El insomnio es una patología compleja, de origen multifactorial, que afecta al 40% de la población sin distinción de clase, profesión o sexo. Las personas que lo sufren triplican el índice de ausentismo en el trabajo, multiplicando por siete los riesgos de accidentes, y por dos la frecuencia de consultas médicas y de hospitalización. El neurobiólogo francés Michel Jouvet califica el insomnio como "falta relativa de sueño de la que se queja el sujeto" y revela que provoca tantos daños en nuestra sociedad que debe ser considerado el mal del siglo.
El insomnio es una entidad clínica y no un síntoma o una enfermedad específica. Puede ser el problema principal o el corolario de una patología fisiológica o psiquiátrica. En este último caso, tendría que desaparecer con la afección que lo acompaña. Si se trata del problema primario, hará falta establecer un diagnóstico preciso del insomnio, que se basa en criterios nocturnos y diurnos, y en una evaluación de la severidad y de la duración del problema. El estudio de la agenda del sueño permite distinguir al auténtico del pseudoinsomne.
"Un hombre necesita seis horas de sueño; una mujer, siete, y un loco, ocho", decía Benjamin Franklin. ¡Falso! Cada individuo está genéticamente programado según la cantidad de sueño que le hace falta. Esta cantidad no depende sólo de su duración, sino también de su calidad, que es el resultado de la estructura de su ciclo y de su profundidad. Llegamos entonces a la conclusión de que se duerme durante mucho tiempo sin beneficiarse de un sueño suficiente y, al contrario, que es posible conformarse con una noche corta, pero de gran calidad.
Otra falsa idea es la que nos quiere obligar a dormir cada noche un mismo número de horas. Hoy en día sabemos que, como las mareas, nuestro sueño sigue los ciclos lunares de 27,5 días. Así, desde los 27 hasta los 28 días, pasamos por dos o tres noches en las que tenemos una necesidad inferior de sueño.
Entonces, ¿cómo reconocer un verdadero insomnio? Suele establecerse cuando se pasan tres malas noches por semana. Es crónico cuando persiste más de tres o seis meses y puede entonces llevar a una patología depresiva. Se dice que es "agudo" si el problema sigue durante por lo menos un mes, y "ocasional" si la frecuencia semanal de las malas noches no supera las dos noches.
Dos o tres despertares nocturnos de breve duración seguidos por unas vueltas al dormir de hasta 15 minutos no revelan la patología: son de orden psicológico y tienden a aumentar con la edad. En cambio, se tendrá dificultad para para caer en los brazos de Morfeo, en el momento en que haga falta, entre 15 y 30 minutos.
Es a menudo la consecuencia de un desajuste horario, de un estado de angustia o de problemas medioambientales. El verdadero insomne se queja a menudo de cansancio diurno, falta de resolución, dificultades de concentración y problemas de humor, irritabilidad o de fragilidad en relación con problemas familiares o profesionales. El insomnio tiene que diagnosticarse y tratarse cuanto antes. La medicina del sueño está centrada en un enfoque pluridisciplinario de especialistas tales como psiquiatras, genetistas y neurofisiólogos, y en competencias que deben permitir elaborar y aplicar las mejores estrategias terapéuticas.
Paul Andre Despland
El autor es especialista en medicina del sueño en Clinique La Prairie, Suiza.
El insomnio, un mal que afecta a muchos
"Sin sueño no hay vida"
Lo dice el neurólogo Paul Andre Despland; el insomnio es un mal que desvela a cuatro de cada 10 personas.
Fuente: La Nación