Disputa legal en EE.UU

Los 'enemigos' de las células embrionarias trabajan en otras vías

Una de las demandantes ha patentado un sistema alternativo de investigación - La Casa Blanca recurrirá el veto a la financiación pública de estos proyectos.

DAVID ALANDETE  -  Washington

La Casa Blanca ha anunciado que va a recurrir la orden cautelar de un juez federal de EE UU de paralizar la financiación pública de experimentos que utilicen células madre embrionarias. De momento, los Institutos Nacionales de Salud (NIH por sus siglas en inglés) se han visto obligados a rescindir inmediatamente la concesión de fondos a esos proyectos. Tras la demanda que originó la decisión judicial hay, entre otros, dos científicos cristianos que tienen intereses en proyectos de investigación alternativos al uso de embriones para derivar células madre.

El juez Royce Lamberth ordenó el bloqueo de fondos públicos porque cree que los demandantes tienen grandes posibilidades de ganar el juicio. Se ampara en una norma de 1996 que prohíbe la financiación pública de experimentos en los que se destruyan embriones. Dos años después se descubrió el proceso de derivar células madre de un embrión. George W. Bush impuso un veto a esa investigación en 2001, aunque permitió que el NIH investigara en 21 líneas de células embrionarias que ya se habían adquirido. Barack Obama levantó la prohibición el año pasado.

La cúpula del NIH considera que la orden es un paso atrás de 10 años. "Ha vertido arena en la maquinaria de los descubrimientos científicos", dijo el director del NIH, el genetista Francis Collins. "Me quedé tan atónito, como la mayoría de científicos que trabajan aquí en el NIH". "Esta decisión tiene el potencial de infligir un serio daño a una de las áreas más prometedoras de la investigación biomédica". Pero Collins ya ha ordenado que ningún proyecto reciba nueva financiación.

Hasta 21 proyectos dependen de ese dinero. Quedará congelado, de momento, un 35% de los 200 millones de dólares (158 millones de euros) que esos científicos iban a recibir del Gobierno en 2010. En un año, el NIH había autorizado 43 nuevas líneas celulares derivadas de embriones.

La demanda contra el Gobierno la presentaron, entre otros, dos investigadores que han centrado su carrera en poner en duda los beneficios de la investigación con embriones. Ambos, James Sherley y Theresa Deisher, alegaron no solo reparos religiosos, sino también posibles daños económicos. Adujeron que Obama ha favorecido una mayor competencia y restado dinero público a las alternativas científicas que ellos desarrollan, y que son más acordes con su fe cristiana, como el uso de células madre adultas o de animales.

Sherley, ingeniero biomédico, es un viejo conocido de la comunidad científica de EE UU. En 2007, cuando era un investigador en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), se embarcó en una huelga de hambre de 12 días para denunciar que se le había denegado una plaza de investigador por su raza. Es negro. En 2005 dio varias entrevistas, una al canal conservador Fox News, en las que admitía que discutía frecuentemente con sus compañeros de profesión por el uso de embriones en la ciencia.

Escribe, regularmente, cartas a diarios como el Boston Globe, criticando a sus colegas por el uso de embriones. En una, de 2006, decía: "Los cerdos criarán alas y volarán antes de que esos experimentos desemboquen en tratamientos médicos válidos".

Theresa Deisher es doctora en fisiología molecular y celular. Fue la primera científica del mundo en identificar y patentar células madre procedentes del corazón adulto, y pionera en el uso de citoquinas para movilizar células adultas que se comportan de manera similar a las embrionarias. La suya es una industria fundamentada en alternativas al uso de embriones. Para muchos otros científicos, sin embargo, esas células son muy valiosas, pues son pluripotentes: tienen la capacidad de convertirse en cualquiera de los 200 tipos de células del cuerpo humano.


"Nadie puede estar en contra de curar"

JAVIER SAMPEDRO  -  Madrid 
 
Entre los afectados por la decisión judicial contra la investigación con células madre está Juan Carlos Izpisúa, investigador con células madre en el instituto Salk de California y en el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona. Su grupo es uno de los más destacados en el desarrollo de las células iPS (induced pluripotent stem cells, o células de pluripotencia inducida), las células madre de la tercera vía, las que no requieren usar embriones. Pese a ello, sus trabajos más avanzados, como los de otros laboratorios, se basan en células madre embrionarias. Es de estas de las que llegarán las primeras aplicaciones médicas. Izpisúa ve la decisión del juez como un estorbo transitorio, más relacionado con las próximas elecciones que con la ciencia o la ética.

Pregunta. ¿Qué supone el dictamen judicial para la investigación en células madre?

Respuesta. En la práctica, un parón tremendo para los científicos norteamericanos, sobre todo para los que solo están financiados con fondos federales. Y llega en un momento muy inoportuno, precisamente cuando las células madre embrionarias están empezando a dar resultados muy relevantes para la biomedicina, avances importantes para la comprensión de algunas enfermedades hoy incurables, y para desarrollar tratamientos contra ellas.

P. ¿Qué resultados?

R. Las líneas más avanzadas son la conversión de células embrionarias en cardiomiocitos, las células del corazón; también hay progresos notables con la diabetes; y, sobre todo, hay resultados muy recientes que pueden cambiar el mundo de las transfusiones de sangre, y que abren caminos al tratamiento de la leucemia y otras enfermedades de la sangre. Todas estas líneas de investigación se basan en células embrionarias, y se verán afectadas por el parón judicial.

P. ¿Cuánto durará el parón?

R. Yo me siento optimista y espero que sea cosa de unos meses. El bloqueo judicial viene muy condicionado por las elecciones de este otoño, y por tanto es posible que desaparezca tras el otoño. El problema de fondo es la interpretación que ha hecho el juez de una ley de 1996. Durante el próximo par de meses, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) analizarán a fondo cómo sortearla o reformarla. Pero pretender poner freno a estas investigaciones con triquiñuelas legales no es más que una... entelequia mental. En cuanto aparezcan las primeras terapias se acabará la discusión: nadie puede estar en contra de curar.

P. Usted trabaja con células madre en Estados Unidos y en España. ¿Supone mucha diferencia el entorno legal?

R. El contraste es muy llamativo, porque aquí, como en otros países europeos, este tipo de dilemas están superados por completo. En España, todos los partidos políticos están de acuerdo en apoyar estas investigaciones. Comunidades autónomas de todo el espectro político las acogen y las financian. Es lo que les pide la sociedad, y constituye un signo de madurez de la opinión pública que, por desgracia, no se da en Estados Unidos.