Mientras más tiempo tomen el seno los niños, menos probable es que desarrollen cualquier tipo de desalineación de los dientes más adelante, muestra un estudio reciente.
Pero los chupetes pueden negar parte de ese beneficio potencial, aunque los niños tomen el seno, dijeron los investigadores australianos.
"Aunque la mayoría de los beneficios de la lactancia se pueden atribuir a la leche materna, este estudio resalta una de las formas en que la acción de la lactancia en sí imparte sus propios beneficios", señaló la Dra. Joanna Pierro, residente jefa de pediatría del Hospital de la Universidad de Staten Island, en la ciudad de Nueva York.
"Aunque está bien establecido que los bebés que han sido amamantados de forma exclusiva tienen un riesgo más bajo de maloclusión [desalineación] dental, este estudio reveló las diferencias entre los que solamente fueron amamantados y los que reciben sobre todo leche materna", dijo Pierro, que no participó en el estudio.
"Dado que muchos bebés que son amamantados hoy en día se alimentan en parte con leche materna en biberón, esta investigación revela cómo esa diferencia afecta a la cavidad oral", añadió.
Los investigadores, dirigidos por Karen Peres, de la Universidad de Adelaida, en Australia, siguieron a poco más de 1,300 niños durante cinco años, lo que incluyó información sobre su nivel de lactancia materna a los tres meses, al año y a los dos años de edad. Los autores del estudio también preguntaron con qué frecuencia los niños usaban un chupete, si lo usaban, cuando tenían tres meses, un año, dos años y cuatro años de edad. Alrededor del 40 por ciento de los niños usaron un chupete a diario durante cuatro años.
Cuando los niños tenían 5 años, los investigadores determinaron cuáles tenían varias formas de dientes desalineados o afecciones de la mandíbula, lo que incluía mordida abierta, mordida cruzada, sobremordida o una desalineación de los dientes entre moderada y grave.
El riesgo de sobremordida era un tercio más bajo entre los que se habían amamantado de forma exclusiva durante tres a seis meses, en comparación con los que no, mostraron los hallazgos. Si habían sido amamantados al menos seis meses o más, el riesgo de sobremordida se reducía en un 44 por ciento.
De forma similar, los niños que recibieron el seno con exclusividad de tres a seis meses tenían un 41 por ciento menos de probabilidades de sufrir una desalineación dental entre moderada y grave. Dar el seno seis meses o más redujo el riesgo en un 72 por ciento.
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 15 de junio de la revista Pediatrics.
Aunque el estudio halló una asociación entre dar el seno y la salud dental, no probó un vínculo causal.
Pero Peres ofreció algunas explicaciones posibles sobre la asociación.
"Los mecanismos plausibles que podrían explicar la asociación entre la lactancia materna de forma exclusiva y el riesgo más bajo de sufrir [de dientes o de una mandíbula desalineados]... incluyen el desarrollo adecuado de las estructuras orofaciales en los niños que toman el seno, como un tono muscular y una respiración nasal adecuados", planteó Peres. "Además, los niños que toman el seno son menos propensos a usar un chupete, que se considera un factor de riesgo de la maloclusión".
Pierro lo explicó de la siguiente forma.
"A diferencia de tomar el biberón, tomar el seno requiere que el bebé mueva la mandíbula y la lengua de formas que ayudan a desarrollar la cavidad oral", señaló. "Así que mucho antes de que le salga el primer diente, el bebé está creando la base para una alineación adecuada de los dientes".
Los hallazgos también podrían reflejar el efecto de que un bebé realice un ejercicio mandibular regular a través del acto de tomar el seno, sugirió la Dra. Danelle Fisher, vicepresidenta de pediatría del Centro de Salud Providence Saint John's en Santa Mónica, California.
"Tomar el seno requiere el uso de los músculos de la mandíbula más que tomar el biberón, de forma que la mecánica de la lactancia materna estimula el tono muscular en la mandíbula", comentó Fisher.
La mordida abierta, la sobremordida y la desalineación de moderada a grave fueron en general menos comunes entre todos los niños que se alimentaban principalmente del seno, o que lo hacían exclusivamente. Sin embargo, los niños que se alimentaban principalmente del seno pero que usaban chupetes fueron ligeramente más propensos a tener uno de esos problemas de desalineación, halló el estudio.
"Los chupetes se usan para una succión no nutricional, pero cuando se utilizan en exceso pueden ejercer una presión sobre la mandíbula en desarrollo y conducir a más problemas en niños mayores con maloclusión [desalineación de los dientes/mandíbula]", dijo Fisher.
Pero eso no significa que los padres deban tirar los chupetes. La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) recomienda que los padres piensen en usar un chupete en los primeros seis meses de un bebé, porque los chupetes se asocian con una reducción en el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
"La mayoría de los bebés necesitan succionar para sentirse consolados o para una succión no nutritiva", aclaró Fisher. "Los chupetes pueden ser útiles en el periodo de recién nacido, e incluso ayudar a reducir los incidentes de SMSL en los bebés que duermen con ellos".
En lugar de eso, los padres deben simplemente limitar el uso de los chupetes, aconsejó. Además, los chupetes no son necesarios más allá de los primeros 6 a 12 meses, dijo Fisher, de forma que los padres pueden comenzar a dejar de usarlos paulatinamente tras ese periodo.
FUENTES: Joanna Pierro, D.O., pediatric chief resident, Staten Island University Hospital, New York City; Danelle Fisher, M.D., vice chair, pediatrics, Providence Saint John's Health Center, Santa Monica, Calif.; Karen Peres, Ph.D., associate professor, Adelaide University, Australia