Con frecuencia, los padres se preocupan por si sus hijos, sobre todo si son chicos, son mucho más bajitos que el promedio. Pero siempre y cuando no haya una causa médica, los padres pueden tranquilizarse, afirman los expertos.
En un artículo que aparece en la edición del 28 de marzo de la revista New England Journal of Medicine, dos endocrinólogos pediátricos describen un escenario al que los pediatras se enfrentan muchas veces. Los padres llegan con su hijo de 11 años, porque es sustancialmente más bajito que sus compañeros de clases, y en los últimos años parece que su crecimiento se ha ralentizado.
Su preocupación es razonable, afirmó el Dr. David Allen, coautor del artículo y profesor de pediatría de la Facultad de Medicina y de Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, en Madison.
En la anécdota, Allen y la Dra. Leona Cuttler describen a un chico cuya estatura se hallaba en el tercer percentil a los 9 años de edad. Esto significa que era más bajito que el 97 por ciento de los chicos de su edad. Pero su ritmo de crecimiento se ralentizó más, de forma que ahora está en el primer percentil de la estatura.
"Cuando un niño se sale de la curva de crecimiento, es adecuado que los padres se preocupen y hagan que lo evalúen", dijo Allen.
Las causas médicas potenciales incluyen una deficiencia de la hormona del crecimiento, ciertos trastornos genéticos y una glándula tiroides hipoactiva. Pero afortunadamente, la mayoría de niños bajitos están sanos.
El "problema", apuntó Allen, es que con frecuencia los padres siguen preocupados, sobre todo cuando se trata de un chico. Y en Estados Unidos, la hormona del crecimiento humano está aprobada para tratar la llamada talla baja idiopática, es decir, una estatura baja sin causa médica conocida, cuando el niño está por debajo del primer percentil en cuanto a la estatura.
Entonces, los padres podrían desear un costoso tratamiento, incluso si su hijo no tiene ningún problema de salud.
La Dra. Patricia Vuguin, endocrinóloga pediátrica del Centro Médico Pediátrico Cohen en New Hyde Park, Nueva York, dijo que algunos médicos recomiendan no hacer nada. Y "algunos recomiendan probar con la hormona del crecimiento", planteó.
Pero tanto Vuguin como Allen dijeron que es importante que los padres tengan expectativas realistas sobre la hormona del crecimiento. En los niños bajitos y saludables, los estudios predicen que la hormona del crecimiento producirá una estatura adicional de 2.5 a 7.6 centímetros (1 a 3 pulgadas) en la adultez. Y eso es un promedio. Otros factores también influyen.
Si ambos padres son bajitos, eso limita lo que la terapia con la hormona del crecimiento puede lograr. "No podemos modificar el potencial genético", señaló Vuguin.
La familia ficticia en el informe de Allen encajaba en ese escenario. La madre medía 1.5 metros (5 pies), y el padre 1.65 metros (5 pies, 6 pulgadas). La estatura pronosticada de su hijo, sin intervención, era de 1.6 metros (5 pies y 5 pulgadas), el extremo inferior de la "normalidad".
"Hay que plantearse qué tan importante es una o dos pulgadas de más en el panorama general", comentó Vuguin. "¿Es la diferencia entre 5 pies y 5 pulgadas y 5 pies y 6 pulgadas tan importante?".
Allen dijo que hay casos en que los niños sanos son extremadamente bajitos, y "ayudarles a crecer es adecuado". Pero para la mayoría de los niños, es "razonable" simplemente observar su ritmo de crecimiento y calmar a los padres.
Con frecuencia, los padres se preocupan de que se burlen de su hijo (sobre todo si es un chico), o que en la adultez se sienta infeliz o incluso que tiene una desventaja profesional.
Pero los estudios no han respaldado esos resultados, dijo Allen. Los niños y los adultos bajitos no parecen ser menos felices que sus pares más altos, y no hay pruebas de que tratar la talla baja idiopática mejore la calidad de vida.
"Mientras más observamos esta 'morbilidad supuesta' asociada con una estatura baja, menos la hallamos", comentó Allen. "Y ha sido muy difícil mostrar que tratar (la estatura baja idiopática) mejore el bienestar de los niños en la adultez".
En cuanto a la seguridad, la hormona del crecimiento "tiene un excelente historial mientras los niños la toman", aseguró Allen. Pero nadie sabe si hay riesgos más adelante en la vida. En teoría, la hormona del crecimiento podría aumentar las probabilidades de diabetes o de ciertos cánceres en el futuro. Pero por ahora, esos riesgos son teóricos, apuntó Allen.
El otro gran problema es el costo. Un estimado conservador es que cada pulgada de estatura obtenida mediante el tratamiento con la hormona del crecimiento cuesta entre 35,000 y 50,000 dólares, advirtió Allen.
La hormona del crecimiento no es la única opción para la talla baja idiopática. Los chicos pueden recibir dosis bajas de andrógenos, las hormonas "masculinas". Esa terapia aumenta el ritmo de crecimiento de los chicos a corto plazo, pero no hay evidencia de que aumente su estatura en la adultez, apuntó Allen.
"Siempre es razonable decidir simplemente observar qué sucede", señaló Allen. Al principio, la brecha podría empeorar si los pares de un niño bajito llegan a la pubertad antes y comienzan a crecer mucho, anotó. Pero una vez los niños con desarrollo "tardío" comienzan la pubertad, su crecimiento también se acelera.
FUENTES: David Allen, M.D., professor, pediatrics, University of Wisconsin School of Medicine and Public Health, Madison, Wis.; Patricia Vuguin, M.D., pediatric endocrinologist, Cohen Children's Medical Center, New Hyde Park, N.Y.; March 28, 2013, New England Journal of Medicine