Enferma de leucemia, recibirá "terapia natural"

Una niña Amish no será obligada a recibir quimioterapia

Sarah y sus padres dejaron su casa en Ohio para evitar que una tutora decidiera el tratamiento. Esta ha dado por perdido el caso

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Carolina García   Washington  7 DIC 2013

La niña Amish de 11 años enferma de leucemia, Sarah Hershberger, no se verá forzada a someterse a quimioterapia. La decisión pone punto final a meses de lucha judicial en la que se han visto implicados los derechos de la enferma, los del Estado, la ética médica y la religión, informa AP.

El caso de Sarah, que se conoció en agosto, comenzó con la decisión de un hospital de Ohio de emprender acciones legales para conseguir que la niña se sometiera a tratamiento, después de que sus padres decidieran que lo abandonara en junio. Sarah padece un linfoma linfoblástico y sus padres acudieron al centro médico Akron Children para tratar sus tumores malignos en riñón, cuello y pecho.

En un primer momento Andy y Anna Hershberger aprobaron la quimioterapia, pero tras varias semanas, y ante las súplicas de su hija, los progenitores decidieron interrumpirlo e informaron a los médicos de su intención de tratarla con medicina natural. A pesar de que el tumor había disminuido, no había sido erradicado totalmente. Los médicos siempre han defendido que con el tratamiento Sarah tiene un 85% de probabilidades de curarse. Sin él, su esperanza de vida es de un año.

Tras meses de batalla judicial, el pasado octubre, un juez entregó la custodia médica de Sarah a una tutora legal, abogada y enfermera, tras sentenciar que “las convicciones y las creencias de los padres no son más importantes que la obligación del Estado de proteger a un menor”. Pero la responsable de su custodia, Maria Schimer, decidió este viernes entregar sus obligaciones como tutora y dar por perdido el caso.

“No se sabe dónde está Sarah y es imposible verificar su estado de salud y tomar decisiones sobre qué tratamiento es mejor”, aseguró Claire Dickinson, abogada de Schimer. “No tiene sentido alargar más tiempo esta historia”, añadió la letrada. “Los padres no han tenido ningún tipo de contacto con mi cliente. Nos percatamos de que se habían marchado cuando la tutora acudió a recoger a Sarah para llevarle al hospital”, aseguró la abogada de Schimer.

Dickinson ya había aclarado que no había intención de "interponer una demanda con el fin de buscar a la familia o volver a forzar a la niña a que se trate con quimioterapia”. La postura tomada por Schimer todavía necesita ser aprobada por un tribunal.

La iniciativa de la tutora llega unos días después de que el abogado de los padres de Sarah, Maurice Thompson, informará de que la familia había abandonado su casa en el noreste de Ohio –que, incluso, habrían abandonado el país- “para evitar que los médicos forzarán a la niña a tratarse con quimioterapia tras la decisión del magistrado de poner a Schimer al cargo”. Los padres tomaron la decisión unos días antes de que entrará en vigor la potestad de la enfermera sobre la menor. Para él, este caso era un ejemplo claro de cómo “los Estados pretenden interponerse en la libertad de los padres de elegir qué es lo mejor para sus hijos”. 

"No sabe dónde está Sarah y se ha vuelto imposible verificar su estado de salud y tomar decisiones sobre qué tratamiento es mejor”

La familia, miembros de una comunidad Amish, está en contra de muchas de las cosas que definen la vida moderna y es profundamente religiosa. Vivían en una granja a unos 60 kilómetros de Cleveland. “La aprobación por parte de un juez permitirá que la familia regrese a casa, lo que permitirá que Sarah reciba el tratamiento elegido por la familia entre todas las opciones posibles”, explicó Thompson.

La última sesión de quimioterapia de Sarah fue el pasado mes de junio cuando la niña dijo encontrarse muy mal y tenía miedo de volverse estéril, según explicó la propia enferma. Los efectos más comunes de la quimioterapia, entre otros, son las naúseas, el daño de órganos y la esterilidad. A pesar de estas consecuencias, lo más importante para los médicos seguía siendo que el tratamiento, en este caso, significaba vivir o morir.

Aunque estas disputas judiciales son raras en EE UU, sí hay antecedentes. En 2009, la madre de un chico de 13 años llegó a los tribunales del Estado de Minnesota para evitar que le sometieran a quimioterapia y le dejaran tratarse con métodos naturales.