Casi el 60 por ciento de los adultos estadounidenses afirma que tuvo una niñez difícil, con familiares abusivos o problemáticos, o padres ausentes debido a la separación o el divorcio, según informan funcionarios federales de salud.
De hecho, casi el nueve por ciento afirmó que mientras crecía sufrió cinco o más "experiencias adversas de la niñez", que iban desde abuso verbal, físico o sexual a disfunción familiar como violencia doméstica, abuso de drogas o alcohol, o la ausencia de uno de los padres, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
"Las experiencias adversas de la niñez son comunes", afirmó la coautora del estudio, Valerie J. Edwards, líder del equipo del Equipo de Experiencias Adversas de la Niñez del Centro Nacional de Prevención de la Enfermedad Crónica y Fomento de la Salud de los CDC. "Tenemos que hacer mucho más por proteger a los niños y ayudar a las familias", comentó.
Alrededor de una cuarta parte de los más de 26,000 adultos encuestados refirió haber experimentado abuso verbal en la niñez, casi quince por ciento dijo haber sido abusado físicamente, y más del doce por ciento (o sea, más de uno de cada diez) dijo que había sido abusado sexualmente en la niñez.
Teniendo en cuenta que los datos fueron proporcionados por los mismos participantes, Edwards cree que el alcance real del abuso infantil podría ser aún mayor. "Hay una tendencia a no referir muchas cosas, no a referir cosas en exceso", afirmó.
Los hallazgos aparecen en la edición del 17 de diciembre de Morbidity and Mortality Weekly Report, revista de los CDC.
Para el informe, los investigadores usaron datos del Sistema de vigilancia de factores de riesgo conductuales, que encuestó a 26,229 adultos de Arkansas, Luisiana, Nuevo México, Tennessee y Washington. Edwards se muestra cauta al extrapolar estos resultados, pero según otros datos probablemente sean parecidos en otros estados, apuntó.
Aunque hubo pocas diferencias raciales o étnicas en los informes de abuso, el informe confirmó que las mujeres eran más propensas que los hombres a haber sufrido abuso sexual en la infancia. Además, las personas de 55 años o más eran menos propensas a referir haber sido abusadas en la niñez que los adultos más jóvenes.
Una teoría sobre por qué las personas mayores no reportaron tanto abuso infantil es que, dado que el abuso conlleva una carga para la salud en la adultez, muchas de las víctimas mayores de abuso podrían haber muerto antes, comentó Edwards. Por ejemplo, el informe de los CDC anota que las experiencias adversas de la niñez se asocian con un mayor riesgo de depresión, enfermedad cardiaca, diabetes, cáncer, abuso de sustancias y muerte prematura. " [El abuso infantil] podría asociarse con años perdidos de vida", señaló.
No hubo diferencia en el número de personas que refirieron abuso infantil en ningún otro grupo de edad, añadió Edwards.
Entre las experiencias adversas en la niñez incluidas en el informe se encontraban abuso verbal, abuso físico, abuso sexual, encarcelación de un familiar, enfermedad mental en la familia, abuso de sustancias en la familia, violencia doméstica y divorcio.
Según el informe, alrededor del 7.2 por ciento había tenido un familiar en prisión durante la niñez y 16.3 por ciento había sido testigo de violencia doméstica en el hogar de la familia. Además, alrededor del 29 por ciento se crió en un hogar en que alguien abusaba del alcohol o las drogas. "Estos casos ocurren en todos los grupos raciales y etnias", anotó Edwards.
Casi uno de cada cinco encuestados (19.4 por ciento) vivió en la niñez con alguien que estaba deprimido, sufría una enfermedad mental o era suicida, anotó el informe.
Aunque el volumen de abuso y disfunción es significativo, esas experiencias traumáticas no pueden ser usadas para describir a una persona, ni para determinar en qué se convertirá, advirtieron los investigadores. En vez de eso, dijeron, estar al tanto de esas experiencias de abuso es importante para obtener una mejor comprensión sobre ellas y su efecto en la sociedad.
Además, es vital trabajar con más ahínco para prevenir el abuso y el estrés familiar, y para encontrar mejores formas de identificar y tratar a los niños en riesgo, afirmaron.
"Los adultos que han tenido estas experiencias y que sienten que siguen causándoles problemas no están solos, hay ayuda disponible", enfatizó Edwards.
El Dr. Lee M. Sanders, profesor asociado de pediatría en la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami dijo que "una de las cosas que no captamos cuando vemos a nuestros vecinos y comunidades es que estos problemas son tan comunes".
"Es algo preocupante. Es algo sobre lo que hay que tomar acción comunitaria", añadió.
Identificar y tratar el abuso pronto puede prevenir muchas consecuencias graves de salud más adelante en la vida. Los programas que proveen atención de calidad para los niños, además de programas de visitas al hogar en la primera infancia y programas de crianza, son parte de la solución para el problema, aseguró Sanders.
"Estas intervenciones son importantes no sólo porque el abuso es tan común, sino debido a las implicaciones de salud de por vida", enfatizó Sanders. "Hay una conexión entre estos eventos e implicaciones durante toda la vida, no sólo para la salud mental de los adultos, sino también para su salud física".
Por ejemplo, una persona que experimenta varios eventos es más propensa a contraer cáncer y enfermedad cardiaca, apuntó Edwards. "Es grave, no una curiosidad estadística. Se trata de una relación real".
FUENTES: Valerie J. Edwards, Ph.D., team lead for the Adverse Childhood Experiences Team, National Center for Chronic Disease Prevention and Health Promotion, U.S. Centers for Disease Control and Prevention; Lee M. Sanders, M.D., M.P.H., associate professor of pediatrics, University of Miami Miller School of Medicine; Dec. 17, 2010, CDC, Morbidity and Mortality Weekly Report