El programa de prevención de la Unidad de Geriatría del Hospital Ramos Mejía, durante una de las jornadas para promover mejores hábitos de vida. / Miguel Acevedo RiuVer más fotos.
Fabiola Czubaj
Con el aumento de la expectativa de vida, nada mejor que modificar algunos hábitos poco saludables para envejecer con la mejor calidad de vida posible.
Para eso, y ante la falta de resultados de las esporádicas campañas de prevención orientadas a los adultos mayores, un equipo de gerontólogos puso en práctica un programa de ejercicio físico al aire líbre y gratuito para reducir el peso de los problemas de salud que llegan con los años.
A la vez, en cada sesión mensual en distintas plazas y paseos públicos porteños, voluntarios entrenados por el equipo de la Unidad de Geriatría del hospital Ramos Mejía les informan a los asistentes, adultos mayores como ellos, hábitos saludables y medidas de prevención. En una planilla, registran mes a mes si realizaron esos cambios en la alimentación, la actividad física diaria, la interacción social y los controles médicos de rutina, incluido el autocontrol mamario y la consulta ginecológica en las mujeres, y el control prostático en los hombres.
Según un estudio sobre los resultados obtenidos sólo el año pasado, el 90% de los 172 "principiantes" del programa modificó sus hábitos.
El programa, que comenzó en 2003, cuenta con unos 300 participantes, casi por igual mujeres y varones, aproximadamente cada año. "Siempre estamos tratando de atraer nuevos participantes", dijo el doctor Miguel Hadid, jefe de la unidad del Ramos Mejía.
Un primer estudio, premiado por la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría en la III Jornada Nacional de la especialidad, había revelado que el 88% de los 700 participantes nuevos registrados entre 2007 y 2009 había modificado conductas poco saludables en la alimentación, la actividad física y los controles médicos, entre otros.
El último estudio, a cargo de los doctores Hadid y Maya Sinjovich, determinó que del grupo que comenzó a participar el año pasado 53 lograron realizar un cambio de hábitos; 57, dos; 30, tres; 12, cuatro, y 15 lograron reemplazar cinco hábitos poco saludables.
Además, 6 de cada 10 mujeres empezaron a realizar los controles ginecológicos y 3 de cada 10, el autoexamen mamario. La mitad de los hombres se hizo por primera vez un control médico para descartar problemas de próstata.
"La participación comunitaria, junto con una reformulación del perfil del equipo de salud, es una herramienta poderosa por lo eficiente, efectiva y económica para lograr modificación de hábitos en adultos mayores", concluyeron los médicos sobre los resultados presentados este año en el VI Congreso Latinoamericano y del Caribe de Gerontología y Geriatría.
Rutina de postas
El programa funciona con un recorrido de postas. Un miércoles de cada mes (la cita sólo se pospone por lluvia), entre marzo y diciembre, el equipo del hospital, los voluntarios y colaboradores del CGPC N° 3 se instalan a partir de las 9.30 en plazas como la Primero de Mayo, de Pasco y Alsina, o Martín Fierro, de Urquiza y la autopista, o en paseos como el pasaje Discépolo, entre Riobamba y la avenida Corrientes.
Un día antes, los voluntarios se encargan de la difusión con entrega de volantes a los porteros, los vecinos, los comercios o los centros de jubilados de la zona. El día de la reunión, algunos participantes "veteranos" salen a convencer a los transeúntes.
A medida que se van acercando, en grupos pequeños, comienzan el recorrido, que dura unos 15 minutos.
Primero, llenan una planilla sobre hábitos, enfermedades, actividad física y tratamientos. Luego se les miden la altura, el peso (con una balanza donada por algunos voluntarios) y el perímetro de cintura. Una charla médica, que respalda en trabajo de los voluntarios, abre camino a la siguiente posta, donde se controlan la presión y la glucemia, y se entregan folletos.
Por último, llega el movimiento con una minisesión a cargo de una voluntaria del taller de movimiento de la unidad del hospital. "No basta con medir los valores, también hay que moverse", aclaró Hadid, que con su equipo también participa de la breve sesión de ejercicios de elongación y coordinación para que nadie tenga excusas para no participar.
"Nuestra actividad es preventiva, y destaco lo de «preventiva» porque no nos quedamos en las mediciones del peso, de la altura, del perímetro de cintura, de la tensión arterial y de la glucemia, sino que ponemos énfasis en la transmisión de hábitos saludables por parte de los miembros de la comunidad hacia sus pares. Buscamos que esos hábitos sean efectivamente adoptados", explicó Hadid a LA NACION.
Y así ocurrió, sorpresivamente, ya que, según los estudios realizados, ninguno de los participantes desconoce la información de salud que intercambian con los voluntarios. "Pero modificaron su conducta sólo a partir de estos encuentros -comentó el gerontólogo-. Sabían qué hábitos son saludables y la conveniencia de adoptarlos, pero aun así no lo habían hecho antes."
Es que a pesar de que siempre existen escollos burocráticos, médicos y voluntarios, coinciden en que vale la pena enfrentarlos. Y así lo demuestran los resultados.
Para participar del programa, solicitar información a la Unidad de Geriatría del Hospital Ramos Mejía: (011) 4127-0270.