Por Megan Brooks
Un panel de expertos creó una nueva definición clínica de la epilepsia, que redefiniría el alcance de los pacientes a los que se les diagnostica la enfermedad y aumentaría la precisión diagnóstica.
La nueva definición, que acepta la Liga Internacional Contra la Epilepsia (ILAE, por su sigla en inglés) habla de tener por lo menos dos crisis no provocadas (o reflejos) con un intervalo de más de 24 horas, o un ataque reflejo con probabilidad de tener futuras crisis similar al riesgo de recurrencia general (por lo menos del 60 por ciento) después de dos ataques reflejos en los próximos 10 años, o síndrome de epilepsia diagnosticado.
El texto también indica que se considerará curada la epilepsia en los pacientes que padecieron síndrome de epilepsia asociado con la edad, pero que ya superaron esa edad, o que no volvieron a sufrir ataques durante por lo menos 10 años y no utilizaron antiepilépticos en los últimos cinco años o más.
Esta nueva definición "operativa" de la epilepsia reemplaza las definiciones "originales" de convulsión y epilepsia que difundió en el 2005 la comisión de trabajo de la ILAE. Pero, ¿por qué había que modificarlas?
"La definición del 2005 no permite que un paciente supere la epilepsia ni tiene en cuenta los puntos de vista de algunos médicos, que consideran que la epilepsia se instala después de un primer ataque reflejo cuando existe alto riesgo de que se repita", explicó mediante un comunicado el líder de la comisión, doctor Robert Fisher, director del Centro de Epilepsia de Stanford, Stanford University, California.
"La recomendación del panel resuelve esas cuestiones con la nueva definición, más práctica, y que está orientada a los médicos", agregó.
"¿Qué efecto tendrá la nueva definición en la práctica clínica? "Ningún cambio radical", precisó Fisher por correo electrónico.
"La mayoría de los casos de epilepsia se seguirá diagnosticando con dos ataques reflejos con un intervalo de más de 24 horas. La palabra 'curada' alentará a algunos profesionales y pacientes a pensar más en si la epilepsia ya no está presente y, quizás, analizar la posibilidad de suspender los medicamentos", sostuvo.
Aun así, nadie debería dejar de utilizar un tratamiento por esta definición y cualquier modificación la debería realizar el equipo médico.
Las decisiones terapéuticas están separadas de las definiciones, pero la nueva definición les proporcionaría a los médicos algo de respaldo si piensan que el tratamiento anticonvulsivante estaría justificado en ciertos casos después de un primer ataque.
"El impacto más fuerte esperamos que ocurra en la investigación para obtener mejor información sobre los riesgos de recurrencia de los ataques", dijo.
Fisher comentó que participa en este "debate acalorado" desde hace 10 años y que no ve motivo por el que la discusión finalizará con la nueva definición.
"Aunque es una posición tomada, y no una definición propuesta, algunos expertos y algunos pacientes tendrán otra opinión de qué significa 'epilepsia'. Esperamos que los médicos no perciban como una carga tener que determinar los riesgos precisos de la reaparición de los ataques en todos los casos", sostuvo Fisher.
"Por ahora, sólo unas pocas enfermedades (por ejemplo, un primer ataque dos semanas después de un ACV) están asociadas con información suficiente para diagnosticar la epilepsia después de un ataque. Los próximos estudios aportarán más información", dijo.
"Pero cuando falta información, se aplica la definición antigua por defecto. Los que están investigando las estadísticas de la epilepsia optarán por la definición antigua para comparar los resultados con los de estudios previos. Ese es el significado de una definición operativa (práctica), que se puede utilizar con distintos objetivos. Esta nueva definición práctica fue diseñada para los médicos", agregó.
La definición aparece publicada en el Informe Oficial de la ILAE en la revista Epilepsia e incluye un editorial de los doctores Gary Mathern y Astrid Nehlig, editores jefes de Epilepsia.
FUENTE: Epilepsia, 2014