Por Andrew M. Seaman
NUEVA YORK (Reuters Health) - Las personas que sufren un accidente cerebrovascular (ACV) por altos niveles de estrés, hostilidad y depresión serían más propensas a padecer esos infartos cerebrales.
En un estudio publicado en Stroke, los autores aclaran que esa tendencia individual no podría atribuirse a los factores de riesgo físicos conocidos, como la presión alta o el tabaquismo.
"Este hallazgo es importante e interesante para la población general porque documenta que las características emocionales y el estrés influyen en la salud cerebral", dijo la autora principal, Susan Everson-Rose, de University of Minnesota, Minneapolis.
Los CDC estiman que, cada año, unos 795.000 estadounidenses padecen un ACV. Una de cada 19 muertes en el país es por un ACV. El tipo más común de este infarto cerebral es el isquémico.
En este tipo de ACV, una obstrucción vascular, generalmente un coágulo, bloquea el flujo sanguíneo, a diferencia del ACV hemorrágico, que se produce por una ruptura vascular. Ambos ACV pueden causar discapacidad o ser letales.
El equipo de Everson-Rose publica que el estrés y las emociones negativas influyen en el riesgo de padecer enfermedad cardíaca. Y aunque las cardiopatías y el ACV comparten varios factores de riesgo, poco se sabe de cómo las emociones influyen en la aparición de un ACV.
Los autores analizaron datos de 6749 adultos estadounidenses de entre 45 y 84 años. Los participantes no tenían enfermedad cardiovascular al comenzar el estudio entre julio del 2000 y agosto del 2002.
El equipo utilizó varios cuestionarios para evaluar el nivel de estrés, los síntomas depresivos, el enojo y la hostilidad al inicio del estudio. Luego, estudió a los participantes durante 8,5 años.
En ese período, se registraron 147 ACV y 48 accidentes isquémicos transitorios (AIT), infartos más leves que producen síntomas similares a los del ACV.
El equipo halló que el estrés, la hostilidad y los síntomas depresivos, pero no el enojo, estaban asociados con un aumento del riesgo de ACV o AIT.
Tras considerar la edad, la demografía y otros detalles de la salud, los autores observaron que los participantes más deprimidos eran un 86 por ciento más propensos que los menos deprimidos a sufrir un ACV o un AIT.
Las personas con más estrés eran un 59 por ciento más propensas a sufrir un ACV que aquellas con los niveles más bajos de estrés. Y los altos niveles de hostilidad duplicaban ese riesgo.
Todos estos resultados se mantuvieron tras considerar los factores de riesgo tradicionales, como la presión alta, el consumo de alcohol excesivo, el tabaquismo y el sedentarismo, además de la inflamación sistémica, que otro estudio había asociado con los ACV.
"Teníamos esta hipótesis, pero me sorprendió ver resultados tan sólidos aun después de tener en cuenta algunos factores de riesgo clásicos", sostuvo Everson-Rose.
FUENTE: Stroke
Estrés, hostilidad y depresión
Las emociones negativas elevan el riesgo de ACV
Las personas con más estrés eran un 59 por ciento más propensas a sufrir un ACV.