Por Kathryn Doyle
NUEVA YORK (Reuters Health) - Las mutaciones genéticas que elevan el riesgo de una mujer de desarrollar cáncer de mama no reducirían sus probabilidades de vivir si se le diagnostica la enfermedad.
Este resultado de un nuevo estudio debería tranquilizar a las mujeres con cáncer mamario porque ser portadoras de las mutaciones BRCA1 "no es una sentencia de muerte" si reciben un buen tratamiento, según dijo la doctora Pamela Goodwin, oncóloga del Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum del Hospital Mount Sinai, en Toronto.
El estudio respalda hallazgos previos que habían demostrado que las mutaciones BRCA1 no predicen el pronóstico.
Lo nuevo es que las portadoras de las mutaciones se beneficiarían mucho más con la extirpación ovárica que las mujeres sin mutaciones BRCA1, según precisó el autor principal, doctor Steven Narod, del Instituto de Investigación del Hospital Universitario de la Mujer en Toronto.
Con su equipo, estudió desde 1996 a más de 3.300 polacas menores de 50 años con cáncer mamario recién diagnosticado para detectar tres mutaciones BRCA1: 233 eran portadoras de mutaciones fundadoras BRCA1.
Las mutaciones fundadoras son un conjunto de variaciones específicas que se repiten en una etnia o una región, quizás desde hace cientos de años, según explicó la doctora Ellen Warner, del Centro de Ciencias de la Salud de Sunnybrook, también en Toronto.
El equipo halló que el 81 por ciento de las portadoras de una mutación BRCA1 vivió por lo menos 10 años después del diagnóstico, una cifra similar a la tasa de supervivencia del 82 por ciento en las mujeres sin una mutación.
El estado de los nódulos linfáticos (presencia de células tumorales en los nódulos de la axila) predecía mejor la supervivencia. Las mujeres con nódulos linfáticos "positivos" tenían el triple de riesgo de morir en el mismo período que las pacientes con cáncer sin diseminar a los nódulos.
Entre las portadoras de las mutaciones BRCA1, aquellas tratadas con una ooforectomía (extirpación de los ovarios) eran un 70 por ciento menos propensas a morir durante el período de estudio que las que no se sometieron a esa intervención. La mayoría de esas cirugías se realizaron luego de diagnosticar el cáncer mamario.
En cambio, esa cirugía no pareció ayudar a las mujeres sin mutaciones BRCA1, según publica el equipo en Journal of Clinical Oncology.
Entre una de cada 300 ó 500 mujeres es portadora de las mutaciones BRCA1 o BRCA2. El Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por su nombre en inglés) estima que la posibilidad de que una mujer desarrolle cáncer de pecho es de entre 12 y 45-65 por ciento si tiene esas mutaciones genéticas.
Goodwin, que no participó del estudio pero publicó resultados similares en el 2012, promueve el análisis genético de las mujeres con por lo menos un 10 por ciento de posibilidad de ser portadoras de una mutación según sean sus antecedentes médicos y familiares. Dijo que esa es la norma en la mayoría de los países.
Narod consideró que el estudio sugiere que todas las mujeres con cáncer mamario diagnosticado antes de los 50 años deberían hacerse la pesquisa genética. A las portadoras de las mutaciones se les deberían extirpar los ovarios dentro de los tres meses.
En las portadoras de una mutación del gen BRCA, el riesgo de desarrollar cáncer ovárico aumenta del 1,4 al 11-39 por ciento, según estima el NCI.
FUENTE: Journal of Clinical Oncology