E.J. Mundell
Dos nuevos estudios confirman aún más los beneficios sanitarios de la lactancia materna.
Uno sugiere que los niños de seis años que recibieron lactancia materna tienen un riesgo más bajo de infecciones del oído, la garganta y los senos nasales, en comparación con los niños alimentados con biberón, mientras que el otro halla una tendencia similar respecto a las alergias.
La investigación sostiene los "muchos beneficios de la lactancia materna en el periodo inmediatamente tras el nacimiento", afirmó la Dra. Jennifer Wu, obstetra y ginecóloga del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. Wu no participó en los nuevos estudios, pero revisó sus hallazgos.
Los estudios aparecen en la edición en línea del 1 de septiembre de la revista Pediatrics.
Las recomendaciones actuales de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP) instan a las mujeres a amamantar a sus bebés de forma exclusiva los seis primeros meses de vida, y a partir de entonces combinar la leche materna con otros alimentos durante al menos doce meses.
Los dos estudios buscaban determinar si los beneficios de salud de la lactancia materna permanecían durante un periodo prolongado tras la introducción de los alimentos sólidos.
En un estudio, un grupo liderado por la Dra. Ruowei Li, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., observó datos de las visitas al consultorio médico de 1,300 niños de seis años de edad.
En comparación con los niños que no habían sido amamantados durante un periodo largo, los niños que habían sido amamantados durante nueve o más meses tenían unas probabilidades más bajas de contraer una infección en el oído, la garganta o los senos nasales, señaló el equipo.
Por ejemplo, los niños amamantados tenían unas probabilidades un 31 por ciento más bajas de haber contraído una infección del oído en el año anterior, unas probabilidades un 32 por ciento más bajas de una infección de garganta y unas probabilidades un 53 por ciento más bajas de una infección de los senos nasales, halló el equipo de los CDC.
Wu también anotó que "hubo una reducción en las infecciones si las madres habían amamantado, y hubo una reducción más grande dependiendo de qué tanto lo habían hecho".
¿A qué se debe este efecto?
El equipo de Li anotó que "la leche humana es la mejor fuente de nutrición para la mayoría de los recién nacidos y bebés. Además, la leche humana provee protección inmunológica contra muchas infecciones durante la infancia".
El nuevo estudio sugiere que "la lactancia materna podría proteger de las infecciones de oído, garganta y senos nasales mucho más allá de la infancia", añadieron los investigadores.
En el segundo estudio, liderado por el Dr. Stefano Luccioli, del Centro para la Seguridad Alimentaria y la Nutrición Aplicada de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU., observó la tasa de "alergias probables a los alimentos" en niños de seis años.
Hallaron que los niños que habían recibido lactancia materna de forma exclusiva durante cuatro o más meses tenían alrededor de la mitad de las probabilidades de contraer una alergia a un alimento, en comparación con los niños que habían sido lactados durante menos tiempo.
Pero como anotó Wu, el hallazgo tuvo una limitación. "Aunque la lactancia materna no redujo las alergias a los alimentos en las poblaciones en alto riesgo, como las familias que ya tienen antecedentes de dichas alergias, sí hubo una reducción en las poblaciones de bajo riesgo", comentó.
FUENTES: Jenifer Wu, M.D., obstetrician-gynecologist, Lenox Hill Hospital, New York City; Pediatrics, Sept. 1, 2014