Por Lynne Peeples / NUEVA YORK (Reuters Health).
Una papa frita, el limón o un licor no tendrían el mismo sabor para un paciente después de un bypass cardíaco.
De todos modos, y a diferencia de las predicciones de los investigadores, la detección de lo salado, lo dulce, lo amargo y lo ácido mejoró en lugar de disminuir.
Estos resultados inesperados se podrían explicar en parte por el hambre después del ayuno necesario para la cirugía, según un estudio.
Cada año, en Estados Unidos se realizan medio millón de estas intervenciones coronarias, según American Heart Association.
"Cuando atendía a los pacientes después de la cirugía mencionaban que la comida no tenía el mismo sabor que antes", dijo Mary Keith, nutricionista de St. Michael's Hospital, en Toronto, Ontario.
El equipo de Keith estudió a 33 adultos que habían salido de un bypass coronario. Tenían alrededor de 62 años y más de la mitad fumaba o había fumado.
El equipo les evaluó cuatro veces el gusto: antes de ser internados, al recibir el alta hospitalaria, a las 5 semanas de la cirugía y a los 4 meses.
Cada prueba consistió en varias rondas para probar distintos líquidos en pequeños vasos hasta identificar el sabor de cada uno. Sólo 13 pacientes realizaron las cuatro pruebas.
Al comparar los resultados, los pacientes habían mejorado su capacidad de identificar los cuatro sabores principales en las últimas pruebas, publicó Journal of the American Dietetic Association.
Estudios previos habían demostrado que el hambre mejora el sentido del gusto, por lo que la dieta antes y después de la cirugía podría haber tenido ese mismo efecto.
Las limitaciones del estudio incluyen la poca cantidad de pacientes y la gran cantidad de participantes que lo abandonaron después de la cirugía. Es posible que esos abandonos hayan sido por algún malestar y los cambios en el gusto.
Aun así, los resultados abren camino a un área de investigación potencialmente importante.
"Es posible que si, como indican nuestros resultados, la sensibilidad del gusto aumenta después de la cirugía, la comida podría ser difícil de saborear por otros motivos y, entonces, parecería que tiene otro sabor", propuso Keith.
Esos cambios podrían reducir el consumo de comida y poner a los pacientes en riesgo nutricional durante un período crítico, como es la recuperación. Por ejemplo: la mayoría de los suplementos nutricionales son dulces y para una persona con el gusto alterado, serían demasiado dulces.
Los cardiólogos deben prestar atención a esos cambios del gusto en el período postquirúrgico "y si los pacientes pierden las ganas de comer", agregó Keith.
FUENTE: Journal of the American Dietetic Association, julio del 2010.