María Sainz | Madrid
Como un condimento más. Igual que al comprar una hamburguesa se ofrece kétchup o mostaza, un grupo de expertos del Imperial College de Londres propone que se pueda pedir una estatina, un fármaco empleado para reducir el colesterol. Según ellos, con esta práctica se reduce el riesgo cardiovascular que se desprende de este tipo de comida basura. La idea, aún lejos de ponerse en práctica, ha despertado bastantes argumentos en contra.
"Lo primero sería que la gente no se alimentase de manera insana. Pero, como esto desgraciadamente no sucede así, lo que nosotros proponemos es que puedan acceder fácilmente -sin tener que pasar por el médico- a ésta otra opción", explica a ELMUNDO.es Darrel P. Francis, cardiólogo y autor del citado artículo, que aparece recogido en el 'American Journal of Cardiology'.
En este sentido, Pedro Mata, internista de la Unidad de Lípidos de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid), ha recalcado que este tipo de conducta puede resultar "muy peligrosa". No se trataría tanto de los efectos secundarios del fármaco sino de las consecuencias de crear una sociedad que se despreocupe de los hábitos saludables.
"Además, las estatinas pueden reducir el colesterol LDL ('el malo') pero no actúan sobre la reducción del HDL ('el bueno'), algo que también provoca el consumo de las grasas trans; o sobre el riesgo de padecer algún tipo de cáncer", añade este experto, que está al frente de la Fundación de Hipercolesterolemia Familiar.
Una hipótesis a demostrar
El trabajo dirigido por el doctor Francis contrasta distintos estudios sobre el impacto cardiovascular de la comida alta en grasas y, por otro lado, sobre el papel protector de ingerir una estatina diaria. El resultado de esta correlación de datos, que no deja de ser una hipótesis no demostrada en la práctica clínica, parece contundente: "Una hamburguesa diaria durante el resto de la vida incrementa en un 18% la posibilidad de sufrir un infarto cardiaco o un ictus. Tomar una estatina, con esta misma asiduidad, reduce el citado riesgo en un 30%", subraya Francis.
No sin cierta sorpresa ante lo 'provocador' de este trabajo, Alfredo Bardají, jefe del servicio de Cardiología del Hospital Joan XXIII de Tarragona, aclara a ELMUNDO.es que con estos datos no queda demostrado que las estatinas sean eficaces en un uso intermitente. Es decir, la pastilla podría no presentar ese mismo efecto si se toma de vez en cuando, al comer un plato hipercalórico.
"Nuestra hipótesis es si la estatina podría servir como antídoto para el riesgo cardiovascular de la comida basura [...] Además, sabemos que tomar el medicamento es mucho menos peligroso para el corazón que añadir un condimento, como el kétchup o la sal", recalca el cardiólogo británico.
En este sentido, Bardají resalta que el mencionado trabajo resulta algo "demagógico". Y, en su opinión, muestra lo "absurda que puede llegar a ser la sociedad actual, que se empeña en llevar a cabo prácticas de riesgo y, luego, en buscar una forma de contrarrestarlas. Lo más lógico sería evitar estas prácticas".