Por Anne Harding
NUEVA YORK (Reuters Health) -
Un nuevo estudio sobre más de 2.000 residentes obesos del condado de Dallas encuestados en el período 2000-2002 reveló que el 14 por ciento de los afroamericanos y el 11 por ciento de los hispanos, pero apenas el 2 por ciento de los blancos, creía que necesitaba adelgazar.
Las personas con una percepción equivocada de su tamaño corporal estaban más felices con su salud y se sentían más saludables que los que reconocían su obesidad; además, eran más propensas a pensar que tenían bajo riesgo de desarrollar hipertensión o diabetes, o de sufrir un infarto.
De hecho, dos tercios del grupo con una percepción equivocada del tamaño corporal creían que tenía bajo riesgo de ser obeso.
El estudio del equipo de la doctora Tiffany M. Powell, del Centro Médico de la University of Texas en Dallas, "apunta al desconocimiento de los efectos de la obesidad", dijo Powell a Reuters Health.
Al mismo tiempo, "es una línea delgada porque nadie quiere que la gente tenga una imagen corporal no saludable, a la vez que sería bueno que comprendiera que necesita adelgazar". añadió.
El equipo investigó la percepción equivocada del tamaño corporal en 2.056 hombres y mujeres participantes del llamado Dallas Heart Study. Todos eran obesos, es decir que tenían un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más.
En una mujer de 1,67 metro de altura eso se traduciría en un peso de por lo menos 80 kilos; en un hombre de 1,80 metro equivaldría a por lo menos 100 kilos.
El equipo midió la percepción corporal de los participantes a través de nueve figuras corporales, desde la delgadez hasta la obesidad grave. Al mostrarles esas figuras, los participantes debían elegir su figura ideal y, luego, la más similar a la figura propia.
Quienes eligieron los tamaños corporales ideales que son iguales o más grandes que su tamaño real fueron aquellos con una autoimagen distorsionada.
El 8 por ciento de los participantes no se consideró obeso. Los más educados o con mayores ingresos no fueron más propensos que el resto a percibir su peso real con más precisión.
Pero hubo grandes diferencias en la forma en que las personas con la autoimagen distorsionada consideraban sus riesgos de salud, aun cuando sus riesgos reales (si tenían o no hipertensión, por ejemplo) no fueran distintos a los de los participantes con una percepción adecuada de su imagen.
La mitad, por ejemplo, pensaba que era más saludable que la mayoría de la gente de su edad, comparado con un tercio de quienes percibían con mejor precisión.
El 44 por ciento no había consultado a un médico el último año, a diferencia de un cuarto de los que tenían una percepción más real de su peso.
Cuando aquellos con una autoimagen distorsionada consultaban al médico, eran menos propensos a conversar sobre la alimentación, el ejercicio y la necesidad de adelgazar.
Powell consideró que, antes de hablar con sus pacientes obesos sobre el estilo de vida, los médicos deberían preguntarles cómo perciben su peso y si piensan que necesitan adelgazar.
La autora agregó que es posible que la autopercepción de la imagen en los obesos esté cambiando porque el sobrepeso y la obesidad son cada vez más comunes.
"Existe la tendencia a pensar que si todos los demás lucen de cierta manera, hay que lucir igual o se está cómodo con la imagen personal", finalizó Powell.
FUENTE: Archives of Internal Medicine, 11 de octube del 2010