La mayoría de los pacientes cardiacos que toman suplementos de ácidos grasos omega-3 a baja dosis no parecen obtener ninguna protección adicional contra más problemas cardiacos, advierte una nueva investigación holandesa.
De hecho, ni las dosis bajas de ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido eicosapentanóico (EPA), que se encuentran en el aceite de pescado, ni de ácido alfa-linolénico (ALA), derivados de nueces y aceites vegetales varios, aporta ningún beneficio a la gran mayoría de los pacientes cardiacos, según el estudio.
Los científicos se centraron en los pacientes que ya tomaban medicamentos para controlar la presión arterial, el colesterol y coágulos potenciales. Por tanto, los investigadores plantearon la teoría de que el pobre desempeño de los suplementos podría reflejar simplemente el poder abrumador de los medicamentos.
El autor del estudio, Daan Kromhout, de la división de nutrición humana en la Universidad de Wageningen en Holanda, tenía previsto presentar los hallazgos el domingo en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología en Estocolmo, el estudio también aparecerá al mismo tiempo en la edición en línea de la New England Journal of Medicine.
En el estudio, los investigadores se centraron en un grupo de más de 4,800 pacientes de ataque cardiaco holandeses de 60 a 80 años, de los cuales un poco más de la tres cuarta parte eran hombres.
Todos habían sufrido un ataque al corazón en algún momento durante la década anterior al estudio y todos tomaban medicamentos para la presión arterial, anticoagulantes y estatinas.
Al comienzo del estudio, a los pacientes se les pidió que consumieran (en un período de poco más de tres años) uno de cuatro diferentes tipos de margarinas: una complementada con ácidos grasos omega-3, otra con ALA de origen vegetal; otra complementada con ácidos grasos omega-3 y ALA y otra sin suplementos.
La cantidad de suplemento añadido a las margarinas se consideró de "baja dosis". Durante el estudio, los pacientes consumieron un promedio de 18.8 gramos de margarina por día, lo que equivale a la ingestión de un promedio de 226 miligramos de EPA en combinación con 150 mg de ácido graso omega-3 DHA y / o 1.9 gramos de ALA.
Al final del estudio, casi el 14 por ciento de los pacientes de ataque cardiaco habían experimentado otro "evento cardiovascular importante", y algunos casos terminaron en la muerte.
Ninguno de los suplementos a baja dosis pareció evitar tales acontecimientos en la mayoría de los pacientes. Una excepción pareció darse entre las mujeres que consumían ALA; los investigadores observaron una reducción de 27 por ciento en el riesgo de nuevas complicaciones cardiacas, a pesar de que la reducción no alcanzó una significación estadística.
El resultado final del Ensayo Alpha Omega es que los ácidos grasos[omega 3] no redujeron el principal criterio de valoración de los eventos cardiovasculares mayores", señaló Kromhout y apuntó que el hallazgo del ALA amerita confirmarse en otros estudios.
El doctor Murray A. Mittleman, director de la unidad de investigación de epidemiología cardiovascular en el Centro Médico Beth Israel Deaconess de la Facultad de medicina de Harvard en Boston, dijo que "estos resultados no le sorprendieron".
"Otros estudios han demostrado que los ácidos grasos omega-3 no ofrecen ningún beneficio, que no sea específicamente la protección contra la muerte cardiaca relacionada con la arritmia en pacientes que han sobrevivido a un ataque al corazón", señaló Mittleman. Es durante este período agudo después del ataque, explicó, cuando los pacientes son más vulnerables a un evento subsiguiente.
"Pero aquí, en algunos casos a los pacientes analizados se les dio seguimiento durante varios años desde su primer ataque al corazón cuando comenzaron a tomar estos suplementos", enfatizó. "Así, que es una gran diferencia en cuanto al tipo de paciente examinado. Además, tampoco tomaron en cuenta enfermedades evitables, sino sólo los eventos cardiacos que ocurrieron posteriormente. Igualmente, las dosis de suplemento utilizadas son muy bajas, mucho menores que las usadas en estudios previos".
"Por lo tanto, las grandes diferencias en el diseño del estudio podrían ser las que den cuenta de este nuevo hallazgo", advirtió Mittleman. "En cualquier caso, creo que este asunto amerita de todos modos una mayor investigación".
El Dr. Gregg C. Fonarow, profesor de cardiología de la Universidad de California en Los Ángeles, estuvo de acuerdo.
"Es posible que las mejoras en otros tratamientos para pacientes con ataques cardiacos hayan hecho que los suplementos de aceite de pescado sean menos importante para reducir el riesgo cardiovascular", reconoció. "Pero también es posible que las diferentes dosis usadas en el estudio en comparación con trabajos de investigación anteriores hayan marcado la diferencia en el resultado. Las dosis aquí usadas quizá fueron demasiado bajas, mientras que las dosis más altas que se administran inmediatamente después de un ataque al corazón pueden ofrecer alguna protección".
"Así que diría", añadió Fonarow," que de ninguna manera es la última palabra sobre los ácidos grasos omega-3 y la salud cardiovascular".
FUENTES: Murray A. Mittleman, M.D., Dr.PH, director, Cardiovascular Epidemiology Research Unit, Beth Israel Deaconess Medical Center, Harvard Medical School, Boston; Gregg C. Fonarow, M.D., professor, cardiology, and associate chief, cardiology division, University of California, Los Angeles; Aug. 29, 2010, New England Journal of Medicine, online.