Por Gabriela Navarra
Después de que Lázaro nació, enlazado por el abrazo de Marcos y Ayelén, sus papás, Ayelén pidió un aplauso para ella. Por haberlo parido. "Me lo merecía", dice, y acaricia a su bebe, que tiene 9 meses y vino al mundo con 4,300 kg y en la 42a semana de gestación. Lo que para la medicina sería un indicador de intervención -luego de la semana 41a., en teoría, el parto debe inducirse-, en este caso no alteró nada. Ni eso ni el peso del bebe -que nació grande porque ser grande está en sus genes- justificaron peridural (anestesia), inducción (oxitocina) ni episiotomía (corte vaginal). Y mucho menos, una cesárea.
Lázaro es uno de los 60 bebes nacidos en el contexto del Programa de Parto Mínimamente Intervenido del Servicio de Obstetricia del hospital Austral. Allí están las parteras y el obstetra, pero también las doulas , un oficio relativamente nuevo en nuestro país orientado a la atención del embarazo, el parto y el puerperio.
"Veía la soledad emocional en la que muchas mujeres llegan a parir, tengan o no compañía - expresa Claudia Zamora, licenciada en enfermería especializada en humanización del nacimiento y doula -. Ese es el lugar que toma la doula , una mujer que ya ha tenido hijos (tengo 4). A veces, el acompañamiento es sólo estar en silencio, con la mirada, la mano, haciendo empatía. No es ni yoga para embarazadas ni eutonía. Sólo tomar conciencia corporal, «meterse» en el cuerpo, hacer contacto con el bebe, con los movimientos, saber qué parte trabaja en el parto, qué posturas o recursos pueden ser efectivos para pasar las contracciones, los dolores. Todos los trabajos se hacen en pareja. Muchos hombres se sorprenden de lo que pueden hacer. Es infinitamente más que estar en la sala de partos."
"Yo era de las que decía parto no, cesárea -dice Ayelén, rehabilitadora visual, de 33 años, la misma edad que su marido, Marcos, bioingeniero-. Recién cuando quedé embarazada empecé a buscar. Cuando hablaba con mis amigas de parto respetado me decían que estaba loca, que por qué no aceptar la anestesia, si se había inventado y funcionaba?"
"Marcos fue un doulo increíble -resume Claudia Zamora-. Cuando empezaron las contracciones más duras y más seguidas, Ayelén se colgaba de su cuello para aliviarse y pujar en el momento que había que pujar. Estuvieron así varias horas."
Los fantasmas más temidos
-¿A qué le tienen más miedo las mujeres?
-Al dolor -contesta Claudia Zamora-. Y a si van a "poder".
Analía, 37 años, profesora de inglés, escucha junto a su marido, Gastón, de 39. Faltan pocos días para la llegada de Francisco, primer hijo de la pareja y segundo para Gastón. (N. de la R.: Francisco nació el jueves último). "No tengo miedo -dice Analía-. Sé que habrá dolor, pero es algo que siento muy finito. Hay cosas que me pasan por la cabeza, pero tampoco es miedo. Estoy muy segura de lo que elegí, aun antes de estar embarazada o de saber que existía la posibilidad de un parto no invasivo."
Gastón recuerda que estuvo en el nacimiento de su primer hijo, que tiene ya casi 20 años. "Nunca voy a olvidarme cuando salió y lo agarraron -dice-. Para la gente que lo hace todos los días es una maniobra sabida, pero es tu hijo y querés saber lo que le están haciendo. Esta es una experiencia muy distinta."
"Algunos creen que es parir sin dolor -cuenta Mariana, de 33, historiadora y mamá de Malena, de 9 meses-. La vida está llena de momentos de dolor. Y vivir anestesiada no te lleva a nada. El tema es cómo atravesar ese tránsito."
Andrés, marido de Mariana, de 38 años, cuenta que el trabajo de parto de Malena llevó 18 horas. El llenó y vació varias veces la bañera, ayudó a su mujer sobre la pelota de esferodinamia para ir encontrando posturas de alivio y se la pasó planchando. "Trapitos calientes para la panza cuando más dolía la contracción -dice-. Y no tenía que descuidar la hidratación o darle de comer porque estaría horas sin hacerlo."
La licenciada en obstetricia Paula Rodríguez Blanco, una de las parteras, dice que el bebe nace en la habitación. "La parturienta elige la posición. Sacamos la cama. Hay pelotas de esferodinamia, sogas para colgarse, una bañera. Las mujeres se paran, caminan. Ponemos un colchón en el piso, es frecuente que tengan al bebe en 4 patas o arrodilladas o bien en el banquito de parto, un semicírculo donde se apoyan la cola y las piernas."
-Nació el bebe y el único sentimiento posible es de felicidad. Pero eso no siempre pasa. ¿Cómo ayuda la doula en el puerperio?
-Yo la pasé mal. Malena estuvo bajando de peso durante dos semanas y tuve un pediatra que me decía que eso era terrible. Cada vez que la íbamos a pesar yo salía llorando. Claudia estuvo ahí en los momentos en que más la necesitaba. Quizás para decirme lo mismo que dicen los libros. Pero estaba. Malena después tomó perfectamente bien la teta.
"El puerperio es difícil -admite la doula Graciela Cobe, de 41 años-. En ningún momento de la historia de la humanidad las mujeres criaron tan solas a sus hijos. Vivimos aisladas, dentro de un departamento, sin ayuda? es una sensación agobiante y una situación antinatural. Siempre hubo mujeres más grandes que ayudaban a las más jóvenes para que pudieran cuidar a sus hijos."
Cobe dice que "los gobiernos deberían entender lo importante que es cuidar a las mamás para que ellas cuiden a sus bebés el primer año de vida, que es fundante. Si eso ocurriera, cambiaría el mundo".