Un smartphone en la habitación de un niño podría socavar unos buenos hábitos de sueño incluso más que la televisión, sugiere una investigación reciente.
Un estudio de más de 2,000 estudiantes de escuela primaria e intermedia halló que tener un smartphone o una tableta en el dormitorio se asociaba con menos sueño durante los días de semana y con sentirse somnoliento durante el día.
"Los estudios han mostrado que las pantallas y el uso de pantallas tradicionales, como ver televisión, pueden interferir con el sueño, pero se sabe mucho menos sobre los impactos que tienen los smartphones y otras pantallas pequeñas", comentó la autora líder del estudio, Jennifer Falbe, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de California, en Berkeley.
Las pantallas pequeñas son una preocupación particular porque proveen acceso a una amplia variedad de contenido, como juegos, videos, sitios web y mensajes de texto, que se pueden usar en la cama y retrasar el sueño, advirtió. También emiten notificaciones audibles de los mensajes entrantes que podrían interrumpir el sueño.
"Hallamos que tanto dormir cerca de una pantalla pequeña como dormir en una habitación con una televisión se relacionaban con una menor duración del sueño en los días de semana", anotó Falbe. "Los niños que dormían cerca de una pantalla pequeña, en comparación con los que no, también eran más propensos a sentir como si no durmieran lo suficiente".
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 5 de enero y en la edición impresa de febrero de la revista Pediatrics.
"A pesar de la importancia del sueño para la salud, el desarrollo y el rendimiento en la escuela de los niños, muchos no duermen lo suficiente", lamentó Falbe.
Los niños preadolescentes en edad escolar necesitan al menos 10 horas de sueño al día, mientras que los adolescentes necesitan entre 9 y 10, aconseja el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU.
Para este estudio, los investigadores se enfocaron en los hábitos de sueño de casi 2,050 niños de ambos sexos que habían participado en el Estudio de demostración de investigación sobre la obesidad infantil de Massachusetts en 2012-2013.
Los niños estaban en cuarto o séptimo cursos en una de 29 escuelas. Más de dos terceras partes de los niños eran blancos, y alrededor de una quinta parte eran hispanos.
A todos les preguntaron sobre los dispositivos electrónicos en la habitación, a qué hora se iban a la cama, a qué hora se despertaban, y cuántos días en la semana anterior habían sentido que necesitaban más sueño.
Mientras que los niños con una televisión en la habitación dijeron que dormían 18 minutos menos los días de semana que los que no tenían una televisión personal, esa cifra aumentó a 21 minutos entre los que dormían cerca de un smartphone, independientemente de si también tenían televisión, halló el estudio.
Irse a la cama con un smartphone disponible también se vinculó con un horario para dormir más tardío que tener una tele en la habitación: 37 minutos más tarde, frente a 31 minutos, apuntaron los investigadores.
Y los niños que dormían con un smartphone eran más propensos a sentir que necesitaban dormir más de lo que dormían, en comparación con los que no tenían un smartphone a la hora de irse a la cama. Esa percepción de un sueño o un descanso insuficientes no se observó entre los niños que solo tenían una televisión en la habitación.
Entonces, ¿qué puede hacer un padre del siglo XXI?
Establecer unas normas básicas sobre la tecnología podría ayudar a fomentar unos patrones de sueño más saludables, sugirió Falbe.
Por ejemplo, los padres pueden crear "toques de queda" para los dispositivos electrónicos, limitar el acceso general al tiempo con pantallas, y/o prohibir la televisión y los dispositivos con internet en la habitación del niño, planteó.
"Aunque se necesitan más estudios para confirmar estos hallazgos, nuestros resultados ofrecen un respaldo adicional a las recomendaciones actuales de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) de que se debe aconsejar a los padres que fijen unos límites razonables pero firmes respecto al uso de sus hijos de los medios de comunicación", aseguró Falbe.
El Dr. David Dunkin, profesor asistente de pediatría de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, se mostró de acuerdo.
"Hay muchos datos convincentes de que las pantallas pequeñas trastornan a los ciclos del sueño, tanto en adultos como en adolescentes", anotó. "Y eso podría tener un impacto sobre la salud a largo plazo. Se necesitan más estudios para observar todas las variables en conjunto".
Mientras tanto, dijo, los pediatras deben compartir y respaldar los consejos de la academia al hablar con los padres sobre la presencia de las televisiones y las pantallas pequeñas.
FUENTES: Jennifer Falbe, Sc.D., M.P.H., division of community health and human development, school of public health, University of California, Berkeley; David Dunkin, M.D., assistant professor, department of pediatrics, Icahn School of Medicine at Mount Sinai, New York City; February 2015, Pediatrics.