Por Amy Norton
NUEVA YORK (Reuters Health) - Un nuevo estudio demuestra que mientras los jugadores profesionales de fútbol americano están en carrera, sus arterias no revelan signos de alarma.
Luego de retirarse, en cambio, tienden a desarrollar más factores de riesgo cardíaco -como hipertensión, colesterol elevado y obesidad- que la población general. Los más vulnerables son los delanteros, con contexturas físicas tan grandes.
Una duda es si "hay algo en la condición atlética" que provoque ese aumento de los riesgos, según indicó el doctor R. Todd Hurst, cardiólogo de la Clínica Mayo en Scottsdale, Arizona. Entonces, con su grupo buscó signos cardíacos tempranos en jugadores de 20 y 30 años.
Con ultrasonido, determinó el grosor de las paredes de las carótidas en 75 jugadores de dos equipos profesionales.
Esas arterias, ubicadas en el cuello, suministran la sangre al cerebro. El aumento del grosor de sus paredes es un signo de aterosclerosis "subclínica" (endurecimiento y estrechamiento de las arterias que no dan síntomas, pero revelan un aumento del riesgo coronario o de sufrir un accidente cerebrovascular).
Los autores compararon los resultados del ultrasonido con los de 518 hombres estadounidenses que habían participado en una investigación previa sobre salud cardíaca. Al compararlos según la edad y la etnia, los jugadores no tenían signos especiales de trastornos vasculares.
"En realidad, estaban tan bien, o mejor, que la población general", dijo Hurst.
Esto, a diferencia de un estudio previo en el que los mismos autores habían hallado que los exjugadores de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) tenían un estrechamiento de las carótidas similar al de los hombres obesos que pasan la mayor parte del tiempo en el sofá mirando los partidos de fútbol por televisión.
Entonces, ¿qué es lo que ocurre después del retiro del campo de juego que modifica el riesgo cardíaco de los jugadores?
Por un lado está la disminución de la actividad física. Las lesiones con las que se retiran les impedirían hacer ejercicio. Pero también está la alimentación. Si después de retirarse siguen comiendo como antes, las calorías que antes quemaban quedan almacenadas como grasa.
"¿Podemos hacer algo para ayudarlos?", se preguntó Hurst. "Sí, y aunque sólo sea con educación", agregó. Eso incluye modificar la "configuración mental" de los jugadores profesionales, que se creen invencibles y, claramente, no lo son.
Hurst opinó que más controles clínicos de los jugadores y los exjugadores también ayudarían a detectar esos signos cardíacos tempranos.
Desde el 2007, la Fundación de Asistencia al Jugador de la NFL financia pesquisas cardíacas gratuitas para los exjugadores que forman parte de un proyecto de investigación.
FUENTE: American Journal of Cardiology, online 26 de diciembre del 2011