Reacción inflamatoria aguda bimodal

El corazón reacciona en dos fases muy diferenciadas tras un infarto

Esto podría modificar el tratamiento según los días desde el evento.

Fuente: Agencia SINC

Un nuevo estudio liderado por investigadores del CNIC derrumba un dogma clásico según el cual tras un infarto existía una reparación progresiva del miocardio. Los resultados se publican hoy en  el Journal of American College of Cardiology y se presentan de forma simultánea en el congreso de la Asociación Americana del Corazón en Chicago.

Científicos de Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han demostrado que el corazón reacciona al infarto de una manera muy diferente a como se pensaba hasta el momento.

Hasta este trabajo, se daba por hecho que inmediatamente tras un infarto se producía una reacción edematosa (incremento del contenido de agua y células inflamatorias) en el tejido infartado y que esta permanecía estable durante al menos una semana con una posterior desaparición progresiva.

Hasta ahora se creía que tras un infarto se producía una reacción edematosa en el tejido infartado y después una posterior desaparición progresiva

El equipo de investigadores, liderados por los cardiólogos Borja Ibáñez y Valentín Fuster, ha hecho uso de la tecnología de imagen más avanzada para demostrar que este dogma clásico es incorrecto y el corazón se activa con dos reacciones edematosas muy bien diferenciadas y separadas en el tiempo.

Este estudio tiene implicaciones clínicas inmediatas que afectan no solo a ensayos clínicos en marcha, sino a futuros estudios que puedan enfocarse en la modulación y posible tratamiento de estas dos reacciones independientes.

Este proyecto es el resultado de una línea de investigación que comenzó hace más de 8 años en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York (EE UU). Durante la realización de un proyecto experimental de imagen en 2007 en la institución americana, el equipo investigador implementó unas nuevas secuencias de resonancia magnética para visualizar el edema post-infarto.

Inicialmente observaron que esta reacción inflamatoria era detectada de manera muy diferente en función del día postinfarto en el que se realizaba el estudio. Como comenta Ibáñez, investigador principal del estudio, “entonces atribuimos estas diferencias a problemas técnicos de la implementación de estas secuencias nuevas de resonancia magnética, ya que el dogma establecido de la reacción del corazón tras un infarto dictaba que ésta debía ser estable durante al menos 10 días”.

Esta observación inicial estuvo siempre rondando en la cabeza de los investigadores y decidieron hacer una evaluación exhaustiva de este fenómeno, dejando a un lado los sesgos de los paradigmas establecidos.

Un modelo similar al humano

El hallazgo principal del estudio es que en un modelo experimental muy similar al humano, el tejido miocárdico tiene una reacción muy exagerada aguda, caracterizada por el desarrollo inmediato de una reacción edematosa que hace que el tejido infartado duplique su volumen en pocos minutos.


Imágenes de resonancia magnética del mismo sujeto en diferentes momentos de la primera semana post-infarto. / CNIC

Según Fernández-Jiménez, primer autor del trabajo, “observar de manera directa en vivo cómo el miocardio infartado duplica su tamaño y tiene una reacción edematosa tan importante te hace comprender de manera visual el conocido daño por reperfusión”. “Una imagen vale más que mil palabras”, añade.

Lo que sorprendió a los investigadores es que esta reacción inflamatoria tan aguda desaparecía en menos de 24 horas, momento en el que ni la resonancia magnética ni la anatomía patológica eran capaces de visualizar restos de esta reacción tan brusca y exagerada.

De manera más sorprendente aún, cuatro días después del infarto, el tejido cardiaco sufre una nueva reacción edematosa/inflamatoria que vuelve a hacerse máxima una semana después del evento.

Cuatro días después del infarto, el tejido cardiaco sufre una nueva reacción inflamatoria que vuelve a hacerse máxima una semana después del evento

La intensidad de esta reacción edematosa a día 7 es tan intensa como en el momento agudo, y por ello si no hubiesen realizado estudios de imagen en diferentes puntos durante esta primera semana, se hubiesen perdido este patrón bimodal y se hubiese continuado creyendo que el dogma clásico es el correcto, comenta Fernández-Jiménez, quien compagina su actividad científica en CNIC con las tareas clínicas en el Hospital Clínico San Carlos.

Origen de nuevos tratamientos

Ibáñez, cardiólogo también del Hospital Clínico San Carlos, comenta que el descubrimiento de dos reacciones diferenciadas y posiblemente de diferente origen abre la puerta a nuevos tratamientos.

“Se deberían aplicar terapias orientadas a bloquear selectivamente una u otra reacción edematosa/inflamatoria en momentos diferentes tras el infarto, algo contrario a lo que se realiza hoy en día, cuando los pacientes son tratados de manera similar durante todo el periodo post-infarto”, en línea con el desarrollo de medicina personalizada.

La posibilidad de ver con resonancia magnética la respuesta a esta posible modulación de estas reacciones sería un hito que ayudaría a una evaluación mucho más directa de los efectos de las terapias.

Para su realización se ha contado con fondos competitivos del Fondo de Investigación Sanitaria del ISCiii (FIS), de la comisión Europea a través de la ITN Cardionext, de un convenio de desarrollo científico con Philips healthcare, y de la Fundación Pro CNIC, que gestiona las aportaciones privadas al CNIC.