Por Rachael Myers Lowe
NUEVA YORK (Reuters Health) - Los programas para cuidar el corazón dan buen resultado y reducen un 1 por ciento el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca, reveló una revisión de los principales programas comunitarios del mundo.
Ese beneficio parecería pequeño, "pero a nivel poblacional es bastante grande", indicó el coautor del estudio, Tom Marshall, de la University of Birmingham, en Inglaterra.
Por cada millón de personas, dijo la autora principal, doctora Mary Pennant, se estima que esos programas lograron prevenir unos 650 infartos cardíacos o cerebrales por año.
Los programas de prevención de la enfermedad cardíaca "demostraron instalar cambios favorables" y deben mantenerse actualizados, concluyó el equipo en American Journal of Epidemiology.
Aunque esos programas comunitarios existen desde hace 40 años, hay pocas revisiones científicas de su utilidad en la reducción de la enfermedad cardíaca, que es la principal causa de muerte en Estados Unidos.
El equipo de Marshall analizó 36 programas del mundo orientados a modificar conductas de riesgo asociadas con la enfermedad cardíaca, como el tabaquismo, la mala alimentación, el sedentarismo y el consumo excesivo de alcohol, además de la presión alta, el colesterol elevado, el sobrepeso/obesidad y la diabetes.
El equipo calculó los cambios de los factores de riesgo y, en siete de los estudios revisados, la mortalidad antes y después de la implementación del programa, versus un grupo de personas sin participación en ellos (grupo de control).
Aunque los cambios "favorables" en la mortalidad por enfermedad coronaria fueron evidentes, un solo estudio halló "una reducción significativa" y sólo en los hombres. La modificación de los factores de riesgo de enfermedad cardíaca "tendió a mostrar un efecto positivo del programa".
Los autores estiman que los programas comunitarios de prevención de la enfermedad cardíaca reducen un 0,65 por ciento el riesgo en 10 años. Es decir que el tratamiento de 154 personas durante 10 años ayudaría a reducir un caso de enfermedad cardíaca.
Algunos programas comenzaron a funcionar en los años 70, cuando los peligros del tabaquismo, la obesidad y la mala alimentación no se difundían como hoy. Además, la obesidad no era un problema tan grave como lo es actualmente.
Por lo tanto, esos programas deben actualizarse y "los enfoques revisados deben reevaluarse antes de implementarlos masivamente", escribió el equipo.
FUENTE: American Journal of Epidemiology, online 28 de julio del 2010