Por David Douglas
(Reuters) - Imágenes de resonancia magnética funcional revelan una menor flexibilidad cerebral en los niños con trastornos del espectro autista (TEA), lo que para investigadores estaría asociado con las conductas repetitivas.
Según la doctora Lucina Uddin, "en el día a día, la reducción de la flexibilidad genera problemas cuando los niños con autismo se enfrentan con situaciones nuevas. Saber cómo responde el cerebro en esos escenarios no ayudará a facilitarles las transiciones a esos niños".
El autismo se caracteriza por dificultades sociales y de flexibilidad cognitiva y conductual. Las limitaciones sociales son conocidas, no así sus orígenes neurobiológicos, según publica en Cerebral Cortex el equipo de Uddin, que al momento de realizar el estudio trabajaba en la Facultad de Medicina de Stanford University.
Uddin ahora trabaja en la University of Miami.
El equipo estudió a 17 niños con TEA y a 17 niños con el mismo coeficiente intelectual (CI), pero sin TEA (grupo control).
A todos se le tomaron imágenes cerebrales en reposo y en estados de estimulación durante pruebas de atención social, como el reconocimiento de caras y solución de problemas matemáticos.
En cuanto a las imágenes en reposo, el equipo asegura que "comprender las bases neuronales de la falta de flexibilidad conductual exige un examen paralelo del estado cerebral intrínseco y evocado".
El grupo con TEA respondió tan bien como el grupo control en ambos tipos de pruebas, pero las imágenes cerebrales eran distintas. Los patrones de conectividad cerebral evocada e intrínseca estaban más diferenciados en los niños sin TEA.
El equipo también detectó una correlación entre el grado de falta de flexibilidad cerebral y la gravedad de las conductas restrictivas y repetitivas, como reiterar una rutina u obsesionarse con un tema.
"La gravedad de las deficiencias sociales y comunicativas no estuvo asociada con los estados cerebrales registrados (...) Esto sugiere la existencia de un nexo específico con los síntomas de la inflexibilidad conductual característica del TEA", escribe el equipo.
El coautor del estudio, doctor Kaustubh Supeka, declaró a través de un comunicado que "los resultados ayudarán a los investigadores a evaluar el efecto de las distintas terapias para el autismo que mejoren la flexibilidad cerebral, ya que pasar del reposo a las conductas orientadas a un objetivo sería una buena meta, por ejemplo".
Otro coautor, el doctor Vinod Menon, agregó: "Estamos avanzando en la identificación de las bases cerebrales del autismo y estamos comenzando a detectar los sistemas y los mecanismos de señalización que no funcionan adecuadamente. Esto no permitirá concebir mejores tratamientos y encontrar la manera de modificar la plasticidad cerebral".
Menor adaptación a la novedad
El cerebro de niños autistas es menos flexible
La reducción de la flexibilidad genera problemas cuando los niños con autismo se enfrentan con situaciones nuevas.