preinfarto) y accidentes cerebrovasculares. Más del 75 por ciento de estos eventos fueron atribuibles a los factores de riesgo modificables descriptos”, indicó Rubinstein que también se desempeña como director de la Maestría en Efectividad Clínica de la Universidad de Buenos Aires. Y agregó: “El infarto agudo de miocardio es la muerte de tejido cardíaco por isquemia (falta de irrigación vascular) mientras que el síndrome coronario agudo ocurre cuando hay amenaza isquémica y aún no se produjo la muerte del tejido cardíaco, aunque esta diferencia entre ambos cuadros mucha veces no es tan marcada.”

Por otra parte, el trabajo de los investigadores del IECS indica que la hipertensión arterial fue el factor de riesgo individual de mayor impacto sanitario y económico, dando cuenta de al menos una tercera parte de la carga de enfermedad cardiovascular en la Argentina.

Primera en la lista

Más del 30 por ciento de las muertes en Argentina se deben a enfermedades cardiovasculares “y es por lejos la primera causa de muerte en nuestro país”, indicó Rubinstein. Y agregó: “La causa mas frecuente de muerte es la insuficiencia cardíaca y más de la mitad de estas muertes son por enfermedad coronaria o enfermedad cerebrovascular. En 2005, el costo estimado total de hospitalización por cada evento coronario analizado (infarto agudo del miocardio y angina inestable) fue en promedio de  2126 dólares, mientras que para cada accidente cerebrovascular fue alrededor de 1731 dólares.”

Asimismo el  director del Centro de Salud Cardiovascular para el Cono Sur (CESCAS), centro que funciona en el IECS con financiamiento del Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre de los Estados Unidos (NHLBI, según sus siglas en inglés), destaca que la evidencia científica permite afirmar que al menos el 50 por ciento de las enfermedades crónicas como las de origen cardiovascular, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la diabetes y algunos tipos de cáncer  son ocasionados por tres factores de riesgo evitables: el tabaquismo, la alimentación no saludable y la falta de ejercicio. “Además de esto, en el caso particular de la enfermedad coronaria y cerebrovascular hay que considerar que estos factores de riesgo relacionados con los estilos de vida como los tres mencionados, producen aumento de la presión arterial, aumento de peso, del colesterol y  diabetes que constituyen los factores de riesgo clásico mediadores  de estas enfermedades”, subrayó Rubinstein.

Aún cuando las enfermedades cardiovasculares se han constituido en la primera causa de muerte y discapacidad en la Argentina, los programas nacionales del Ministerio de Salud, así como de los ministerios y secretarías provinciales y municipales continúan centrando sus intervenciones casi exclusivamente en el control de las enfermedades transmisibles o perinatales mediante diversos programas verticales, señaló el especialista.

“Es fundamental  emprender acciones y programas dirigidos a cambiar los hábitos y estilos de vida de la población e implementar intervenciones clínicas que lleven a reducir la incidencia de la enfermedad cardiovascular en Argentina. Si bien algunas acciones han comenzado a llevarse a cabo, todavía es muy largo el camino que hay que recorrer para convencer a los decisores sanitarios de la importancia de modificar las políticas y la asignación de recursos para dar cuenta de la epidemia de enfermedades crónicas que está afectando crecientemente a nuestro país”, concluyó Rubinstein.
 

La noticia en La Nación

En la Argentina
La falta de prevención resta 15 años de vida
Es el primer estudio que cuantifica riesgos.

Con medidas sencillas, como ingerir menos sal o caminar 30 minutos por día, se evitaría que una persona de mediana edad que fuma, es hipertensa y tiene colesterol alto, por ejemplo, viva hasta 15 años menos.

Así lo demuestra la primera cuantificación local del impacto de las enfermedades cardiovasculares en la calidad de vida de los adultos. Según el trabajo, coordinado por el Centro de Excelencia en Salud Cardiovascular para el Cono Sur y el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), en un año se pierden 600.000 años de vida saludable por enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares (ACV).

Los años de vida saludable (avisa) son una medida del impacto que tiene una enfermedad en una población; el indicador combina los años perdidos por muerte prematura y los vividos con una discapacidad de cierta gravedad y duración. Aquí, representan el 20% de la carga de enfermedad por todas las causas y un gasto extra de casi 520 millones de dólares anuales. Es decir: si se evitara perder esos 600.000 años, habría 20% menos de muerte y discapacidad por infarto, ACV, angina inestable o insuficiencia cardíaca.

"La mayor parte de la carga de enfermedad en el país está relacionada con factores de riesgo evitables -dijo ayer Adolfo Rubinstein, director general del IECS-. Se podría reducir con intervenciones que ya demostraron ser efectivas y accesibles." En el estudio, publicado en la Revista Panamericana de Salud Pública , participaron el Programa de Prevención del Infarto, el Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada de la UNLP, y el Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano. Fue financiado por el Ministerio de Salud.