Laura Tardón | Madrid
Cremas que curan el acné y eliminan las arrugas, las estrías y las cicatrices. ¿Se puede le pedir algo más a un producto cosmético? El secreto está, según los anuncios que lo publicitan, en el extracto de baba de caracol. Dichos 'spots' osan incluso a asegurar que existen "rigurosos estudios científicos" que avalan sus resultados. ¿Es posible realmente conseguir tales efectos? Dermatólogos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) afirman que son 'exagerados'.
"Tales beneficios no pueden producirse sólo con la administración de una crema", señala Elia Roo, coordinadora de la Unidad de Estética del Hospital Sur de Alcorcón (Madrid). Y añade: "Puede ser un buen producto hidratante y atenuar las arrugas precisamente por dicha propiedad, pero no las elimina. Tampoco consigue hacer desaparecer las estrías ni las cicatrices completamente; es imposible".
Como explica la doctora Roo, no hay que olvidar que se trata de un producto cosmético, no terapéutico. Es decir, sólo actúa en la capa superficial de la piel y sus efectos son limitados.
Lo que sí es cierto es que "los dermatólogos recomendamos este producto en algunos casos concretos, después de la radioterapia (atrofia y desgasta la piel), para cicatrices superficiales, algunos tipos de acné...", reconoce la doctora Roo. La baba de caracol tiene alantonina, una sustancia activa natural empleada para favorecer la cicatrización de heridas y úlceras. Su uso no entraña peligro, "es inocuo".
Veneno de serpiente
Otros anuncios destacan las propiedades del veneno de serpiente que incluyen algunas cremas. Concretamente aluden a un efecto similar al del bótox. "Esto no es real. La toxina botulínica actúa en el músculo, para relajarlo y tratar así las arrugas de expresión y las cremas se limitan a actuar sobre la capa superficial de la piel. Los resultados no son los mismos", aclara la dermatóloga.
Es más, si la aplicación de la crema llegara al músculo, entonces "ya no estaríamos hablando de un cosmético sino de un medicamento, y como tal, debería pasar por los mismos controles que otros fármacos y estar aprobado por la Agencia Española del Medicamento", advierte. Lo que realmente ocurre es que "mejora transitoriamente las arrugas, como cualquier otro cosmético hidratante, pero no en la misma medida que la toxina botulínica".
En torno a esta sustancia, señala la especialista, hay que aclarar que la crema no lleva un veneno real de serpiente, sino un principio activo desarrollado en un laboratorio basado en la proteína que se encuentra en el veneno de la serpiente.
Más allá de sus verdaderos efectos sobre las arrugas, estos productos, matiza Elia Roo, no entrañan riesgo, sobre todo si se compran en los canales comerciales normales. "Otra cosa es su venta en algunas webs de internet y centros no legales".