Hay gente que se levanta por la noche con un hambre insaciable a pesar de haber cenado. Es posible que tenga el síndrome de alimentación nocturna.
Ahora, científicos del instituto de estudios biológicos Salk, en California, Estados Unidos, descubrieron un par de genes encargados de sincronizar los horarios de comida con el reloj biológico. Cuando hay una mutación de estos genes, puede ocasionar lo que se conoce como síndrome de alimentación nocturna. Este trastorno altera las horas de comida, lo que hace que la persona ingiera alimento de más y aumente de peso.
En el estudio, hecho en ratones y publicado en la revista especializada Cell Reports, se demostró como estos animales con mutaciones genéticas humanas sufrieron alteraciones en los patrones de comida, lo que les ocasionó un sobrepeso.
"En realidad no esperábamos que podríamos separar el ciclo de sueño y el de alimentación, especialmente con una mutación simple", dice Satchidananda Panda, autor jefe del estudio y profesor asociado de Salk. "Esto abre las puertas a un motón de preguntas sobre cómo se regulan estos ciclos".
Se estima que entre el 1% y el 2% de la población sufre de este síndrome, que recientemente fue clasificado como un trastorno de la alimentación. Uno de los síntomas es despertarse en la noche y no poder volver a la cama sin comer algo primero.
Mutaciones creadas
Con frecuencia los que padecen este trastorno eligen alimentos con un alto contenido calórico y poco saludable, lo que lleva al sobrepeso y algunas veces obesidad. "Durante mucho tiempo las personas desestimaron el síndrome de alimentación nocturna por no considerarlo real", cuenta Panda. "Estos resultados en ratones sugieren que, de hecho, puede haber bases genéticas para el síndrome".
Los ratones del experimento tenían una versión humana del gen del reloj biológico. Cuando este gen fue silenciado, los animales comieron cuando en realidad deberían estar durmiendo. Las mutaciones en el gen del reloj biológico implicaron trastornos en el sueño, lo que también hizo que los roedores durmieran más.
Los expertos piensan que los genes del sueño y la alimentación trabajan juntos para mantener estos dos ciclos sincronizados. Una falla en cualquiera de los dos puede ocasionar interrupciones en los patrones de sueño y alimentación. Sin embargo, los investigadores no han hecho pruebas para determinar si los humanos con este trastorno tienen la mutación genética que crearon en estos roedores de laboratorio.