Jonathan Head / BBC, Estambul
La región de Capadocia, en el centro de Turquía, es un portento geológico; un paisaje de rocas fantásticamente erosionadas y ricas ruinas históricas que atraen a dos millones de turistas cada año.
La roca suave desgastada, excavada para hacer iglesias y ciudades subterráneas, fue depositada hace millones de años por las erupciones de volcanes que rodeaban la planicie de Capadocia.
La nueva riqueza que aporta el turismo ha sido una bendición para gran parte de la región. Sin embargo, en varios puntos aislados, estos volcanes dejaron, más bien, una maldición. Exteriormente, nada parece distinguir la aldea de Tuzkoy de sus vecinos.
Los tractores rugen por las calles, las mujeres con pantalones anchos trabajan en los campos aledaños, los hombres pasa su tiempo libre en salones de té, jugando a las cartas y a los dados.
Muchas de las viviendas están hechas de la característica roca suave, de color amarillo.
"Fácil de inhalar"
Sin embargo, desde el origen mismo de la aldea, sus habitantes han sufrido de tasas anormales de enfermedades respiratorias, causa de casi la mitad de todas las muertes. Gran parte de los residentes de Tuzkoy ha abandonado sus casas. Hasta hace muy poco nadie sabía por qué.
La causa fue descubierta por el doctor Izzetin Baris, quien empezó a estudiar pacientes en Tuzkoy y dos aldeas igualmente afectadas, Karaiun y Sarahidir, en la década de 1970. "Los médicos diagnosticaban a estos pacientes con tuberculosis., que era prevalente en esos años", recuerda. Lo que no entendían era por qué el tratamiento para la tuberculosis no funcionaba." El doctor Baris descubrió que los pacientes sufrían, en realidad, de mesotelioma, una virulenta forma de cáncer causada por el contacto con asbestos.
La incidencia de la enfermedad era cientos de veces mayor que en cualquier otra parte de Turquía.
No obstante, todavía hay gente viviendo en la zona de peligro. Algunos se rehúsan a creer en el vínculo entre la piedra de que están hechas las casas y el cáncer. No obstante no había asbestos en la región.
La profundización de los estudios condujo a la verdadera causa: un raro mineral llamado erionita, que tiene propiedades similares al asbestos y se encuentra comúnmente en las rocas de los alrededores de Tuzkoy.
Dado que la roca es suave y se reduce a polvo con facilidad, resulta muy fácil inhalar las fibras de erionita.
"Las mujeres entraban normalmente a los graneros y desempolvaban las paredes", dice el doctor Baris. Entonces, inhalan las fibras. Incluso si un niño nacido en la villa se va durante la infancia, no puede escapar del mesotelioma. Es una enfermedad horrible, que causa mucho dolor".
"Estancados"
Nuevos estudios demostraron que la gente que se mudó, fuera a Estambul o Estocolmo, también sufría de altas tasas de mesotelioma.
La única solución, según el doctor Baris, era trasladar la aldea. Más de 30 años después de su descubrimiento inicial, es lo que está a punto de ocurrir. En una colina que mira hacia la aldea original, se está construyendo una nueva aldea, donde no hay erionita. El gobierno central destinó fondos luego de que partes de Tuzkoy fueran declaradas área de desastre. El parlamento turco tiene ahora un comité especial para decidir qué hacer con la aldea.
Aldea de Tuzkoy
Algunos residentes de Tuzkoy no tienen los medios para abandonar la aldea. No obstante, todavía hay gente viviendo en la zona de peligro. Algunos se rehúsan a creer en el vínculo entre la piedra de que están hechas las casas y el cáncer.
El doctor Baris dice que ya no es bienvenido en Karain debido a que la gente del lugar lo acusa de describir a la villa como "la aldea del cáncer".
Otros, como Dondu Guler, en Tuzkoy, afirman que no pueden darse el lujo de abandonar la zona peligrosa. "Claro que quiero marcharme", me dijo. "Me preocupa mi salud y la de mis niños, pero no tenemos los medios económicos para hacerlo. Así que estamos estancados aquí. Si nos da cáncer, ya no hay nada que hacer."
A pesar de que varios miembros de la familia han muerto de mesotelioma, Dondu Guler vive en una vieja casa de unos familiares, donde no paga renta.
"La nueva generación"
Como no tiene propiedades en la villa, no tiene derecho a una de las casas nuevas. Ella tendrá que pagar.
Mientras tanto, sus chicos juegan entre viviendas cuyas paredes contienen casi a ciencia cierta las letales fibras de erionita.
Las quejas contra quienes hacen negocios con las nuevas casas se escuchan también en las cafeterías.
Entre los hombres del salón de té, se escuchan quejas semejantes.
Éstos dicen que la gente que dejó la aldea hace años, pero tiene propiedades en la zona de peligro, está recibiendo casas nuevas, las que después pone en arriendo.
Se han construido sólo 250 casas; en la vieja aldea permanecen unos 100 residentes. El alcalde de la aldea, Umit Balak, está muy consciente de estos reclamos. Elogia al actual gobierno por ser el primero en lidiar con el extraodinario problema de salud de Tuzkoy, pero afirma que necesita más. Quiero regresar a Ankara, hablar con el propio primer ministro si es necesario, y explicarle por qué la totalidad de Tuzkoy debe ser declarada zona de desastre, de modo tal que los fondos aseguren el traslado de todo el mundo", dice.
"Es urgente para salvar a la nueva generación."
El alcalde querría demoler la aldea vieja, cubrirla con tierra y plantar árboles ahí. El doctor Baris se opone a la idea.
"Demoler las casas no tiene sentido ni es beneficioso. Piense en todo el polvo. ¿Quién haría el trabajo?", pregunta. La sugerencia del doctor Baris es enrejar la aldea y que la naturaleza siga su curso. Afirma que la erionita está presente en otras partes de Turquía pero a mayor profundidad. Dice que apenas se encuentra en rocas en la superficie en estos tres pueblos. Afirma que los pueblos turísticos vecinos en Capadocia, donde la gente se queda frecuentemente en hoteles excavados en la roca, son perfectamente seguros.