Por Amy Norton
NUEVA YORK (Reuters Health) - Las dietas reducidas en grasa y en carbohidratos pueden ser igualmente efectivas para que los adultos obesos adelgacen en el largo plazo, pero un estudio sugiere que disminuir el consumo de carbohidratos ayudaría también a reducir los factores de riesgo cardíaco.
Los autores sostienen que esto reafirma que las dietas reducidas en carbohidratos, que tienden a ser relativamente ricas en grasa, no son una amenaza para la salud del corazón.
En dos años, el equipo observó que las personas tratadas con un plan alimentario reducido en carbohidratos tuvieron un mayor aumento del nivel de colesterol HDL o "bueno" y una disminución más significativa de la presión diastólica (valor mínimo) que aquellas tratadas con el plan reducido en grasa.
Aun así, eso no significa que toda persona que quiere adelgazar opte por una dieta reducida en carbohidratos, precisó el doctor Gary D. Foster, de Temple University, en Filadelfia.
Ambas dietas, dijo a Reuters Health, ayudaron a adelgazar a los participantes y a mejorar el perfil de riesgo cardíaco. De modo que Foster indicó que lo importante sería elegir los cambios alimentarios que se puedan sostener en el largo plazo.
Los resultados, publicados en Annals of Internal Medicine, surgen de 307 adultos obesos de mediana edad que, al azar, hicieron la dieta reducida en grasas o en carbohidratos, más un programa de estilo de vida.
En el primer año, todos los participantes adelgazaron unos 11 kilos; en el segundo año, pudieron mantener unos 7,5 kilos perdidos. No hubo diferencias significativas entre ambos grupos.
En los seis primeros meses del estudio, el grupo tratado con la dieta reducida en grasas obtuvo más ventajas en cuanto al colesterol LDL o "malo". En ese grupo, el LDL se redujo unos 10 mg/dL, de 124 mg/dL iniciales (los niveles por debajo de los 100 mg/dL son "óptimos").
En el grupo tratado con la dieta reducida en carbohidratos, el LDL aumentó inicialmente durante los primeros trimestres, quizás, según Foster, por la libertad que sentían los participantes de comer grasas sin límites.
Pero, al segundo año, ambos grupos tenían niveles de LDL varios puntos por debajo de los niveles iniciales y sin diferencias significativas entre los grupos.
Los niveles de triglicéridos (otro tipo de grasa en sangre) y la presión sistólica (el valor máximo) también disminuyeron de manera similar en ambos grupos.
Al analizar el HDL, el nivel promedio en el grupo tratado con la dieta reducida en carbohidratos aumentó casi 8 mg/dL de 46 mg/dL iniciales (los niveles de HDL por debajo de 40 mg/dL son un factor de riesgo de enfermedad cardíaca; idealmente, el HDL debe ser por lo menos de 60 mg/dL).
Los niveles de HDL en el grupo tratado con una dieta reducida en grasas aumentaron casi 5 mg/dL, de 45 mg/dL iniciales.
El grupo tratado con una dieta reducida en carbohidratos también obtuvo una ventaja modesta en la presión diastólica, con una reducción de 3 puntos a los tres años, comparado con medio punto en el grupo tratado con la dieta reducida en grasas.
Se desconoce por qué la dieta reducida en carbohidratos provocó un mayor aumento del colesterol HDL, según Foster. Pero los resultados sugieren que la causa sería el aumento del consumo de grasa.
Tampoco se sabe si el aumento del HDL realmente se traduce en beneficios para la salud del corazón. Por ahora, dijo Foster, el mensaje es que las dietas reducidas en grasas y en carbohidratos funcionan en el largo plazo.
El investigador señaló también que no es necesario comenzar un programa formal para aprender cuáles son los cambios conductuales más efectivos, ya que esa información está disponible en internet y en libros.
FUENTE: Annals of Internal Medicine, 3 de agosto del 2010.