Por Mauricio Giambartolomei
Will gasta sus ahorros en una joyería al comprarle un anillo de compromiso con diamantes incrustados a su novia, Melissa. Despliega su bastón blanco, sale a la calle y espera en la esquina la señal sonora del semáforo para cruzar. El sonido de la alarma se multiplica en su cabeza; los ruidos de la calle lo atormentan; se siente desorientado, perturbado. Hasta que cae en la vereda.
"El chico es diabético. Podría ser esquizofrenia o convulsión epiléptica", pronostican los médicos del grupo de diagnósticos complejos del Hospital Universitario Princeton, de New Jersey. Los consejos del jefe, el doctor Gregory House, se escuchan a través de un parlante. No está presente, pero su voz conduce al equipo. Es un caso atípico. Se requiere intuición y experiencia. Es un caso de Dr. House .
¿Éstas prácticas son comunes en la realidad? ¿Los casos de la ficción son verosímiles? ¿Existen grupos de diagnóstico complejo en los hospitales y clínicas?
En este y en el resto de los capítulos de las ocho temporadas, la serie interpretada por el actor Hugh Laurie , plantea diagnósticos de difícil resolución. Y se utilizan métodos poco convencionales que derivan en múltiples hipótesis sostenidas, muchas veces, en detalles personales de cada paciente.
Pero, ¿éstas prácticas son comunes en la realidad? ¿Los casos de la ficción son verosímiles? ¿Existen grupos de diagnóstico complejo en los hospitales y clínicas? ¿Los médicos se guían por corazonadas y se alejan del manual para resolverlos? Para responder estar preguntas LA NACION consultó a especialistas de diferentes áreas que compartieron sus puntos de vista.
¿Ficción o realidad?
"La serie tiene un concepto real: la medicina se puede abarcar desde el paciente o desde la enfermedad. House va por el lado de la enfermedad: un médico distante que no se vincula con los pacientes. Eso ocurre en la realidad", plantea el cardiólogo Alberto Alves de Lima, del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) .
En cada historia se siente la distancia. Son los integrantes del grupo, algunos estudiantes de medicina, quienes desarrollan todo el trabajo de campo y House, a veces también distante de su equipo, define situaciones y diagnósticos.
Para De Lima esta situación "tiene cierto grado de veracidad" porque el protagonista "se basa en la antiempatía para evitar una deformación profesional". Según el médico, así está basada la historia clínica. "La empatía es vivir la historia del otro y hay que tratar de no identificarse con el paciente".
Con este concepto coincide el doctor Lucio Criado, especialista en clínica médica, aunque marca una diferencia. "Dr. House es un adicto [al Vicodin], maltrata a su gente, cosa que nosotros no hacemos. Nosotros estamos una hora por día con el paciente preguntándole cosas, escuchando su relato para llegar al diagnóstico", explica Criado.
El clínico contó que una vez por mes se reúne junto a grupo de médicos para analizar sus experiencias con pacientes. Y allí aparecen de las más complejas. "Todos tenemos una colección de casos raros. ¡Los clínicos somos una raza en extinción!", se queja.
Al igual que sus colegas, Marcelo Peretta, doctor en farmacia y bioquímica y director de la Escuela de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Maimonides , sostiene que la ficción de Dr. House "tiene un basamento real, que reproduce los casos raros para que el televidente quede atrapado".
Pondera, además, la participación de los médicos clínicos en la resolución de dichos diagnósticos. "Se ocupan de los casos complejos. Si excede la lógica o los libros, es difícil encontrar alguien que lo veo el todo. Para eso están los clínicos", plantea.
El modelo House
Para tratar el caso de Will los médicos se reúnen a diario en una sala especial, comparten la información del paciente, su evolución o sus síntomas, hacen anotaciones en una pizarra y sacan conclusiones para avanzar en el tratamiento. House puede estar presente y participar en esos encuentros o, simplemente, dar un vistazo y la decisión final.
"Lo que House hace con el pizarrón lo hacemos todos, pero la costumbre de los grupos de diagnóstico complejo ocurre en Estados Unidos", explica Criado. "En la Argentina se sigue la escuela francesa: el médico que diagnostica, trata al paciente", diferencia.
Algunos médicos extraen ejemplos de la serie para volcarlos a su actividad diaria
Pero en los hospitales y clínicas del país también existen grupos que pueden tener alguna similitud al de House. Por ejemplo, el doctor De Lima contó que todos los martes en el ICBA se reúne el Heart Team en el que los profesionales discuten los síntomas de los casos de diagnóstico complejo.
El doctor Gregory House en un insolente de la medicina que rompe las estructuras para sanar a sus pacientes. Según los profesionales consultados, la aparición de esta serie pudo haber cambiado la forma de abordar los tratamientos y el criterio profesional. "No todo está en los libros. La serie rescata la individualidad del profesional, a pensar diferente sobre un paciente. No quedarse con lo que dijo el profesor en la facultad, ir más allá con criterio", destaca Peretta.
Algunos extraen ejemplos de la serie para volcarlos a su actividad diaria. Es el caso de De Lima que, además, es director de Docencia e Investigación del ICBA. "House tiene segmentos en los trabaja mucho en la parte de la comunicación, para informarles a los familiares de los pacientes. Tomo esos momentos para armar talleres de comunicación y trabajarlos con los alumnos", reconoce.